Puede que la religión Bahai y su templo a lo Game of Thrones sea un aporte para generar más likes en tus redes sociales, pero no a que encuentres la paz interior que -supuestamente- buscas.

Como en Instagram todo ocurre de forma repentina y en masa  -primero fueron fotos de gente en la cumbre del cerro Manquehue y luego, de los tragos hechos con Aperol Spritz- pude ver como desde el año pasado la tendencia fue en torno al templo Bahai de Santiago. 

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Fui hasta Peñalolén pensando que encontraría la paz interior en una religión con un background bastante positivo a diferencia de lo que viví en mi infancia religiosa repleta de culpa.

A través de varios folletos que te entregan en la entrada del recinto, se explica que la religión Bahai  rechaza todo tipo de prejuicios y confía ciegamente en la bondad inherente que todo ser humano posee en su corazón; además, incentiva los matrimonios entre diferentes razas y promueve el empoderamiento de la mujer. Como si el panorama no pudiese ser mejor, no hay misas, ni sacerdotes y por ende tampoco hay confesiones o castigos impuestos mediante la culpa.

En una generación como la nuestra, la fe Bahai parece llenar los espacios que los dogmas impuestos por nuestros padres no pudieron cumplir y pareciera que finalmente estamos frente a un credo de unión universal de tolerancia y amor.

Pero no es así.

Le fe Bahai está repleta de contradicciones que intentan llenar los espacios de intolerancia que otras religiones monoteístas como el judaísmo, cristianismo y el islam presentan con un discurso que carece de lógica y sentido común.

Partamos por el primer propósito y enseñanza del credo, donde además del desarrollo de cualidades espirituales se incentiva el respeto y conservación del medio ambiente. ¿Cómo se explica entonces que para la construcción del templo se tuviera que literalmente destruir medio cerro precordillerano para llenarlo de autos y buses además de introducir especies vegetales con el único y egoísta propósito de hacer el entorno más cómodo para sus visitantes?

La guía del lugar me comentó que la fe Bahai señala como principio básico la eliminación de extremos de riqueza y de pobreza y que el templo fue construido por donaciones anónimas de los propios feligreses. Sin embargo, la mole que parece escenografía de Games Of Thrones y que claramente costó millones de dólares se emplaza en la comuna de Peñalolén donde el 10% de su población es pobre y presenta otras prioridades bastante obvias y que no vale la pena mencionar ¿Si sus principios básicos son velar por la equidad no hubiese sido optar por aportar a la comuna entonces? 

La misma guía que me habló sobre las ventajas de no tener un sacerdote, ni ritos o misas, comentó que si bien tampoco existe el equivalente a una Biblia o un Corán, diferentes textos recopilan las enseñanzas de su líder, Bahá´u´Llah. Uno de estos textos es el Aqda, donde señala de forma específica que se desaconsejan las relaciones pre maritales y que el fin de la unión entre dos personas es tener hijos, rechazando claramente a las parejas del mismo sexo. Es más, la misma orientadora señaló que “tenía muchos amigos gays” y que no apremia a la persona, si no al estilo de vida. Así tal cual.

Dentro del Aqda también se dan instrucciones para el mes de ayuno que ninguno de los chilenos estaría dispuesto a realizar y por eso dentro del tour no es mencionado; el empoderamiento de la mujer también tiene defectos ya que el sistema de herencia es diferente para ellas. Los matrimonios deben ser aprobados por todos los miembros de la familia y el divorcio es válido un año después de concretarlo porque se deja este espacio en caso de una posible reconciliación (sea cual sea el motivo).

La religión Bahai critica de forma indiferente lo que otras religiones deberían hacer implementando normas que finalmente y al no estar regluadas por un líder, son imposibles de aplicar. 

Mucha gente me comentó que visitó el santuario por el valor arquitectónico del lugar pero dentro del templo vi a muchas parejas regaloneando, personas cargando su celular, tres bendiciones corriendo y otras dos llorando. Fuera del reciento había más gente: unas 40 personas. Todas ellas tomándose fotos con palitos selfies e incluso vi unos tipos en el estacionamiento comiendo hand roll y fumando la weed.

La religión Bahai es consciente de la atracción que generan sus templos como método para atraer a nuevos feligreses (y por ende, contribuyentes). Al ser una religión nueva, entiende las diferentes corrientes sociológicas de la actualidad donde el embellecimiento de nuestras redes sociales es mucho más importante que buscar nuestra espiritualidad (causa que se técnicamente se da por perdida el día de hoy).

Por eso piénsalo dos veces: quizás una selfie en este lugar va en contra de lo que realmente crees, o simplemente no te importa nada de lo anterior.