Alejandro Vigorena, más conocido como VH El Virus, es el productor musical que ha acompañado a Pablo Chill-E desde sus inicios. Comenzaron bajando pistas de YouTube, cuando ShiShigang no existía y se llamaba Shile Clique (o o Shileclik).

En la siguiente entrevista, una de las realizadas para el libro Historia del trap en Chile de Ignacio Molina, VH comparte cómo ha sido este largo camino y revela el tema que cree que cambió la carrera de ambos.

Por Ignacio Molina @nacholaflame / fotos por Patricio Miranda @sabbator

¿Cuál es la historia de tu chapa: VH El Virus?

Principalmente porque mi segundo nombre es Hernán y mi apellido es Vigorena. Y lo di vuelta: puse VH. Y El Virus porque un hueón una vez me dijo “VIH”, y estaba el Pablo, y el Pablo se cagó de la risa, porque venía volao. Y en el tema “Kon el ki” [enero de 2017] me dijo “VH El Sida”.

Pero después llegó y me dijo: “Creo que me gusta, pero El Sida suena como muy ordinario, así que te voy a poner VH El Virus”. Y me empezó a nombrar como VH El Virus en todos los temas. Y así quedé como VH El Virus.

¿Recuerdas cómo empezaste a producir música? Has contando que fue de menor: casi en enseñanza básica.

La música me empezó a interesar como a los diez años. Ese mismo año hice una canción: me pagué un estudio y fui a grabar. Ahí vi cómo el productor [MC Código, Álvaro Navarro] editaba la canción y me gustaba cómo lo hacía, cómo iba cambiando el sonido. Ahí me empecé a interesar.

En ese tiempo yo no tenía tanto presupuesto, porque tenía diez años. Nadie puede sacar plata pa’ pagar temas a esa edad o es muy difícil para una persona sin grandes recursos, como mi familia.

Entonces decidí hacerme mi estudio porque me gustó todo eso. Me gustó ese mundo, me gusto cómo la canción transformaba su sonido de algo básico a algo profesional. Entonces a los once años vendí un par de juguetes, una bicicleta y un auto a control remoto, y le dije a mi papá que me acompañara y fuimos a comprarme mis primeras cosas, que era un micrófono y un mixer Behringer de un canal.

Me compré lo más barato de lo barato. Ese fue mi primer estudio.

¿Con quién grabaste antes de conocer a Pablo Chill-E?

Yo cantaba con mis amigos, teníamos un grupo que se llamaba Lirica Sucia, con ellos sacamos dos o tres discos. El primero se llamaba El Inicio, que fue el que me marcó, porque me inició en la música.

Saqué temas con mis amigos y les editaba a mis amigos. Siempre me gustaba más editar que estar grabando. La cosa es que así de a poco fui creciendo. Ya cuando conocí al Pablo yo ya estaba dentro de la música, ya sabía sobre el programa y todo el cuento, pero súper básicamente. Y así me inicié en la música.

¿Cómo se conocen?

Al Pablo lo conocí cuando yo iba en octavo o en primero medio, tenía como catorce años, esto fue como en 2013. Un amigo que jugaba fútbol conmigo me dijo: “Oye, sabís que tengo un amigo que quiere grabar, que igual le pone”. En ese tiempo, yo rapero, pensé que iba a grabar rap y le dije: “Ya, dale, que vaya a grabar”.

En ese tiempo no cobraba porque mi producción era mala, y no tenía el derecho de cobrarle a alguien. La cuestión es que fue, grabamos su primer tema, que fue en inglés, que no salió. Después lo dejé de ver unos tres o cuatro meses. Y después volvió y ahí comenzó todo. Comenzamos con “Lirikilla”, si no me equivoco. Como había más tiempo, como éramos chicos, íbamos al colegio.

Después del colegio nos quedábamos grabando; después de grabar, editábamos. Me sorprendió mucho el estilo de música que grababa el Pablo, porque no era rap. En ese tiempo yo no sabía que se llamaba trap. El estilo era súper raro pa’ mí y no me gustaba porque yo era súper rapero, y si no era rap, pa’ mí era malo. Pero yo le daba, porque igual me gustaba. Pero mi lado rapero me decía que no, que no me tenía que gustar.

Dicen que Pablo es aplicado para grabar, que llega al estudio con las letras listas y las ideas claras ¿Cómo era en esa época?

Yo recuerdo que el Pablo era súper indeciso para grabar.

De hecho, al principio no le gustaba su voz, pero siempre tuvo un grado de seguridad, o sea que cantaba, lo tiraba y decía: “No, ta bueno porque me gusta lo que digo. Me gusta cómo está”. Y claro, al principio el Pablo siempre llegaba con las letras escritas y decía: “Mira, esta es mi idea”.

Yo le ponía la pista y Pablo cantaba nomás. Se grababa súper rápido, el Pablo era súper rápido para grabar. Después de eso nos quedábamos editando un rato, a lo mejor no terminábamos de editar el tema, pero después volvía otro día. Grabábamos muy seguido, así como dos veces por semana o de repente no nos veíamos una semana.

Al comienzo grabaron varios spanish remix, como “Palabreo God”, que es un spanish de “6 God”, de Drake ¿Cómo era, en ese entonces, tu pega como beatmaker y también productor al rehacer la pista?

Al principio todo fue de YouTube. La mayoría eran spanish remix. Era raro agarrar una pista original y hacer un tema. El Pablo pescaba la idea, o pescaba la pista que le gustaba de un cantante famoso, y él la hacía a su manera. Ni siquiera siguiendo la letra ni nada. Él la hacía a su manera, como él quería cantarlo.

En ese tiempo yo hacía puros beats de rap, no sabía hacer trap. Cuando lo intenté, fracasé. Así que descargábamos puras pistas de YouTube. Claro, después le hacíamos un par de cortes, un par de cositas para que no sonaran tan igual. Pero ese era mi rol dentro de la pistas más que nada: hacer los cortes y mover piezas de un lado para otro.

¿Cómo fueron trabajando el sonido que lograron?

Al principio el Pablo llegaba y grababa. Los primeros tres temas llegaba, grababa y me decía: “Ya, hace tu trabajo”. Después no. Después, cuando nos dedicábamos a editar los dos, él me ponía un tema y me decía: “Mira, sabís que quiero que suene así y suene así”. Yo le decía: “No soy experto en esto, así que voy a tratar de hacer lo que pueda”.

Así que lo escuchaba, lo íbamos haciendo y el Pablo me decía: “Sí me gusta; no me gusta; dale un poco más, dale un poco más”. Las referencias principales siempre era como Chief Keef, A$AP Rocky. Puros raperos antiguos así. Pero el que más recuerdo es A$AP Rocky, porque es el que más ponía referencias.

¿En qué momento Yung Beef, de La Vendición, apadrina al Pablo y a Young J Star?

Recuerdo que el Pablo ya hablaba con Yung Beef cuando recién estaba haciendo música. Me decía: “Mira, hablo con este loco, es español y tiene un sello bacán y le gusta mi música y hueás”.

También llegaron comentarios suyos y comentarios extranjeros a su SoundCloud. Hubo un tiempo que dejó de trabajar conmigo y empezó a grabar con los chiquillos, con Young J, con Tyto Kush. Y en ese tiempo hizo una conexión más fuerte porque Young J también hablaba con Yung Beef. Ahí los dos empezaron a trabajar. Le empezó a gustar la música y justo cabía que venía Yung Beef a Chile. Y Yung Beef le dijo al Pablo que quería un disco de él. Que quería un disco y que lo subieran para hacerlo parte de La Vendición. Ahí nació Antijiles [diciembre de 2016]. Ahí firmaron de palabra al Pablo y a Young J.

En ese tiempo yo no estaba trabajando con ellos. Fueron hartos meses que el Pablo dejó de trabajar conmigo, no alcanzamos a cumplir el año, pero igual fuerte harto tiempo. Fueron unos cinco o seis meses y después volvió.

¿Con qué tema vuelven a trabajar?

El Pablo cuando vuelve, vuelve con otro spanish que se llama “Swag school” [diciembre de 2016, original de Capo ft. Keef]. Con ese tema volvió el Pablo a mi estudio a trabajar. Ahí yo ya tenía más experiencia dentro del movimiento, lo que había aprendido con Berry Dope y con Lil Dirty lo apliqué en el Pablo, lo que había aprendido con los otros artistas que trabajé, claro, lo apliqué en el Pablo y empezó a subir la calidad de la producción.

De hecho, al comparar los temas de SoundCloud con “Swag school”, con “Kon el ki” [enero de 2017], que fue el segundo tema que grabó después de volver a trabajar conmigo más constante, se empieza a notar la diferencia, el trabajo, que yo ya había tomado las riendas del estilo, del trap. Ya había aprendido a usar el auto-tune, ya había aprendido a aplicar bien reverbs. Ya tenía más armas para poder defenderme dentro de la producción musical.

En ese momento se llamaban Shile Clique. Estabas tú, Pablo, Julianno Sosa, Cristian Lleflight, Savage Anyelito. ¿En qué momento se transforman en ShishiGang?

Shile Clique antes era muy distinto a la gente que veís ahora. Antes era un par de amigos y listo, sería. Yo grababa con un amigo del Pablo, que se llama Basti. Él era parte de Shile Clique y un día llegó contándome que el Pablo había cambiado el nombre de Shile Clique a ShiShiGang. Después al Pablo le pregunté: “¿Cambiaste el nombre de Shile Clique y hueás?”.

Me dijo: “Sí, ahora le puse ShiShiGang porque me gusta más ese nombre y creo puede pegar más y quiero hacerlo ya más pro”.

Y yo le dije: “Ah, ya pos, bacán. Me gusta la idea”. En ese tiempo yo no me sentía tan parte de ese movimiento. Yo decía: “bacán, el Pablo tiene un grupo”, pero no me sentía parte de eso”.

Pero ahí con el tiempo fue agregando a la gente, después llegó con el Drago; después supe que el Drago se iba a poner a cantar, empecé a grabar con el Anyelito y el Drago y ahí se fue formando de a poco ShiShiGang. Al principio éramos pocos, éramos como cuatro pelagatos y funcionaba súper bien. Después empezó a meter a más gente el Pablo. Pero siempre funcionó bien. Éramos un grupo de harta amistad, música y se pasaba súper; se sigue pasando súper, solamente que ahora estamos todos más grandes.

¿Con qué tema crees que tú y el Pablo empiezan a despegar?

Yo siempre he creído que el tema que marcó el antes y después en la carrera del Pablo fue “No te quieren ver ganar”.

Fue un tema que se nota el profesionalismo, el cariño que le tenemos a todo esto. En lo personal, fue mi primera producción que sonó bien, que sonó como yo quería que sonara. El Pablo agarró ese tema y lo grabó con tanto cariño que te lo transmite en la canción. Se trabajó con tanto cariño ese tema, que logra transmitírtelo, transmitirte ese cariño, que te queda marcado.

Yo dije: “Este es el mejor tema que yo he producido en mi vida”. Porque el tema es bueno y porque yo lo dejé bien. Y creo que logró marcar un antes y un después dentro de la carrera del Pablo.

Junto a ese avance en la producción del sonido, y que a la vez empieza a expandirse el sonido del Pablo, su música empezó a salir del nicho. Se hizo más popular.

Todo comenzó porque empezamos a sonar mejor. Porque el sonido empezó a salir de calidad, porque ya era escuchable, ya empezaba a sonar más profesional. Eso le dio un plus. Y, claro, con el tiempo nos tuvimos que ir adaptando más a la música y hacerla un poco más pop, hacerla un poquito más comercial y eso le dio como el paso para seguir escalando, o sea que cada cosa le dio una escala más al Pablo.

Primero, empezar a sonar bien; segundo, transmitir las canciones; tercero, comenzar a hacer las canciones un poquito más pop, un poquito más comerciales. Y eso empezó a darle más escalones al Pablo, porque iba llegando cada vez a más gente, aunque hacíamos la música un poco más comercial sin darnos cuenta, pero funcionaba.

Ahora, luego de cinco años, ya pueden vivir de la música.

Igual fue un camino súper difícil. Con el Pablo solamente teníamos el sueño. Yo nunca pensé en vivir de la música como lo estoy viviendo ahora. Llegar a construirme un estudio, con las ganancias de la música; llegar a comprarme un auto, con mis ganancias de la música; bueno, ya voy en mi segundo auto, jajaja. Pero con el Pablo solamente era un sueño. Era un sueño que teníamos que a lo mejor algún día podíamos volvernos millonarios. Y siempre soñábamos en mi pieza. Decíamos: “Un día vamos a estar en los autos que están estos hueones”, cuando veíamos videos de Chief Keef, de A$AP Rocky, que salían con cualquier plata.

Decíamos: “Un día vamos a estar así, hueón. Hay que seguir trabajando, hay que seguir grabando”. Y se dio. De repente estamos viviendo todo esto, a lo mejor no somos millonarios, pero tenemos estabilidad económica y musical.

Yo con la música puedo ayudar a mi familia, me puedo pagar mis estudios, me puedo comprar mi auto, puedo pagar un lugar donde tener mi estudio. Y el Pablo ha ayudado a su familia completa. Ha sido bacán, la música me ha dado muchas cosas bonitas. Como pasar de ser el cabro chico que escribía música en la esquina del colegio, que le iba como el hoyo en el colegio, a pasar a ser uno de los productores influyentes dentro de la música urbana en Chile. Es como algo impensado, algo que nunca pensái que te va a pasar. Es brígido.