por Agustín Correa, Gerente de Nuevos Negocios de TriCiclos
Por el entorno que nos toca trabajar en TriCiclos nos vemos enfrentados continuamente a la conversación, para algunos dicotómica, de que podría significar el desarrollo verde futuro cuando estamos en la ya acuñada “nueva normalidad”. Sin embargo, para muchos de nosotros el efecto acentuado de esta crisis es una cara distinta de una misma moneda que veníamos advirtiendo y se llama modelo productivo lineal.
En estos días hemos visto una plétora de columnas y artículos sobre estos temas, tanto a nivel local como internacional. En lo personal creo que, una de las más recomendables es “8 Lecciones Emergentes: Desde el Coronavirus a la Acción Climática” escrita el 16 de marzo (hace ya bastante tiempo en escala covideana) por Otto Scharmer y que sigue dando en el clavo con sus lecciones y presagios.
En esta, el autor nos invita a plantearnos la siguiente reflexión:
“Si dejamos de lado todo lo que no es esencial, ¿qué queda?” y, automáticamente, nos lleva a conectarlo con una frase de uno de los diseñadores más influyentes de nuestra era, Dieter Rams, quien señala: “No hay futuro con tantas cosas redundantes”.
Futuro, resiliencia, agilidad son los conceptos claves para ir cocinando nuestro modelo de innovación de emergencia. Para cada uno de ellos hay respuestas bien fundamentadas en la teoría y en la práctica. Hacer ejercicios de diseño especulativo es una gran herramienta para poder navegar la ambigüedad que estamos viviendo, esto significa investigar, conectarse con lo profundo de las aspiraciones de las personas y proponer una visión nueva del futuro para este mundo post Covid19.
Existe un fenómeno sicológico que se llama “Tensión Creativa” y se refiere a nuestra hambre de crear nuevos escenarios favorables futuros bajo periodos de estrés. El rescate de los 33 mineros fue un ejemplo perfecto del efecto que tiene este fenómeno entre equipos, donde muchas genialidades lograron la hazaña creando recordados elementos: el “gallófono”, las “palomas”, la “araña” y la famosa cápsula Fénix.
Hoy, en el campo médico, está ocurriendo lo mismo, por lo que, si hacemos una analogía, sabemos que tenemos que desarrollar activamente ese pensamiento lateral para identificar problemas actuales y futuros para proponer soluciones concretas a estos desafíos.
Ahora, si esta dinámica la llevamos a una problemática que venimos arrastrando como lo es el temido y ninguneado cambio climático, la Economía Circular aparece como el nuevo estándar para aplanar otra curva que podría ser incluso más peligrosa en el largo plazo.
Otro gran pensador de nuestra era y padre de la Economía Circular, William McDonough- en su libro “De la cuna a la cuna”-propone que la forma de productos y sistemas debe seguir a la evolución y no sólo a la función (otro guiño a Rams).
Entonces pareciera que la invitación es una: ponernos unos binoculares potentes y hacer el ejercicio de pensar en cómo se ve un futuro con interacciones humanas más limitadas, obligados a ser respetuosos con el medio ambiente y poniendo a las personas en el centro del desarrollo, para finalmente preguntarnos ¿Qué efectos va a tener en mi industria?
¿Con qué alianzas, canales, infraestructura y productos cuento en mi caja de herramientas? Y a partir de estas respuestas seguir reflexionando
¿Qué puedo hacer hoy para sembrar y conseguir abundancia futura, sin morir en el intento?