Digamos que en política y en todo orden de cosas en realidad, sobre todo en medios de comunicación, importa tanto lo que se dice con el cómo se dice.
Entonces llegado al punto de la discusión respecto de un impuesto a las personas multimillonarias que vaya en ayuda a los más desposeídos, es probable que entre las y los asesores de la diputada UDI Maria José Hoffmann ahora estén con la cabeza a dos manos por lo mal que salió su contacto en el matinal de Chilevisión.
Hoffmann, famosa por formar parte un exclusivo (valga la redundancia) grupo de orgullosas personas blancas y rubias, haber pedido cárcel para los secundarios que boicotearon la PSU y más recientemente haberse opuesto a la ayuda del Estado a las personas pobres porque “no podemos acostumbrar a la gente a vivir del Estado” (siendo que es cómo ella se gana la vida básicamente) perdió todos los estribos, hizo callar a los demás panelistas y gritoneó a medio mundo cuando escuchó que el siguiente tema a tratar sería el impuesto mencionado.
Más allá de estar de acuerdo o no, porque habría que manejar detalles de economía y derechos y etcétera que es mejor dejar en manos de especialistas en vez de hacer el loco. Pero justamente eso pasó. Si bien uno podría decir que no es tan descabellado pensar en recortarle un poco de sus billonarias ganancias a los poquitos que más tienen para ir en ayuda de los miles que están en estos minutos literal sin nada que comer, dejemos espacio a decir que es algo debatible.
Pero debatible, discutir, es muy pero muy distinto a volverse locx y salir con la espada a defender a ese minoritario y poderoso grupo como lo hizo la diputada Hoffmann.
“Es fácil hacer caridad con lo ajeno”, partió diciendo. “Este impuesto no soluciona el problema, es insuficiente, y hace que la gente que tiene muchos recursos va sacar su plata para otro lugar, donde no se lo quiten, eso lo haría usted y yo”, siguió.
“Me carga que traten de dejar a los pobres como buenos y los ricos como malos”, aseguró indignada.
De ahí se le queda pegado el video y luego vuelve más furiosa.
Insistimos en que es un buen debate, que a primeras el sentido común dictaría que es algo medio obvio, pero puede haber buenos argumentos en contra.
Ponerse a gritar de esa manera 100% seguro no es uno de ellos.
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