En Dinamarca, un criadero recibe habitualmente a una academia de jóvenes que interpretan música clásica, tanto para humanos como para animales. En palabras de una reportera que asistió a uno de los conciertos, las vacas “se disputaban los lugares” para escuchar los instrumentos desde más cerca.
Cuando pensamos en conciertos de música clásica, tendemos a imaginar grandes teatros, con butacas ordenadas, telones y espacios decorados con una elegancia sutil, pero la verdad es que sus melodías y armonías pueden interpretarse en distintos espacios. Y no solamente para el goce de los seres humanos.
En una granja de Stevn, Dinamarca, los ganados de vacas disfrutan a menudo de interpretaciones de las obras de Chaikovski, las cuales son efectuadas por un grupo de alumnos de la Escuela Escandinava de Violonchelo, la cual es dirigida por Jacob Shaw, un violonchelista con experiencia en algunos de los escenarios más destacados del mundo, tales como el Carnegie Hall de Manhattan, Nueva York.
Según informaciones reunidas por The New York Times, el músico y su pareja y colega, Karen Johanne Pedersen, iniciaron la academia en ese sector rural en 2018, año en que descubrió que sus vecinos tenían un criadero y que el encargado de gestionarlo, Mogens Haugaard, había sido alcalde de la ciudad y figura como miembro del consejo de la Orquesta Filarmónica de Copenhague.
Al igual que en las piezas de Chaikovski, todo calzó, y solo dos años después, en noviembre de 2020, varios músicos empezaron a visitar su establo para realizar conciertos recurrentes y abiertos a la comunidad, tanto para personas como para vacas.
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“Las dos especies que acudieron parecían disfrutarlo. Antes del evento, las vacas estaban dispersas por el campo, comiendo hierba bajo el sol brillante y amamantando a sus terneros recién nacidos”, relata la periodista Lisa Abend del citado medio, quien fue a uno de los eventos, “pero cuando los músicos, vestidos de etiqueta, tomaron asiento en el escenario repleto de heno y empezaron a tocar los primeros compases de ‘Jalousie (Tango tzigane)’, del compositor danés Jacob Gade, las vacas se amontonaron”.
En este sentido, la reportera enfatizó que “se disputaban los lugares” para escuchar la música desde más cerca.