Se llama Vanuatu y está a punto de desaparecer del mapa a consecuencia del calentamiento global.
Si pensaste que no quedaba más por descubrir acerca del mundo y sus curiosidades, pon atención a esta historia que abre de forma explícita la conversación respecto a lo profundo que ha llegado la influencia americana dentro de nuestra propia cultura contemporánea.
¿Qué sabemos sobre Vanuatu? Probablemente no mucho. De hecho, posiblemente nuestros conocimientos respecto a este pequeño archipiélago sean más mínimos que los pequeños puntos que señalan su ubicación en el mapa em Oceania.
Lo cierto es que las islas paradisiacas que componen este país insular son especiales por diferentes motivos históricos y culturales, pero lo que llama la atención de la opinión pública especialmente durante los últimos tres años, son las altas probabilidades de que el país desaparezca.
Vanuatu y los estados que componen Micronesia en Oceanía -como Palau y Guam por nombrar alguna de estas naciones- han visto las consecuencias del cambio climático de forma abrupta y se encuentran pidiendo ayuda desesperada a países como Australia.
El mar ha subido 6 centímetros provocando la pérdida de tierras de cultivo mientras que las altas temperaturas del mar acabaron con la fauna marina del lugar, principal fuente de ingresos para la población isleña. El país más afectado, sin embargo, es Vanuatu y podría convertirse en el primer lugar borrado de la faz de la tierra por causas que pudieron ser evitadas tomando medidas a tiempo.
Frente al panorama, diferentes medios han comenzado a promocionar Vanuatu como el paraíso que debes conocer antes de que se convierta en la Atlántida moderna redescubriendo singulares hechos del país.
Uno de ellos, por ejemplo, es que en la isla de Tanna -la más alejada del archipiélago- sus habitantes rinden culto a John Frum, soldado anónimo que llegó al lugar durante la Segunda Guerra Mundial llevando consigo todo lo que Norteamérica intentó (e intenta) promover en el resto del globo: progreso, simbolismo y un estilo de vida moderno que sobreponga este ideal por sobre la cultura autóctona de lugares específicos.
Los rituales parecen sacados de algo que Daria vería en Sick and Sad world, pero son tan reales como la posibilidad de que esta isla desaparezca producto de las consecuencias del cambio climático.
Sus 6 mil habitantes se reúnen cada viernes para esperar el regreso de su líder espiritual. Los más ancianos se visten de marineros mientras que los jóvenes se pintan el pecho en rojo con las siglas de Estados Unidos.
¿Cómo pudo convertirse un soldado estadounidense en una deidad cuyo nombre es sinónimo de esperanza para una comunidad olvidada?
Con poca evidencia histórica a mano, las mismas autoridades de otros poblados de Vanuatu aseguran que John Frum no responde a una personalidad en sí, si no más bien a una abreviación de John from America, palabras que un soldado desconocido habría usado para presentarse ante la comunidad en 1940, momento en que la isla se encontraba bajo dominio japonés.
Otras teorías afirman que los habitantes de Tanna responden al ejército estadounidense en lugar de a una figura singular, como una forma de agradecimiento antes los diferentes avances que los americanos llevaron a la isla durante el periodo que duró la guerra (como carreteras y sistema eléctrico)
Y si bien nadie explica a ciencia cierta cómo se originó este culto, todos los 15 de febrero sus habitantes celebran el día de John Frum con la esperanza de que su mesías vuelva con regalos y provisiones -incluyendo un motor para el barco del pueblo-.
“Seguimos rezando a John, que volverá con muchos regalos. John Frum vino a ayudarnos a recuperar nuestra tradición, nuestra forma de beber kava, nuestra fiesta, una cultura que los misioneros y el gobierno colonial estaban destruyendo. John es un espíritu; él lo sabe todo. Es aún más poderoso que Jesús” han señalado sus habitantes para diferentes medios de comunicación atraídos por la singular noticia.
Si bien nuestros ojos occidentales ven escépticos este culto, habla mucho sobre las consecuencias del aislamiento geográfico y gubernamental que viven los habitantes de Tanna y otras islas de Micronesia. Al estar interesados por la ubicación estratégica de la isla, los estadounidenses prometieron de todo con tal de poder asentarse de manera pacífica en tierras donde pudiesen repeler fácilmente la invasión nipona. El culto a John Frum no es más que una demostración muy explícita de cuan hondo puede pisar la huella del Tío Sam.
Si bien la composición religiosa de las demás islas que comprenden Vanuatu es de mayoría cristiana y cada vez el archipiélago se abre más al turismo e investigación científica, los isleños de Tanna rechazan cualquier tipo de contradicción a sus creencias dejando bajo responsabilidad de su mesías la tarea de salvar a su hogar de desvanecerse bajo el mar.