En su discurso, cuando asumió el rol más importante de su vida hasta ahora, Gaspar Domínguez le agradeció a su madre, recalcó la crisis hídrica en las regiones del país y manifestó su apoyo a las disidencias sexuales. Y desde esa vereda, con conocimiento de causa, hace un análisis sobre lo que se le viene por delante: es homosexual, vive en Palena, creció en un hogar con un padre ausente y donde su mamá, haciendo malabares con la economía doméstica, se hizo cargo de él y sus cinco hermanos. 

Cuando Gaspar Domíngez (33) asumió la vicepresidencia de la Convención Constitucional, realizó un discurso en el que se refirió tanto a su apoyo a las disidencias sexuales y de género, como también a la escasez de agua potable en distintas regiones del país. En aquella instancia detalló que su madre, quien vive en la Región de Valparaíso, pasó las fiestas de año nuevo sin agua potable, debido a que según cuenta él a POUSTA, falló la logística estructural de los camiones aljibes que llevan el elemento vital a distintas localidades, una realidad que el convencional por el distrito 26 de la Región de Los Lagos asegura que es habitual en diversos territorios del país.

Y precisamente, ese fue uno de los temas que discutió ayer en el Liceo de Hornopirén de Los Lagos junto a un grupo de habitantes de la zona. “En mi región está lleno de lugares sin agua, y eso que es un lugar de reservas de agua dulce. Esto se repite en todos lados, es algo transversal”, comenta, para luego añadir que en Laguna Verde, espacio en el que habita su mamá, los costos para acceder a agua potable aumentaron en cinco veces su valor y que la poca accesibilidad de esta también se replica en zonas norteñas como Coquimbo.

Este es uno de los motivos de por qué el convencional y médico de profesión se manifiesta partidario de la descentralización en el país y, junto con ello, considera fundamental que estos casos deben ser conocidos a nivel nacional.

Pero viajando a sus orígenes, antes de pensarse como uno de los líderes de la institución más pluralista de la historia democrática del país, el olor a aguarrás despierta recuerdos en Gaspar. En su casa siempre hubo óleos, pinturas de diversos colores y utensilios para darle vida a los lienzos en blanco. Después de todo, su madre, la artista plástica Valeria Donoso, lo crió a él y a sus cinco hermanos, luego de que su padre abandonara el hogar cuando Gaspar sólo era un niño.

“Había poco capital económico, en términos de que nunca tuvimos casa propia, tampoco auto. Siempre íbamos a la escuela más cercana. Yo conocí la playa recién a los 10 años, porque ese viaje implicaba una cantidad de recursos que no teníamos, sobre todo para una mamá con 6 hijos”, comenta el vicepresidente electo de la Convención Constitucional a POUSTA, “pero sí hubo siempre mucho capital cultural”. 

María Elisa Quintero y Gaspar Domínguez fueron elegidos el 5 de enero de este año como los nuevos presidenta y vicepresidente de la Convención.

Según comenta Domínguez, durante su enseñanza básica asistió a cerca de siete escuelas distintas, una etapa etapa de formación académica que asegura que le fue difícil. “Creo que viví de chico situaciones de discriminación. Chile es un país muy clasista y en los sectores donde yo crecí, ser blanco y tener el pelo claro era mucho menos común. Eso me significó burlas y cuando ya estaba terminando la enseñanza básica, el que no me gustara jugar a la pelota u otras cosas, también me daba la  categorización de ‘blanco’ y ‘maricón’. Hubo distintos factores que provocaron que me costara relacionarme con mis pares durante esa época”.

Haciendo malabares con la economía doméstica y esquivando la discriminación, Dominguez la peleó con un trastorno de déficit atencional que padece y dificultades para leer y hacer sus tareas. El escenario cambió por completo cuando llegó a la enseñanza media en el Liceo Toribio Merino Medina A 52 de Ñuñoa. Lugar en el que se destacó por su metodología y, como se dice coloquialmente, ser mateo. Según él, constantemente organizaba repasos y escribía guías que repartía entre sus compañeros para enfrentar las evaluaciones de asignaturas como biología, matemáticas y física.

A pesar de que la familia de Domínguez no pertenecía a un estrato socioeconómico alto, él se considera afortunado de haber crecido con influencias del mundo de las artes, un lugar que por desgracia, ha sido tradicionalmente elitista. Cuenta que su tío abuelo fue el escritor José Donoso, mientras que su abuelo, el médico Roberto Donoso Barros, fue reconocido con un Premio Nacional de Ciencias por sus investigaciones en materia científica.

“En esta sociedad muchas veces se evalúa como lo único importante el capital económico. Lo hemos visto y probablemente conoces personas con harto capital económico, pero se quedan tan cortos en lo cultural que el resultado tampoco es bueno. Hay veces en que pasa todo lo contrario, como en el caso de nosotros, en que fue poco de lo económico, pero harto de lo cultural. Creo que lograr un equilibrio sería razonable, ambos deben compensarse”, reflexiona.

Si bien, asegura que ese fue un factor que influyó en su manera de entender el mundo, considera aún más relevante el hecho de “crecer en una casa con seis hermanos que tienen que interactuar y ponerse de acuerdo, a veces con peleas y a una mamá que sola trata de consensuar las cosas”.

¿Cuál es el aspecto más relevante que aprendiste de ella durante tu niñez?


“De alguna forma, yo creo que la insolencia contra el poder. Cuando era chico e iba a la escuela, yo era el que tenía varias hojas de anotaciones, se iba suspendido y ese tipo de cosas. Recuerdo que llegaba a la casa con miedo, me castigaban y me retaban, pero a veces, cuando detrás había una injusticia, me la perdonaban. Entonces, de cierta manera, creo que en algunos casos, siento que confrontar la autoridad cuando la razón lo justifica es un aprendizaje muy íntimo y profundo que adquirí en mi casa”.

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Hoy, el vice millennial, cuenta que para él y la presidenta electa María Elisa Quinteros se deben facilitar los canales de comunicación desde la Convención Constitucional hacia la ciudadanía, ya que si bien, este es un tópico que han abordado a través de diversos puntos de prensa, aún permanecen dudas generales sobre cómo funciona el organismo por dentro.

Es cierto que la CC tiene una página web en dónde se puede acceder a información actualizada, pero también lo es el hecho de que para conocer datos como, por ejemplo, la asistencia de cada convencional, es necesario revisar varios documentos que complican esta tarea. ¿Qué planes concretos tienen para avanzar en esta materia?

Creo que, entre otras cosas, hay que segmentar y  llegar a todos los chilenos y chilenas.  Le pedimos eso personalmente a las personas encargadas de la estrategia de redes sociales y, de hecho, estoy trabajando para que tengamos un TikTok. Me gustaría que tuviésemos a un adolescente manejando esa plataforma y haciendo reels. Probablemente en Facebook tenemos que apuntar a otro público, quizás a mujeres de 35 a 50 años. Hay que enviar mensajes en radios locales y comunitarias que sean distintos a los que podrían sonar en una radio pop de la zona central”.

¿Cómo planean facilitar la comunicación hacia las regiones del país?

Debemos fortalecer que los convencionales hagamos trabajo territorial, porque quién mejor que nosotros conoce nuestro territorio. Ninguno de los 155 convencionales conoce la provincia de Palena. Algunos han pasado, los de mi distrito, los demás no la conocen, no han estado en los lugares en que he estado porque vivo acá, a la vez que yo no conozco la provincia de Aconcagua u otras.

También es importante contar con el apoyo de la institucionalidad y siento que en eso hemos estado cortos. Por ejemplo, si hubiésemos tenido un gobierno muy comprometido con esto, el segundo semestre del año pasado todos los colegios de Chile podrían haber tenido cursos de educación cívica, claro que enseñando cosas distintas en segundo básico y en cuarto medio. Si yo hubiese podido incidir, le hubiera propuesto al presidente que  hiciéramos un plan de contingencia en todas las escuelas y eso generaría que si los niños hacen tareas con los papás, el papá también va a aprender, porque está estudiando con el niño.Hoy vivimos en una época donde las informaciones salen muy rápido y tienen que competir con otras. Eso implica que deben ser entretenidas, rápidas y dinámicas, pero no lo podemos hacer solos”.

¿Cómo ves el rol de los medios en el escenario actual?

“Creo que tienen un rol clave, que es informar a la comunidad para que las personas formen su opinión, pero vivimos en una sociedad de consumo en donde la información compite entre sí para ser mostrada y muchas veces la más burda es la que genera más interés. Si uno se mete a las páginas de los diarios y hay algún cantante juvenil que jaló cocaína en un carrete y alguien lo grabó y salió en TikTok, probablemente genere mucha más interacción que algo que tiene que ver con una propuesta de normas en relación al agua. Yo entiendo que los medios hacen un esfuerzo en informar, pero también entiendo bien que tienen incentivos por cómo funciona el mundo y el mercado, en lo que es producir noticias y material que genere más interacción.

Finalmente, estos tienen dueños, trabajadores, necesitan producir ingresos y tener auspiciadores, sino se caen. No es tan fácil como decir que los medios son malos, es un fenómeno más complejo que tiene que ver con cómo funcionamos como sociedad, con un problema de estar todo el rato atentos al celular y no mirarnos a los ojos. Es algo muy profundo y eso tampoco lo va a arreglar una Constitución”.

¿Cómo ves el diálogo al interior de la Convención Constitucional?

“Nos hemos visto expuestos a mucha diversidad. Por ejemplo, yo no tenía ningún amigo ni amiga del pueblo Yagán, Kawésqar o Diaguita y ahora me llevo súper bien con las chiquillas. Nos abrazamos, contamos chistes, nos mandamos stickers por Whatsapp. Antes yo no tenía tan claras las características específicas de los pueblos, pero hoy sí y sé en qué parte del mapa están. Creo que eso nos ha permitido compartir con gente de pensamientos políticos distintos. 

Yo nunca me imaginé estar conversando o muriéndome de la risa con alguien que defendiera la Constitución de Pinochet, fuera de la UDI y tuviera una foto de Jaime Guzmán en su casa, pero hoy me llevó súper bien con la Katherine Montealegre, que es esa persona que describo, pero conversamos y nos llevamos bien, es súper buena onda y a veces le mando mensajes por Whatsapp y ella me responde, también me felicitó cuando quedé en la vicepresidencia.

¿Y eso no es difícil?

Tenemos que acostumbrarnos a tener profundas diferencias políticas y aun así poder encontrarnos como personas. Mi afinidad política no está en ese sector que mencioné antes, pero eso no significa que tenga que llevarme mal con el otro. He escuchado en la calle y en familiares que si uno se lleva bien con el que piensa distinto, es porque es todo una mentira, como que se valida que si el político es de verdad tiene que ser pesado, prepotente y agresivo con el que está al otro lado. Yo creo que eso es una falacia, debemos acostumbrarnos a que sea normal que podamos ser amigos y llevarnos bien con gente que piensa muy distinto”.

En diversas oportunidades, has manifestado que el diálogo debe ser cariñoso, una palabra que no se usa habitualmente en política, ¿a qué te refieres puntualmente?

A generar la confianza de que puedes decirme lo que quieras y vamos a seguir llevándonos bien y siendo amigos, que podemos tener una posición opuesta e intentar convencernos mediante argumentos. Si uno lo mira con el antifaz del cariño, uno puede comprender que quizás yo no estoy 100% en lo correcto y que puedo moverme de mi posición inicial, porque el otro me hizo ver algo que yo no había visto, algo que también puede pasar al revés. 

Es como cuando la ex presidenta Elisa Loncón ocupaba la palabra ‘ternura’, me transmite algo similar, o como cuando Amaya Álvez asumió la vicepresidencia adjunta y dijo ‘estoy asustada por esta responsabilidad, a veces tengo un poco de miedo’, creo que esa humanización es muy importante, porque todos en ocasiones tenemos miedo y nos asustamos”.

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Esta semana dijiste  que el borrador debería estar listo para julio, ¿no lo consideras arriesgado si consideramos que podrían ocurrir muchos eventos hasta que llegue ese momento?

Lo que he dicho es que nosotros tenemos un mandato, que es ofrecer la propuesta de texto constitucional en julio y a finales de mayo, eso lo podemos hacer y lo vamos a hacer. Esto no significa que esté 100% cerrado, porque acá nada está escrito en piedra, todo puede discutirse y puede ser que en ese momento miremos el texto como sociedad y digamos ‘sí, está bueno’ y nos guste. Puede que algunas voces digan que quizás debamos darnos 3 meses para revisar lo último que se pueda mejorar o también puede ser que alguien diga 6 meses, pero nosotros tenemos una tarea, que es resolver esto antes de mayo. Hay un cronograma que nos va a llevar a eso y lo estamos cumpliendo.

¿Pasará? 

“Todo está encaminado para lograrlo y eso no implica que sea imposible que nos alarguemos, por supuesto que no, todo se puede discutir. Lo que es importante recalcar es que la decisión no depende de nosotros, ni siquiera tenemos que pedirlo o no pedirlo, podemos manifestar nuestra opinión, pero la decisión la tienen el presidente y el parlamento, el primero porque finalmente es quien puede dar urgencia a la votación o vetar votaciones también y el segundo porque es el organismo que sufraga”.

Según datos del Movilh, los casos y denuncias por odio aumentaron un 14.7% en 2020, es decir, la cifra más alta conocida hasta la publicación del informe. ¿Cómo crees que podemos avanzar hacia una sociedad que incorpore la diversidad sexual y de género de manera adaptativa?

Hay cosas que son manejables y otras que no. Creo que por una parte, el solo hecho de que hayan convencionales que pertenezcan a las disidencias sexuales ya es un hito. Aunque la Convención desapareciera por algún extraño misterio, ya pasó algo y ese algo es que pueden haber personas homosexuales y lesbianas en posiciones de poder, personas transgénero como Emilia Schneider que pudieron llegar al Congreso en las últimas elecciones. Ya pasaron cosas desde lo simbólico y lo material.

Entonces mañana, cuando un niño gay en segundo medio quiera ser presidente de curso, lo puede ver mucho más cercano. Cuando un niño o una niña quiera ser parte del centro de alumnos de su liceo, puede decir ‘oye, pero hay diputadas trans, ¿Por qué yo no puedo?’ Ya pasó algo y empezó a pasar desde los 60 y los 70 con todas estas personas que se manifestaban, que se exponían, que eran insultadas y que eran maltratadas en las portadas de los diarios, pero lo hacían igual, se enfrentaban a este poder hegemónico hetero y cispatriarcal. Hoy podemos gozar de los privilegios que tenemos, porque detrás han habido generaciones luchando. Tenemos que seguir haciéndolo y mover el cerco de lo posible para que quizás después podamos tener una presidenta lesbiana o trans y podamos seguir avanzando.

Otro punto importante tiene que ver con lo material, lo legislativo y lo jurídico, es dar a la institucionalidad una Constitución que garantice la protección, el respeto y la promoción de la igualdad y la no discriminación por materias de diversidad de género, orientación sexual u otra situación. Que hayan herramientas para que puedas reclamar cuando sientas que se haya vulnerado tu derecho a la no discriminación y que esa reclamación produzca una consecuencia que restituya el derecho vulnerado, es decir, que se elimine ese elemento de discriminación, donde podamos asegurar que, por ejemplo, a una persona no la puedan echar del trabajo por su orientación sexual o su género, donde podamos construir una ley de identidad trans integral que espero que pueda ser consecuencia de una nueva Constitución que lo habilite”.