El 2016, y con platas entregadas por el Estado de Chile al medio millón de estudiantes beneficiados con la Beca de Alimentación para la Educación Superior (BAES), los jóvenes compraron con sus tarjetas Junaeb más de 21 mil millones de pesos en comida chatarra.
Si bien la comida rápida puede funcionar a la perfección como un contundente bajón, es bien debatible si es que es una buena base nutricional para el almuerzo de un estudiante. Aunque obviamente es una decisión personal qué y dónde se come (hasta por ahí nomás porque obviamente tu poder adquisitivo también lo define harto), es bien cuestionable que el subsidio estatal fomente que los universitarios becados se alimenten con, digámoslo, mierda. Sobre todo en un país que lidera los ranking mundiales en obesidad y sobrepeso infantil.
La olla la destapó El Mercurio el domingo pasado con un reportaje y la verdad es que el olor que salió no fue precisamente el de una cazuela sino a baño de mall, y la conclusión que de ahí se extrae es tan sencilla como que armar una mejor oferta de menú para los beneficiarios de la beca BAES es más caro y por ende no se hace.
A continuación te explicamos con monitos y dibujos cómo se están alimentando buena parte de los estudiantes chilenos.