La ONG “Save The Children” advirtió que alrededor del 64,5% de los ciudadanos de Yemen no sabe de dónde saldrá su próxima comida.
El conflicto en Yemen se conoce como “la guerra olvidada”, por la poca atención que tiene por parte del mundo, sufriendo una hambruna devastadora que, según Naciones Unidas, podría ser la peor en 100 años.
La guerra empezó hace tres años (2015), pero el conflicto empieza el 2011, en la Primavera Árabe, cuando Ali Abdullah Saleh, que fue presidente durante 33 años, tuvo que dejar el poder por ser acusado de traición y se lo entregó a su vicepresidente, Abdrabbuh Mansour Hadi (quédate con “Hadi”, porque el nombre anterior es imposible de recordar)
Cuando Hadi asumió el poder tuvo muchas dificultades para gobernar, tuvo que pasar por ataques de Al-Qaeda, un movimiento separatista en el sur y la resistencia de muchos militares que todavía eran fieles al ex presidente, así que se generó un ambiente donde lideraba la corrupción, hubo un aumento muy significativo de desempleo e inestabilidad alimenticia.
La guerra opone a dos potencias del Medio Oriente. Por un lado están los que apoyan al actual presidente Hadi, a través de una coalisión sunita liderada por Arabia Saudita y los países sunitas del Golfo, y por el otro lado están los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, país xiita, que controlan la capital del país desde el 2015, cuando entraron al palacio presidencial y arrestaron al presidente Hadi.
Los hutíes actualmente controlan la capital y otras ciudades, pero no todo Yemen, un país predominantemente sunita.
Como los hutíes se tomaron gran parte del nordeste del país e intentan tomárselo entero, el presidente Hadi logró escapar, dejó el país y desde ahí, los estados sunitas se preocuparon y empezaron a realizar ataques aéreos para detener a los hutíes y para que volviera el gobierno de Hadi.
En esta guerra civil, los sunitas han bloqueado el comercio e impiden que entre ayuda al país y el 70% de la población no puede tener los ítems básicos como comida, gas, medicamentos, y para hacerlo aún peor, con sus ataques destruyeron el sistema de salud del país, todo el alcantarillado y se generó un brote de cólera que afectó a un millón de personas y murieron dos mil (muchos de ellos eran niños).
Los sunitas (especialmente Arabia Saudita, que es archirrival de Irán) acusan al país de darle apoyo a los hutíes para expandir su influencia en los países árabes, y por otro lado los sunitas cuentan con el apoyo logístico y de inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que es sabido que les han pasado armas.
Los ataques aéreos de la coalición saudita son los principales responsables de la muerte de la población civil, destruyendo completamente toda su infraestructura y el bloqueo que le hicieron al país ha impedido que entre comida, remedios y combustible, lo que la ONU considera como una situación catastrófica y nadie se preocupa de un país que está al borde de desaparecer por el hambre y el caos.