Niñas Araña recrea la historia real de tres niñas de 13 años que desde las noticias policiales reveló las brutales consecuencias de las injusticias sociales.
Niñas Araña es el más reciente estreno de cine chileno. Junto con “Mala Junta” de Claudia Huaquimilla conforman una dupla de películas nacionales en cartelera que reflejan la dicotomía de vivir en un país que se fisura entre ascendentes cifras de crecimiento y una desigualdad brutal que hace que gran parte de la sociedad tenga que vivir mirando como el progreso no parece alcanzar para todos.
De eso justamente trata Niñas Araña, basada en un caso policial que remeció al país hace diez años, cuando un grupo de niñas de 13 años, que vivían en la toma de Peñalolén (la que en ese entonces era la más grande de Chile), sucumben ante la presión de mirar cómo la sociedad ofrece y promete beneficios que ven de cerca pero detrás de un grueso vidrio, el que deciden romper por medio de entrar a robar a departamentos del barrio alto, escalando, acaso el más extremo ejemplo de intentar ascender como sea en la pirámide social.
Conversamos con Guillermo Helo, director de la cinta, que IMDB califica con un más-que-interesante 7,2 y que actualmente está en todos los cines del país.
¿Qué aspectos de la historia de las llamadas “niñas araña” te parecieron atemporales? En qué sentido Chile sigue siendo igual que hace 10 años?
Es completamente contingente. Estas tres niñas que con tan solo 13 años arriesgaban la vida escalando edificios para tener cosas bonitas son un fenómeno de la sociedad que tenemos, en donde se pone énfasis en lo material, en el consumo. El tema es que nuestra sociedad vende y promueve una vida que para los niños marginales es imposible pertenecer, entonces ellos se debaten entre un sistema que les ofrece todo y la imposibilidad de tenerlo. El robo es solo una respuesta a eso. Y es evidente, con todo lo que ha pasado en el Sename que aun no nos hemos hecho cargo de la infancia y juventud vulnerable.
¿Conociste a las niñas reales durante tu investigación?
No. Muy temprano decidimos no acercarnos a ellas cuando estábamos preparando el guión ya que en ese momento estaban bordeando los 20 años y sus respuestas estarían condicionadas por la distancia al hecho. Lo que hicimos fue ir al material de archivo de las entrevistas que dieron cuando ellas tenían 13 años y no había tanto análisis, sobre eso se trabajó en el guion
La película está basada en la obra de teatro “Niñas araña” (2008) de Luis Barrales, explícanos el por qué y cómo se refleja esto en la película.
Si. Es una adaptación de la obra de teatro, cuando vi la obra me di cuenta que yo andaba en una búsqueda narrativa similar, me encantó. Pero no fue hasta años después que pensé en llevarla al cine. Si bien es cierto la obra es el punto de partida de los personajes y del arco dramático, también nos alejamos de ella en la adaptación para poder utilizar el leguaje propio del cine sumando nuevos personajes y nuevas tramas, añadiendo así elementos que aparecieron en la investigación y que aprovecharan el lenguaje audiovisual.
Crees que el cine chileno está volviendo a las temáticas sociales, después de algunos años en que se renegó de esto por ese lugar común de que “todas las películas chilenas se tratan de la dictadura”?
El chileno es bien especial. No veo a ningún norteamericano diciendo “otra película de Vietnam u otra de Segunda Guerra Mundial”, cuando aparecen. Creo que el cine y el arte en general, tienen el derecho y el deber de hacer memoria y dar luz a nuestras historias y reflejar nuestra humanidad, nuestros personajes y sociedad. La sociedad la construimos todos y cada acto se constituye en nuestra memoria colectiva, en nuestra historia. A mi modo de ver creo que aún existen deudas con historias relacionadas con la dictadura y con ese episodio en su totalidad. Ahora respondiendo a lo primero, siempre ha existido cine social, solo por mencionar algunas a partir de los 2000, Machuca, Sub Terra, Taxi para 3, Huacho, La Buena Vida, incluso La Nana, tenía elementos. Aquí no ha pasado nada es un retrato social de los jóvenes de la clase alta. Creo que es imposible que los autores no tengan opinión sobre el mundo que vivimos y desde ahí tocar temáticas que nos reflejen, aunque esas sean en comedia.
Cuéntanos de tu proceso de director de teleseries (Brujas, Hippie, Maldita) a hacer cine ¿Fue siempre tu idea, o fue algo que te nació ahora? ¿Tuviste que enfrentar prejuicios?
Siempre me he interesado en la ficción dramática y en particular en el cine. Mi camino comenzó por la televisión ya que de esa manera se dieron mis oportunidades laborales pero en el fondo siempre quise hacer películas, trabajar como autor. La experiencia de hacer ficción en teleserie tiene sus pro y contras. Es una tremenda escuela de entrenamiento, te enfrentas a muchas situaciones distintas. En una teleserie se abordan muchos tipos de escenas, con diversas estructuras dramáticas, tramas, personajes, es el único producto que construye tanto set, hay un gran despliegue de vestuario, equipo técnico, un gran elenco, etc. Esta es una industria muy grande, o al menos lo fue. Pero por otro lado es reductiva desde la perspectiva narrativa, un poco plana en las temáticas y repetitiva en los trasfondos. No he vivido prejuicios, pero me imagino que deben existir.
Castearon a niñas “reales”, es decir no a niñas actrices, para la película ¿Por qué tomaron esa decisión y cómo se refleja eso en la película?
Los personajes tenían 13 años, desde ahí teníamos que hacer un casting para cubrir esas edades. Es por esto que buscamos a actrices que no fueran profesionales, pero por lo mismo era importante que ellas fueran naturales y si bien es cierto, no son chicas marginales, era importante que tuvieran “calle”, que la realidad que iban a interpretar no les fuera ajena y la conocieran. Esto dotó al film de mucha naturalidad, además ellas, en el proceso de ensayo se hicieron amigas, lo que fortaleció aun más los vínculos que la trama proponía.
Grabaron en una toma real, cuéntanos donde fue, cómo fue esa experiencia y si tienes alguna anécdota que puedas compartirnos al respecto.
La gente del campamento San francisco en San Bernardo, nos ayudo mucho, participaron como extras y ayudando en la logística. Lo mas duro fue filmar de noche-amanecer. Para varias escenas tuvimos que llegar a la locación a las 2-3am para no entorpecer la vida del campamento y al mismo tiempo que ellos con su música de las casas no entorpecieran la filmación. Por las dimensiones del lugar era difícil iluminar y esconder nuestros cables. Así que en general se hizo pesado esos días. Como todo género tiene sus propias reglas.
La película si bien es cruda, tiene mucho de humor, coméntame como hiciste para incorporar comedia a una historia tan dramática.
La historia está narrada desde la perspectiva de las protagonistas,niñas de 13 años que son amigas de toda la vida, entonces independiente de lo que pase alrededor de ellas, de lo dramático que pueda ser, existe una complicidad que las lleva a tener humor de amigas entre ellas, que por cierto muchas veces tiene bastante de humor negro, y de esa manera se contagia al film de una energía que mantiene un relato ágil y con ironía.
En esa línea ¿Tienes considerado hacer una segunda parte, con la historia de las arañitas Vip, por ejemplo?
Eeeee déjame pensarlo… Eeeehee definitivamente no. No veo nada en esa historia que nos refleje como sociedad o que me interese abordar.
Invita a la gente a ver Niñas Araña.
Quiero invitarlos a ver Niñas Araña, una película emocionante que de alguna manera nos describe como país, que tiene humor y drama y que, después de un relato entretenido los va dejar pensando.