Frente a un futuro cada vez más difícil para las mujeres y disidencias sexuales es importante que los feminismos sigan multiplicando sus potencias de infiltración en todos los espacios que puedan. El teatro es uno de ellos.
Por Jorge Díaz
El horroroso empalamiento en Argentina de la joven de 16 años Lucía Pérez fue la llama que detonó el movimiento #NiUnaMenos el año 2016, el brutal caso de Nabila Riffo a quién su pareja le arrancó los ojos en el sur de Chile, la liberación de testimonios de abuso y acoso sexual de actrices vinculadas al mundo del cine y la televisión como los expuestos en el caso del cineasta chileno Nicolás López, los múltiples y cruentos tormentos que han tenido que vivir niñas recién nacidas por parte de sus padres que las asesinan, los abusos sexuales y su encubrimiento en distintas Universidades; las tomas y paros en colegios, liceos y universidades exigiendo educación no sexista, las masivas marchas que con su iconicidad política cambiaron las estéticas de la protesta, generaron que este año 2018 el feminismo resurgiera con un vigor y un compromiso poco visto en los últimos años.
Se generaron múltiples encuentros, debates, acciones, marchas y escritos que impulsaron la palabra feminista expandiéndola por todos los límites de lo cotidiano, desde el trabajo, la universidad, la calle, los centros culturales, museos y sindicatos.
Pareció que la potencia política de la lucha anti-dictatorial del feminismo de los años 80 volvió a exhibir la energía contestataria que fue tranquilizada en los años de la transición. Tener a importante parte la curia católica expulsada de sus cargos por parte de la máxima autoridad de la iglesia debido a los escandalosos casos de pedofilia y abuso infantil, generó un terreno propicio para que los feminismos en toda su capacidad abarcadora llenaran las casas, las aulas, los teatros y sus escuelas donde se vivieron redefiniciones de enseñanza.
Todo esto se llamó “Mayo feminista” y hoy, desde el final del año, podemos leer con más calma ante un momento mucho más amenazador. Porque no se vive en la excepción. Estamos en un actual momento de recrudecimiento de las políticas conservadoras en sudamérica como el trágico caso de Bolsonaro en Brasil, un conservador y homofóbico que llegó a ser presidente de ese país donde defensores del ideario heterosexual ya han asesinado a varios disidentes del género de manera escandalosamente cruel, queriendo dar una imagen ejemplificadora. Macri en Argentina rigidiza la discusión sobre aborto al mismo tiempo que recorta los presupuestos y elimina ministerios. Piñera en Chile se encarga día a día de menospreciar los aportes del feminismo en la educación y el lenguaje y da pie a una avalancha sexista y conservadora como su proyecto “aula segura” que pretende segregar a estudiantes bajo el peligro de la insurrección.
Frente a un futuro cada vez más difícil para las mujeres y disidencias sexuales es importante que los feminismos sigan multiplicando sus potencias de infiltración en todos los espacios que puedan.
No hay que amainar las olas que desataron potencias de transformación de nuestro cotidiano. Seguir con su creatividad en todos los espacios parece ser la única solución que tenemos. El teatro como una partícula amplificadora de la realidad es uno de los lugares que no debemos jamás soltar porque de hecho, la puesta en cuestión del “maestro” y su jerarquía sirvió mas que nunca para patentar el machismo y abuso del acoso masculino en el que vivimos.
La compañía teatro La Comuna este año cumple ya ocho años acentuando su trabajo en la discusión sobre cómo aparecen los géneros sexuales en la escena, planteándose preguntas que van desde la representación masculina de las historias lineales y su menosprecio a la cultura popular (“Das Modell, entrevista intima con Claudia Schiffer”, 2013) hasta cómo un desnudo puede significar erotismo y repulsión (“Petra, espacios domésticos de dominación”, 2017).
La compañía acaba de estrenar su último trabajo “Nómadas, no caminamos solas” que es una adaptación personal y onírica de la premiada película “Thelma & Louise” protagonizada por las reconocidas actrices Geena Davis y Susan Sarandon. Es importante destacar que la aparición de la película el año 1991 significó un remezón a cómo operaba la industria del cine de Hollywood, al poner en pantalla por primera vez a dos mujeres protagonistas en una “road movie” donde ambas arrancan por el desierto luego de asesinar a un hombre que intentaba violarlas.
La película se ha convertido con los años en un ícono del feminismo e inclusive han existido distintas versiones en cine y teatro a través de los años como la controvertida película “Baise moi” (“fóllame”) del año 2000 donde la escritora Virginie Despentes construyó su guión a partir de las películas pornográficas punk y que desató polémicas por la agresividad de sus imágenes.
“Thelma & Louise” fue una de las primeras películas cuyo guión fue escrito por una mujer (Callie Khouri) y también, una de las únicas donde ambas protagonistas deciden suicidarse tirándose por un barranco en el auto que las conducía a la libertad, luego de estar siendo perseguidas por la policía. En esta versión de “Nómadas, no caminamos solas” escrita y dirigida por Diego Agurto y localizada geográficamente en el norte de Chile, dos mujeres se encuentran arrancando de un supuesto crimen por el desierto, hasta donde llegan gitanas, taxistas, mujeres y niños muribundos que les recuerdan como en un sueño o una pesadilla, que las mujeres están siempre arrancando de un rol social impuesto y que la única posibilidad que tienen para sobrevivir es cruzar fronteras.
“Nómadas, no caminamos solas” hace propia la consigna del feminismo que dice que para hacer una revolución se requiere de al menos una amiga con quien luchar.
Esta obra pretende ampliar las posibilidades del teatro al incorporar elementos del cine y particularmente de la cámara como propuesta de montaje. Esto porque la cámara permite enfocar primeros planos, permite ver cuando un ojo se asusta o cuando un sutil movimiento del cuerpo manifiesta terror o incomodidad.
Esta versión escrita por el dramaturgo disidente sexual Diego Agurto y con el implicado trabajo en escena de la cámara de la cineasta Wincy Oyarce, director de películas como “La última vedette”, “Empaná de pino” y “otra historia de amor” generan un ambiente que cuestionan lo real de la representación porque el montaje es la puesta en escena de la ficción a la vez que la grabación de la película que vemos mientras estamos en la sala. Con un arte que recupera las culturas andinas del norte de Chile, el montaje se arriesga a confundirnos entre las realidades que crea al unísono. Muchas veces durante la obra lxs actorxs representan a varios personajes del peregrinaje onírico o pesadillezco de Thelma & Louise por un desierto del que quieren escapar insistentemente, mostrando una vez más que la capacidad plástica y el talento intepretativo de la compañía es una de sus fortalezas.
Si el desierto es la imagen mas viva del desamparo, la desprotección y la soledad, tanto en lo geográfico como en lo político (recordemos el caso de las niñas asesinadas en Alto Hospicio que nadie buscó sino hasta mucho tiempo después de la desaparición) estas protagonistas locales de “Nómadas, no caminamos solas”, dos mujeres que están en medio de un camino extraviado, tienen que hacer frente al ejercicio de construir una historia rodeada de cámaras, personajes extrafalarios y una producción de imágenes del norte de Chile para escapar de su realidad de mujeres perseguidas. El problema es que como ellas mismas dicen “al otro lado de la frontera, hay otra frontera y luego otra y otra”. Habrá que pensar en el feminismo como guía, en el teatro como posibilidad y en lo colectivo como fin para habituarnos que nunca hay final y que la vida de las mujeres y los disidentes sexuales se vive entre fronteras que hay que desafiar siempre.
Todas las fotos por Diego Argote
Coordenadas
26 de octubre al 25 de noviembre.
Viernes y sábado 21 h, domingo 20 h.
Gral. $6.000, Est. y Sidarte $3.000, adultos mayores $4.000. Preventa $3.000 hasta 19 de octubre en el siguiente link.
Parque Forestal s/n. Metro Estación Baquedano
Alternativas de estacionamientos pagados en Bellavista 052 y ciclovía que llega directo a la puerta.