Frente al Estado de excepción constitucional decretado por la propagación del COVID-19 en Chile, el aislamiento social se presenta como un requerimiento crítico para los 2,8 millones de personas que superan los 60 años, producto de los riesgos para su salud. Sin embargo, poco se dice de los cuidados para adultos mayores que padecen algún tipo de demencia.
El Plan Nacional de Demencias del Minsal señala que en el país viven 200 mil individuos con algún tipo de demencia y su impacto repercute en alrededor de 800 mil personas, principalmente familias y/o cuidadores. Además, el tratamiento implica una inversión de 6,6 millones de pesos anuales por paciente, con el fin de cubrir gastos médicos, exámenes, remedios y cuidados especiales, que principalmente son asumidos por mujeres.
Para la directora de Investigación de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile, Silvia Núñez, “no solo hay problemas sociales o de atención para los adultos mayores, sino también de relación con la comunidad y sus familias. Es fundamental analizar qué sucede en casos de demencias, donde los cuidados son aún más complejos”.
Adultos mayores, demencia y cuarentena: un desafío transdisciplinar
Las personas con demencia pueden tener dificultades para comprender la epidemia y adaptarse a los cambios de su rutina producto del aislamiento social. Además, se suman nuevos desafíos para sus cuidadores, ya que cuentan con menores posibilidades de compartir el cuidado con sus redes, pudiendo afectar su salud mental.
Frente a este escenario, la neuróloga de la Red Trandisciplinaria sobre Envejecimiento de la Universidad de Chile, Andrea Slachevsky, explicó que este periodo puede causar conflictos significativos. “Es importante tener en cuenta el bienestar de pacientes y cuidadores, pues el cambio de rutina es difícil de comprender. Se puede presentar desorientación y trastornos de conducta, como irritabilidad, ansiedad, cambios de humor y dificultades en el sueño”, señaló.
“Se estima que uno de cada tres chilenos sufrirá este tipo de enfermedades en su vida. Es muy probable que, tras la cuarentena, muchos adultos mayores presenten rasgos primerizos de deterioros cognitivos. Estos deben ser reconocidos y atendidos”, explicó la neuróloga.
Felipe Salech, también investigador de la Red, advierte sobre el delirium. “Esta patología es muy frecuente en la vejez, presente entre un 10 y 30% de la población. Se traduce como un síntoma anexo de que algo les sucede en el cuerpo o alguna enfermedad y se representan de manera atípica a través de síntomas muy similares a los de la demencia. Este trastorno puede que tenga una gran aparición en los procesos de cuarentena, ya que muchas de las personas con esta enfermedad deberán verse enfrentados a un cambio de rutina e, incluso, a ajustes de sus dosis de medicamentos”, comentó el especialista, agregando que episodios de verborrea o cambios conductuales deben ser observados por cuidadores y familiares.
Recomendaciones para nuevas rutinas de pacientes:
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Actividad física en casa.
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Actividades recreativas.
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Redes de contención por contacto telefónico.
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Espacios con buena luminosidad.
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Si hay complicación de salud, consultar al médico antes de acudir al centro asistencial.