Cada vez son más los jóvenes que se someten a la operación quirúrgica como una forma de reducir la tasa de natalidad, un factor que se ve motivado por motivos ecologistas y en medio de un escenario económico complejo.

Traer un hijo al mundo conlleva muchas responsabilidades. El constante aumento en los precios de diferentes productos y servicios han generado que jóvenes se replanteen la posibilidad de ser padres, una idea que tradicionalmente se ha instaurado como un deber, pero que con el tiempo se ha ido adaptando a las necesidades y aspiraciones de cada generación.

Según comentaron tres familias chilenas en entrevista con POUSTA, tener un hijo en estos tiempos suele traducirse en números que la gran mayoría de la ciudadanía no puede costear fácilmente. Una de ellas calculó que solo en el proceso de parto gastaron 2 millones de pesos, mientras que otra manifestó que el 80% de sus ingresos están destinados a gastos de sus dos bebés. Sólo en leche y pañales generan un gasto de 300 mil pesos por cada uno.

Y aquello también se refleja en la tasa de natalidad del Registro Civil, organismo estatal que aseguró que entre enero y febrero del año pasado se presentaron las cifras más bajas en toda una década.

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Pero el dinero no es el único factor que influye en este ámbito, sino que también lo es la crisis medioambiental a nivel global. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 27 millones de personas mejoraron su resistencia ante el cambio climático, una realidad ante la que cada vez se suman más adherentes a través de actividades como el reciclaje, la disminución en el uso de vehículos particulares y, también, las vasectomías.

Así lo detalla un reportaje del periódico The Guardian, en donde exponen el rol de dicha operación quirúrgica como una respuesta para proteger la naturaleza. En este, uno de los doctores clínicos más connotados en el rubro, el australiano Nick Demediuk, confirmó que la mayoría de sus pacientes son padres de menos de 35 años que quieren acabar con la posibilidad de procrear nuevamente, mientras que 200 de los 4.000 pacientes anuales de su clínica son hombres jóvenes sin niños.

Dentro de esta última cifra, estima que 130 pacientes le sinceran que lo hacen por el planeta, una acción que responde a un estudio que la revista científica Environmental Research Letters publicó en 2017, en el cual concluyeron que tener menos hijos es una forma efectiva de combatir el cambio climático, debido a la alta cantidad de residuos que genera cada ser humano al habitar el planeta.

Antes lo hacían por un tema relacionado al estilo de vida, de viajar por el mundo, trabajar duro y no asentarse con un niño”, declaró Demediuk al citado medio, para luego comentar que “desde hace tres o cuatro años, el motivo principal pasó a ser el medio ambiente”.

Según detalla la publicación académica, tener un hijo menos es el acto individual más efectivo para combatir la crisis medioambiental, acción que afectaría positivamente 25 veces más que otras como vivir sin auto o evitar vuelos de larga distancia.