Cada año se levantan más alrededor del mundo. Son la imagen misma de la obsesión por la seguridad y la división, en desmedro de los derechos humanos.
Aprovechando el impacto por la elección de Trump y todo lo que significa, hagamos una revisión sobre uno de los temas más cuestionados de su campaña: el muro en la frontera con México. Como ya explicamos en otro post, este controversial muro fronterizo existe desde 1994, y desde entonces, más de 10.000 migrantes han muerto intentando cruzar la frontera.
Me parece muy bien que andemos todos alarmados por propuestas de este tipo, por el racismo, xenofobia y un par de derechos humanos que se entrecruzan, y siempre estará bien que la gente se alce contra este tipo de acontecimientos.
Sin embargo, abramos más los ojos, miremos el resto del mundo, y recordemos todos los otros muros que ya hay repartidos por el mundo para frenar el ingreso de inmigrantes, que también significan el atropello de los derechos humanos, y puro racismo.
Muro de Munich
La misma semana en la que se celebran los 27 años de la caída del muro de Berlin, se anunció la construcción en Munich de un muro incluso más alto, para separar un barrio de un nuevo centro de menores refugiados.
Siete vecinos de Neuperlach, un barrio al sureste de Munich, ganaron una disputa legal en la exigen la construcción de un muro de aislamiento acústico de cuatro metros de altura (40 cm. más que el muro de Berlín) y 100 metros de longitud, frente un albergue de refugiados menores de edad y que han perdido a sus padres.
Los vecinos alegaron que la construcción de este refugio que albergará a 160 niños interferiría con su calidad de vida debido al ruido. Sin embargo, además de elegir la altura, exigieron que el material del muro lo hiciera imposible de escalar.
Muro de Calais
Un mes y medio antes del triunfo de Trump, se comenzó a construir un muro en el puerto de Calais, Francia, que tiene como objetivo detener el paso de inmigrantes desde Francia a Reino Unido.
La construcción, presupuestada en 21 millones de euros, superará el kilómetro de largo y los cuatro metros de altura, y será de concreto suave y sin rugosidades, para hacer más difícil su escalada.
Aunque Calais forma parte del territorio de Francia, la construcción será financiada con dinero de Reino Unido.
El muro noruego
Noruega, uno de los países más “avanzados” del mundo. Aborto libre, baños mixtos, siempre primero en los rankings de calidad en educación.
Pero la buena onda es solo entre compatriotas. El país está construyendo una valla de acero de 3,6 metros de alto y a lo largo de la frontera del ártico con Rusia, en la única ruta que conecta a los dos países. Esto porque más de 5.500 inmigrantes (la mayoría provenientes de Siria) que pedían asilo en el país, entraron a Noruega por la ruta del círculo polar ártico.
Muro entre Hungría y Serbia
175 kilómetros de alambre y cuchillas impiden en Hungría la entrada de los refugiados desde Serbia. Su construcción estuvo en manos de presos de la cárcel de Szeged, condenados por robos y asesinatos, tratados como esclavos y cuya jornada laboral se extendía desde las 7:00 am. hasta las 20:00 horas, solo porque ya no había luz para seguir trabajando.
Desde la caída del Muro de Berlín, los países europeos han construido o comenzado a construir 1.200 kilómetros de vallas antiinmigrantes, a un costo de al menos US$ 570 millones.
La construcción de estos muros ha sido duramente cuestionada debido a su poca eficacia. La gente continúa llegando por mar y tierra, arriesgando su vida para encontrar una nueva vida en Europa. Muchos mueren a la mitad del camino y los demás quedan varados a su suerte en puertos y fronteras, sin nadie que se haga cargo.
Sin embargo, la construcción de muros no es algo producido solo por la crisis migratoria de los últimos años. Israel está cada día más encerrada en sí misma y ya ha construido barreras a lo largo de casi todo su territorio. La India y Bangladesh comparten una frontera completamente alambrada. Irlanda del Norte tiene “los 99 muros de la paz”, para segregar a protestantes y católicos.
Cada minuto, 24 personas en el mundo tienen que abandonar su hogar, lo que suma un total de 34.000 al día. En 2014 eran 30 por minuto y en 2005, sólo seis por minuto. Esta cifra es la mayor en más de dos décadas.
Pongamos los ojos en un mundo (que es más grande que solo Estados Unidos) que ya está dividido por el racismo, las guerras y la islamofobia desde hace mucho tiempo.