“La gente más deshonesta y cruel que conozco, que me ha herido personalmente, son mormones practicantes”, explica Jacqueline Secor.
Este artículo es una traducción libre del medio The Creators Project.
Vulvas en flor, rosas, mariposas y arcoiris son lo que retrata Jacqueline Secor en sus pinturas de técnica mixta. Con una propuesta política, planteando que los cuerpos femeninos son verdaderos campos de batalla, la expo ha ganado notoriedad por su prolijidad mezclada con atrevimiento.
Con el título de “The Diversity of Nature” (La diversidad de la naturaleza), Secor añade un manifiesto artístico: “a los cuerpos de las mujeres se les ha culpado de incitar la violencia sexual que se ejerce contra ellos. Amamantar se ha calificado de indecente; el control de la natalidad está controlado por políticos que jamás han menstruado. Leyes, textos religiosos y normas sociales amenazan con regular nuestros cuerpos. Desde el momento en que a una niña le dicen que es linda, desde la primera vez en que le dicen que es sexy, el mensaje es el mismo: su valor proviene de su apariencia. No hay nada malo con celebrar la belleza femenina, pero es problemático cuando es lo único que se celebra”.
Con su ejecución, The Diversity of Nature revela la diversidad de anatomías vaginales acompañadas de piezas de arte que las descontextualizan y las convierten en verdaderos lienzos.
Cada cuadro (de 15×15 centímetros) toma unas 25 horas de trabajo. Secor esculpe las pinturas con papel y yeso para crear tridimensionalidad. “Cuando la pieza está lista, es muy interactiva, cosa que es difícil de lograr con una pintura normal; puedes mover o tirar de las diferentes capas para captar diversos patrones”.
“A través de mi propia experiencia con la dismorfia de cuerpo, quiero crear un camino que abra el diálogo hacia el empoderamiento del cuerpo femenino. La popularidad de la cirugía estética y los millones de dólares que se gastan para crear la apariencia perfecta siempre me han perturbado. Sin embargo, lo que más me entristeció fue cuando supe que existía la labioplastía, una operación que modifica la apariencia de la vulva”.
El mensaje que quiere entregar la artista, en resumidas cuentas, es que cada vagina es una flor hermosa; en algunos casos, literalmente. “Cuando miro mis pinturas, veo belleza en cada una, y también poder”, explica Secor. “Veo una historia de sufrimiento y la habilidad de superar ese dolor”.
El trabajo de Secor está enraizado en sus propias luchas, en especial con la religión. A los 17, la pintora se mudó de Utah al norte de California para escapar de su pasado mormón. En medio de una turbulenta y poco saludable relación, el mormón con el que salía la presionaba para que no usara su piercing de la nariz o que se quitara su tatuaje, cosas que hizo. “Experimenté mucho el prejuicio gracias a estar en la iglesia mormona; la gente más deshonesta y cruel que conozco, que me han herido personalmente, son mormones practicantes“.
Hace cinco años que Jacqueline borró su nombre de los registros de la iglesia de los últimos días. Antes de ello, Secor explica que la iglesia intentaba diferentes tácticas para mantenerla. “Los líderes de la iglesia, a los que no conocía, me llamaban y me hacían preguntas personales sobre mi vida. Incluso, uno de ellos fue a verme a mi casa. Me sentí violada”. Puedes ver el resto de su exposición aquí.
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