En resumidas cuentas lo que pasó ayer no es más que otra declaración golpeada en la cabeza e ignorante cortesía Donald Trump, partiendo de la base de que no cree en el calentamiento global.

por Andrés Pirazzoli *

Este 1 de junio de 2017 se crispó un poco el clima global. El mundo entero se congregaba tras las pantallas para seguir el mediático anuncio que haría Trump respecto de su decisión de denunciar el Acuerdo de París sobre cambio climático.

En un discurso obsoleto, reiterativo y plagado de mentiras, haciendo gala de hechos alternativos y slogans populistas de campaña, el actual Presidente de Estados Unidos anunció con ambigüedad la denuncia del tratado.

“Es injusto para los americanos” espetó, obviando convenientemente los más de 150 años que EE.UU. y el mundo desarrollado lideraron emitiendo gases de efecto invernadero sin límites, causando graves daños en los países más vulnerables y que casualmente han aportado menos al problema global.

“Nos retiraremos del acuerdo, porque fue mal negociado por Obama, o lo volveremos a negociar…”. No parece haber expertos asesorando a la Casa Blanca por estos días, porque la denuncia es un proceso que tiene plazos regulados por el propio tratado y la Convención de Viena sobre el Derecho de los tratados, y la posibilidad de negociar de nuevo… ¡no existe!

El Acuerdo de París tardó más de 20 años en negociarse, por la complejidad del desafío que pretende abordar: responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas. Al centro del acuerdo, la estabilidad del sistema climático mundial y la justicia.

La manera en que fue resuelto por los 195 países que lo adoptaron apuntó a hacerse cargo de la diversidad de realidades, cautelando por sobre la ambición de las metas INICIALES, una participación universal sujeta a mecanismos de revisión y aumento sostenido de la ambición en ciclos periódicos y consecutivos de cinco años.

Es cierto que la suma de las metas iniciales -llamadas “contribuciones nacionalmente determinadas” (NDC por sus siglas en inglés)- no alcanzan a mantener la temperatura bajo los límites a que aspira el Acuerdo: controlar el aumento de temperatura bajo los 2ºC respecto a niveles pre-industriales, y lo más cercano a 1.5ºC lo antes posible y alcanzar un pico de emisiones antes de 2050, buscando llegar a un balance 0 o #NetZero hacia el fin de siglo. Para un análisis más robusto que las palabras al voleo, recomendamos consultar acá y acá donde expertos internacionales intentan comparar la amplia gama de compromisos, formatos y números para entender la trayectoria actual de emisiones.

Esto no debe sorprendernos ya que es justamente la característica del tratado que permitió en definitiva su adopción generalizada: la autodeterminación de esfuerzos. Esto no le resta efectividad al acuerdo, ya que en sus reglas quedó explícitamente definido un sistema quinquenal iterativo y periódico de revisión de los esfuerzos (llamado balance mundial de emisiones o GST por sus siglas en inglés) y un sistema de ejecución que si bien es “facilitativo” no sancionatorio, tiende a ejercer presión de pares.

Tomemos por un momento como veraces las declaraciones del país del águila: la voluntad de retiro del tratado es real y seria. En este caso, las autoridades estadounidenses deben ceñirse a lo dispuesto en el artículo 28 del Acuerdo de París: “Cualquiera de las Partes podrá denunciar el Acuerdo mediante notificación por escrito al Depositario en cualquier momento después de que hayan transcurrido tres años a partir de la fecha de entrada en vigor del Acuerdo para esa Parte. Cursado dicho trámite, la denuncia surtirá efecto al cabo de un año contado desde la fecha en que el Depositario haya recibido la notificación correspondiente o, posteriormente, en la fecha que se indique en la notificación”.

El presidente estadounidense ofuscado espetó ayer: “No queremos que el mundo siga riéndose de nosotros…..” ¿Habrán pensado Obama, Xi Jinping, Merkel, Hollande y todos los líderes progresistas involucrados en este proceso histórico, en la posibilidad de que el actual presidente fuera electo y quisiera echar su trabajo por tierra? ¡Yo creo que si!

Los equipos jurídicos de las delegaciones involucradas en la negociación gastaron muchas horas y dinero en estudios que analizaron cada aspecto técnico del instrumento, y en particular analizaron las facultades de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de EE.UU. para adoptar acuerdos de manera ágil y definitiva (en EE.UU. el Acuerdo de París se aprobó sin necesidad de pasar por el congreso, haciendo uso de los “executive powers” del Presidente estadounidense).

El artículo 28 también contempla la denuncia vía retiro de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), norma marco del Acuerdo de París que la implementa. Esta denuncia, si bien está contemplada en el acuerdo, no fue comunicada como alternativa por la Casa Blanca en sus declaraciones de ayer… ¿Entonces?

Volvamos a las declaraciones de la Casa Blanca: “Nos retiramos del acuerdo….. o volveremos a negociarlo”. ¿Se puede? La Secretaría de la CMNUCC reaccionó de forma inmediata a estas declaraciones, desmintiendo esta burda posibilidad: el tratado NO PUEDE SER RENEGOCIADO EN BASE A LA SOLICITUD DE UNA SOLA PARTE. Fuente.

Me parece que la respuesta es bastante clara y va aún más lejos: no solamente no puede renegociarse, sino que goza de profunda credibilidad, ya que fue un esfuerzo de todas las naciones y es apoyada por una creciente ola de negocios, inversionistas, ciudades, estados, regiones y ciudadanos.

En síntesis, faltó a la verdad la casa blanca, y de forma grosera.

Para una revisión pormenorizada de las “imprecisiones”, “datos alternativos”, “pos-verdades” les propongo revisar el trabajo de colegas brillantes cuyas reacciones no se dejaron esperar:

Las falacias en torno al Fondo Verde del Clima son descritas impecablemente por Karen Orenstein de Amigos de la Tierra.

Las falacias en torno a la supuesta pérdida de empleos, es desmitificada con datos duros por nada menos que el Financial Times.

Para entender la profundidad de las conclusiones científicas que la Casa Blanca escoge caprichosamente ignorar, y el arduo recorrido diplomático que vio nacer al Acuerdo de París con esfuerzos de 195 países, recomiendo revisar el impecable artículo del NY Times de autoría de Bill McKibben.

Incluso el Kremlin ha manifestado su apoyo inequívoco a la implementación del Acuerdo de París, en una actitud progresista sin precedentes.-

“No fui elegido para representar a los ciudadanos de París sino de Pittsburg” otra falacia, ya que no fue el candidato mayoritario en dicho Estado, cuestión que el Alcalde demócrata de dicho estado se apresuró en aclarar.

En síntesis, mientras no haya un documento de EE.UU. indicando que se retira, tenemos que tomar ésta como otra de sus declaraciones polémicas. No hay ningún efecto jurídico. Hay que poner paños fríos y esperar que la documentación oficial llegue, y creo que no llegará, o sí, pero muy al final de su gobierno.

* Abogado de la Universidad de Chile y Master of Environmental and Natural Resources Law de la University of Oregon en E.E.U.U. Es actualmente consultor experto en instrumentos de precio al carbono en el proyecto Precio al Carbono Chile (PCC) alojado en el Ministerio de Energía. Ha trabajado también para el Gobierno de Chile como experto en negociaciones internacionales en materia de cambio climático y el proceso CMNUCC. Lideró el equipo de expertos técnicos que asesoraron a Chile y otros 7 países en la adopción del Acuerdo de París (AILAC). Sus principales intereses son el diseño e implementación de herramientas legales y participativas para el desarrollo sustentable y compatible con el clima.