Los expertos estiman que el mercado negro en este ámbito mueve cerca de 23.000 millones de dólares solo en el país lationamericano, una realidad que pone en riesgo la supervivencia de las más de 63.000 especies que habitan en el territorio. En palabras de los especialistas que atienden a los animales rescatados,  “la mayoría llegan semi muertos o con muchas falencias clínicas”.

Sin duda alguna, Latinoamérica es uno de los territorios más llamativos para el resto del mundo en cuanto a su riqueza natural y animal. Y dentro de este sector, Colombia es una de las naciones que atrae más turistas de otros países.

Según informaciones reunidas en un artículo del diario El País, es el segundo país más biodiverso del planeta, pero a pesar de que su flora y su fauna son una de sus principales atracciones para quienes quieren disfrutan de estos aspectos, también lo es para quienes se aprovechan de ellos para ganar dinero en su desmedro.

El tráfico de animales exóticos es uno de los tres negocios más lucrativos del mundo, mientras que se estima que en Colombia se mueven aproximadamente 23 mil millones de dólares en este ámbito, una situación que amenaza la riqueza natural de la nación.  

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Entre los animales más cotizados por contrabandistas ilegales, se encuentran desde reptiles hasta distintos tipos de aves, felinos y simios, los cuales se posicionan en medio de una variedad de 63.300 especies.

Según datos reunidos por el citado periódico, solo en 2021 las autoridades incautaron 20.000 de ellas, mientras que animales como las guacamayas podrían costar hasta 15 mil dólares y los monos de cabeza blanca unos 10 mil. Asimismo, reportaron que la gran mayoría de los compradores provienen de Estados Unidos, Europa y Asia.

En palabras de una representante del Programa de Combate al Tráfico de Vida Silvestre de WSC, quien prefirió no revelar su identidad a El País, “aunque se ha trabajado mucho en el decomiso, este tráfico no recibe la misma atención del gobierno que las drogas. Aún hace falta un buen registro de datos, más recursos y personal más cualificado”.

Y junto con ello, profundizó en que “tenemos que dejar de asociar esta práctica con lo cultural. Es un delito y tiene un impacto enorme en la economía, la biodiversidad y las propias comunidades”.

Por otro lado, uno de los representantes de las Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible (CAR) en Cundinamarca, Carlos Bello, declaró al diario español que “cuando los ejemplares están bonitos, los mantienen en cautiverio o los venden. A nosotros nos llegan cuando están ya en las últimas”.

En este sentido, detalló que en 58 operativos que realizaron durante el 2021, rescataron 611 animales de 176 especies distintas, de las cuales 17 se encuentran entre las 100 más invasoras del planeta. En palabras de Bello, “tenemos que encontrar la forma de desactivar esta práctica como un negocio”.

Julio Oyola es veterinario y coordinador del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Según manifestó al citado medio, los casos de tráfico de animales están aumentando, mientras que una vez que las especies son decomisadas a los traficantes, son tratadas por él para evaluar su salud.

 “La mayoría llegan semi muertos o con muchas falencias clínicas. Se les nota desnutridos, improntados –con comportamientos humanos atípicos en su especie– o con claras señales de haber estado bajo hacinamiento. Llegan en condiciones deplorables”, declaró, mientras que su colega, la veterinaria Camila Nieto, añadió que los procesos de rehabilitación “son extremadamente lentos” y que “es horrible pensar que estos animales comparten historias de vidas durísimas por decisiones humanas”.

Aun así y a pesar de sus reportes, los expertos afirman que el negocio ilegal en torno a la venta de animales exóticos es más grande que lo que indican los datos oficiales.