No estamos hablando de un dilema ético: realmente usan aceite de motor para darle brillo a la comida rápida y tampones para mejorar su aspecto.
Sabemos que la publicidad funciona proyectando toda la creatividad que otorga la imaginación humana en productos de consumo que nos encantan y pensamos que necesitamos. Sin embargo, también somos conscientes que en la mayoría de los casos las maravillas que vemos en las revistas o televisión difieren mucho (muchísimo) del producto real.
Pero eso no implica que dejemos de caer en estos trucos.
¿Cuántas veces rogamos por ese juguete que se retorcía de cosquillas solo para descubrir que era un armatoste de cables pesadísimo? ¿O que esas barbies voladoras terminaban requebradas y con una esperanza de vida de dos meses luego de hacerlas girar tal como se veía en el comercial?
Pero el caso de la comida es excepcional: a todos se nos hace agua la boca cuando vemos nuestros platos favoritos humeantes y apetitosos por televisión a pesar de que en la práctica, tendremos una hamburguesa achurrascada y pequeñita en nuestras manos.
Esto hace que nos preguntemos ¿Por qué los chefs no pueden cambiar sus recetas para que el producto se vea tal como en la publicidad? Y bueno, si no ha pasado es porque la industria utiliza métodos muy poco ortodoxos para darle color a la comida. De hecho, la transforman en algo tóxico para el consumo humano, así que no lo intentes si por cosas de la vida te encuentras frente a una mesa de comida publicitaria en plena producción.
La página Blossom dejó en evidencia los trucos publicitarios más usados para darle consistencia, color e imagen a esa comida que tanto ansiamos probar.
En primer lugar, los panqueques en su versión gringa -esas torres interminables de masas acompañadas de jarabe- se ven de tal manera porque hay cartones entre medio de sus capas para darles volumen y la sensación de que son más inflados. Además, el jarabe que chorrea sensualmente por la masa es aceite para motor -que no se absorbe en la comida como sucede con el jarabe de mesa-.
En fin, el video demuestra todas las técnicas que utiliza la publicidad para despertar tu hambre, y resulta un poco contraproducente que la comida que se ve más rica es justamente la que no podemos comer.
Revisa el video a continuación para que nos desilusionemos todxs.