La red social denuncia un tuit del presidente de Estados Unidos por infringir las normas comunitarias, pero en vez de banearlo lo mantuvo visible por ser de interés público. La acusación en específico fue “glorificar la violencia” respecto a las descontroladas protestas en Minneapolis tras la muerte de George Floyd por violencia policial racista.

“Estos matones están deshonrando la memoria de George Floyd y no dejaré que eso ocurra. Acabo de hablar con el gobernador (del estado) Tim Walz y le he dicho que el Ejército está con él hasta el final. Si hay cualquier dificultad asumiremos el control, pero cuando comiencen los saqueos, comenzarán los tiros”, reza el tuit.

Esto ocurre justo al día siguiente de que comenzara una suerte de enemistad entre las redes sociales y el mandatario, después de que éste anunciara ayer una orden presidencial para modificar la ley que los exime de las responsabilidades de los contenidos publicados por los usuarios en Twitter, Facebook, YouTube y Google. También abogó por un mayor control de estas.

Pero la polémica es aún mayor, ya que esta iniciativa surgió dos días después de que Twitter fiscalizara la veracidad de los mensajes de Trump. El presidente de Estados Unidos tiene una fama sólida de comenzar y promover fake news, al punto de requerir de periodistas especializados para detectar sus datos engañosos en medios como CNN o The New York Times, y razón principal por la que constantemente basurea a la prensa diciendo que “todos están en su contra y mienten”.

Sin embargo, el mandatario -cuya fama es precisamente desviar hacia sus contrincantes todas las críticas- respondió acusando que la red social de Jack Dorsey “No hace nada respecto a las mentiras y propagandas promovidas por China o el Partido Democráta de Izquierda. Han apuntado a republicanos, conservadores y al presidente de los Estados Unidos. La Sección 230 debería ser revocada por el Congreso. ¡Hasta entonces, será regulado!”, amenazó por la misma red social.

En Twitter, el sitio donde se toma la mayor libertad para opinar y dar datos incorrectos, suma más de 80 millones de seguidores. Esto potencia el debate respecto al derecho a la libertad de expresión, especialmente en autoridades públicas y más aún en alguien como el presidente de Estados Unidos.

La pregunta que surge a continuación es hasta qué nivel llegará esta rivalidad entre Trump y las redes sociales -especialmente Twitter-, en medio de una pandemia que debiese ser prioridad y de una ciudad cuyas protestas por justicia están siendo brutalmente reprimidas.