Por Javiera Irarrazaval

Fernanda Maciel de 21 años, estuvo desaparecida 499 días. Su cuerpo con 7 meses de gestación, fue encontrado bajo cemento y cal a 70 centímetros de profundidad en una bodega en Conchalí. Hasta ahora el único detenido y formalizado por el hecho es su Felipe Rojas. Se le imputan los delitos de homicidio calificado, aborto e inhumación ilegal

El 27 de junio de 2019, 24 horas emitió en pantalla “Qué tanto conocemos la personalidad de Fernanda Maciel”, siendo, a lo menos, poco empáticos con el dolor de una familia, compartiendo algo íntimo de su vida sin siquiera revisar el código de ética periodística y los nuevos estatutos del manual en contra de la violencia de género de la CNTV.

Al publicar este tipo de contenido, el medio dio por hecho que el contexto social de Maciel fue el responsable de su homicidio, al igual que su entorno, incidiendo en una doble victimización, al poner en juicio su verdad y la de miles de mujeres que por este tipo de conductas, evitan denunciar ser victimas de violencia por miedo a no ser escuchadas, por sentir terror a que no les crean lo que están viviendo.

El reportaje acerca del informe psicológico de Fernanda Maciel cayó en una doble victimización, un proceso en donde la víctima (o su familia en este caso) experimenta una nueva violación a sus derechos; cuando diferentes instituciones intervienen en la vida privada de la persona con el fin de escarbar en su herida, para sacar información que les sirva, en el caso de los medios, a tener éxito en su audiencia.

El informe psicológico de Maciel, ¿Sirve como información relevante para la investigación periodística de su caso? ¿Cambia su historia? Claro que no.

El medio ofreció tibias disculpas al respecto, pero lo más importante es que no se vuelva a repetir una cosa como esa.

Dejemos descansar en paz a Fernanda y su bebé. Permitamos que su familia viva el luto alejados de las cámaras, no lucremos con su dolor. No nos desviemos de los temas verdaderamente relevantes para nuestro Chile. Por las nuevas generaciones, por todos nosotros. Nadie se merece ser expuesto de una forma tan agresiva.

El mundo está cambiando, la forma de comunicar también. Las personas ya no prenden la televisión porque están hartos de ver escenas de exposición, dolor, sufrimiento y desamparo. En vez de mostrar la cruel realidad de muchos, ocupémonos en ayudar y contribuir a que otros salgan adelante.
Para eso es clave que la malla de periodismo siga cambiando; es muy importante integrar ramos que mejoren el lenguaje entorno a las víctimas, dejar de exponerlas.

Nadie está diciendo que no se informe, sino más bien, cambiar la forma porque ya está obsoleta.

Los profesores de las diferentes escuelas de comunicación deben ser capaces de hacer que los periodistas desarrollen una mayor sensibilidad la hora de escoger los temas noticiosos, debemos ser capaces de comunicar con más respeto y empatía.

Por Fernanda Maciel, su guagua y su familia. Por los 24 femicidios en lo que va del año, los 49 que han sido frustrados, y todxs quienes han sido y son lxs víctimas de violencia.

Entendamos que las personas que lo están pasando mal, no necesitan cámaras, más preguntas y agobio mental; sino respeto, contención, cariño y amor en tiempos tan difíciles.