Tobias van Schneider es un diseñador alemán –ex Director de Diseño en Spotify– que hasta ahora ha trabajado con marcas como Red Bull, BMW, Google, Wacom, Sony, Toyota, Ralph Lauren y más. Aún así nosotros lo conocimos por un concepto de cliente de correo electrónico que hizo hace algunos años y que marcó la pauta del camino a muchos diseñadores que se inspiraron a partir de él bajo el concepto de inbox zero.
Tobías mantiene una lista de mailing muy interesante en la que semana a semana cuenta algunos de sus mejores tips, siendo este el que considera fundamental para que puedas tener ideas y llevarlas a cabo como corresponde en un contexto como el actual, donde de cierta forma nos vemos invadidos de proyectos e ideas día a día.
Ahora les dejamos su post llamado “Ignore Everybody” traducido por Sebastián Millar.
Ignóralos a todos
Como parte de una charla que estoy impartiendo en decenas de ciudades alrededor del mundo en los últimos meses, menciono 5 principios que me ayudan cuando comienzo nuevos proyectos paralelos. Especialmente cuando hablamos acerca de nuevas ideas, a menudo me gusta comentar acerca del principio “Ignora a todos”. Mi inspiración inicial viene de un libro con el mismo título de Hugh Macleod.
En general, no soy un gran fan de ideas espontáneas. Las ideas son baratas, todos las tenemos. El ejecutarlas es lo que cuenta al final.
Sin embargo, existe algo mágico acerca de una gran idea. Tenemos que entender que son por naturaleza muy frágiles. Son como bebés desnudos, incapaces de protegerse a sí mismos.
Si realmente creemos en una nueva iniciativa, tenemos que protegerla con gran esfuerzo. Tarea difícil, ya que usualmente las más grandes son tiradas al piso por quienes nos rodean. Llevarla a cabo se trata de un camino solitario. Si todos concordaran con nosotros, muy probablemente la idea no es tan genial.
Los colegas pueden acabar nuestros planes porque no les gustaría vernos tener éxito, incluso si no lo hacen a propósito. Los amigos cercanos y la familia también tratarán de echar nuestras ideas por tierra porque nos aman y no quisieran vernos fallar. Todo lo que ellos hacen es protegernos de tomar riesgos, mientras lentamente terminan con nuestras ideas sin que lo notemos.
Al final, todos parecen estar en nuestra contra. Es aquí donde debemos optar por nosotros mismos para ignorar electivamente. Hugh Macleod lo plantea de la siguiente manera:
“Las grandes ideas cambian el poder del balance en las relaciones. Es por eso que evitamos las grandes en un comienzo.”
Mientras más interesante u original sea nuestro plan, menos será la cantidad de consejos que la gente será capaz de darnos. Piensa que se trata de tu bebé: es frágil y necesita tu protección hasta que es suficientemente fuerte para sobrevivir a los ataques de extraños.
Aún más interesante, hacemos todo lo posible para matar proyectos inmediatamente. Imaginemos a 20 personas en una junta de lluvia de ideas donde todos arrojan posturas, una tras otra, solo para que otro las aniquile al instante. Desafortunadamente, las este tipo de reuniones son la instancia donde las grandes ideas llegan a morir.
Más encima, usualmente sondeamos a los “más inteligentes” y obtenemos un feedback de nuestra nueva idea. Desafortunadamente, la gente más inteligente del grupo es la que nos entrega la mayor cantidad posible de las razones por las cuales nuestros planes no funcionarían.
“En la mente de los principiantes hay muchas mas posibilidades; en la de los expertos, no tantas.” – Shunryu Suzuki
George Lois (el Mad Men original) una vez dijo: para realizar un buen trabajo, utilizamos el tiempo 1% en inspiración, 9% en transpiración y 90% de justificación.
Utilizamos 90% del tiempo en proteger nuestras ideas y, lentamente, a lo largo de las duras jornadas laborales, terminamos solo justificándonos.
No obstante, la fórmula mágica a menudo está en el ignorar al mundo de buenas a primeras. Al principio, seremos tan frágiles como la idea en sí, y todo lo que podemos intentar es hacer oídos sordos a las ideas ajenas. Mantenerte firme con tu voz interior y el trabajar por tu idea hasta que es lo suficientemente fuerte para que sobreviva por sí sola.
Seamos honestos
Cuando Larry Page y Sergey Brin salieron con el proyectode construir un motor de búsqueda, parecía ser una idea horrible. Más de 5 otros motores de búsqueda ya existían y ninguno de ellos era comercialmente exitoso.
En 1902, el New York Times escribió que el precio de los autos nunca sería lo suficientemente bajo para que se masificaran entre las masas. Los llamaron “poco prácticos” sin futuro a la vista. Y sí, esta afirmación salió de uno de los “más grandes periódicos”.
AirBnB aparentaba ser otro horrendo concepto. Couchsurfing ya era conocido por ser una extravagancia de algunos hippies, pero no de las masas.
¿Un servicio de mensajería en línea que se valía de las limitaciones de un SMS que solo permitía el escribir 140 caracteres? En serio, Twitter parecía el peor modelo que se pueda tener en medio de todas las posibilidades que el internet nos puede ofrecer.
¿Una aplicación que permite grabar fragmentos cortos de video que desaparecen para siempre luego de verlos por una vez? Parece un plan bastante frágil, hasta que se convirtió en Snapchat.
En 1876, Alexander Graham Bell puso a la venta su patente del teléfono a Western Union. Ellos amablemente rechazaron la oferta bajo la razón de que “sería un juguete inútil que nunca valdría un centavo”.
Al final, aprendemos dos cosas de estas historias:
- Ignora a todos mientras trabajes en una nueva idea. Si te encanta, las posibilidades están 50/50 y NADIE será capaz de aconsejarte como lo necesitas, no lo pidas; ¡sácala adelante! Prueba hacer lo que yo a veces hago: si 10 personas te creen un estúpido o un idiota, tienes tu propia validación, ahora pruébales que están equivocados.
- Mientras observas a otras personas trabajando en sus ideas, puedes intentar ser más comprensivo más que aprensivo. Pero una vez más, creo que el rechazo puede también ser una forma de que estemos más motivados a trabajar más duro; me funciona. Depende solo de ti como tratas las ideas de otras personas.
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Atentamente,
Tobias.