Educación sexual cortesía de Don Graff, el perro que nos trató de convencer de que fumar marihuana te convertía en un delincuente. ¿Qué podía salir mal?
Estudiar en un colegio particular subvencionado presenta diferentes falencias vistas de forma transversal en todas las regiones de Chile: gimnasios que gotean en invierno, laboratorios que carecen de implementaciones básicas, sostenedores que se enriquecen a costa de las mensualidades y profesores que no pueden con tantos alumnos en una sola clase.
El sistema mixto donde intervienen entidades privadas y el Estado, carece de muchas cosas, menos de material para enseñarnos sobre las etapas más incómodas de la pubertad y el consumo de drogas.
De esta forma llegó a mis manos y las de mis compañeros el libro “Quiero Ser”, iniciativa lanzada por el Ministerio de Educación y Paz Ciudadana –responsable de crear nuestro Scooby Doo justiciero mejor conocido como Don Graff– y que pretendía concientizarnos sobre el uso de drogas y los cambios que se producían en nuestro cuerpo durante esa edad (todos teníamos entre 12 y 13 años).
La presencia del libro nos hizo felices desde un principio porque se destinaría una hora de clases en la tarde para trabajar en el texto y sus actividades, donde básicamente conversábamos sobre los pelos que nos salían en el cuerpo y los riesgos para nuestro organismo si tomábamos alcohol tan chicos.
La presencia del libro nos hizo felices desde un principio porque se destinaría una hora de clases en la tarde para trabajar en el texto y sus actividades, donde básicamente conversábamos sobre los pelos que nos salían en el cuerpo y los riesgos para nuestro organismo si tomábamos alcohol tan chicos. En un cuadernillo –que puedes revisar aquí- anotábamos todas nuestras inquietudes y el profesor las revisaba para posteriormente hablar uno por uno sobre las dudas que teníamos acerca de la pubertad.
Como iniciativa sonaba bien, pero en la práctica no resultó. El orientador –que también era nuestro rector- nos hablaba sobre vaginas, masturbación, menstruación y vellos púbicos mientras hacía dibujos en la pizarra, situación que a los doce años por lógica te da risa. Mis compañeras y compañeros incluso vieron la forma perfecta para desquitarse del profesor haciéndole preguntas incómodas como “que tan lejos podía llegar el semen al eyacular” o “si la menstruación cambiaba de color por comer betarraga”.
Rendido, nuestro profesor se dedicó a jugar en su computador mientras nosotros conversábamos sobre cualquier tema olvidándonos de la existencia del libro que nos marcó por la forma tan ñoña en la que se nos quería enseñar cosas que por lógica preguntaríamos a alguien más cercano, y no a nuestro rector.
Pero que la existencia del “Quiero ser” fuese un fracaso no viene desde una opinión personal o experiencias ligadas a lo vivido con mi curso.
El programa de educación sexual CESOLAA, que recopila la historia de la educación sexual en nuestro país, reconoce que el período desde 1996 a 2009, se caracteriza por variadas experiencias administrativas centralizadas del MINEDUC sin tener resultados medibles y conocidos, pero que se destaca la participación de ONG´s privadas que participan en la Educación Sexual del Sector Privado y en colegios Católicos.
El hecho de que se cite a los colegios particulares como ejemplo en materias de educación sexual y prevención de drogas, es un claro fracaso para el gobierno y para quienes estudiamos en colegios subvencionados y públicos (la mayoría del país a todo esto).
Está bien educar a los jóvenes sin tapujos y presentando estrategias de comunicación entre sus pares a diferencia del rol castigador que tomó Don Graff a finales de los noventa con mensajes y compañas prejuiciosas donde la gente que fumaba marihuana era considerada técnicamente delincuente, pero faltan herramientas comunicacionales y medidas efectivas para que los jóvenes realmente puedan educarse en el ámbito sexual de forma urgente.
Actualmente, las cifras de de transmisión de VIH entre menores de edad aumentó un 66% por falta de iniciativas que entreguen herramientas a todos los docentes para hacer frente a estos temas.
Desde el Ministerio de Educación también reconocen el fracaso de políticas públicas como el libro “Quiero Ser” y otras campañas del SENDA afirmando que “desde el 2011 el MINEDUC inicia una nueva experiencia en Educación Sexual Nacional a través de financiamientos de fondos Centralizados y de Programas elegidos e inscritos en esa Cartera”.
“Los signos y demandas sociales, hacen percibir que en el mediano plazo, si existe el apoyo de una política pública progresista, el Estado participará más directamente en la introducción de la educación sexual en la enseñanza escolar pública, tal como lo está desarrollando gran parte del sector educacional privado” añade en el texto elaborado por CESOLAA.
Quizás no queda esclarecido el rol que debe tomar una institución pública o subvencionada respecto al nivel en el que puede inmiscuirse en la moralidad con la que sus alumnos llevan a cabo su vida. Siempre ha sido materia de debate este tipo de intromisión gracias a las objeciones de los mismos padres que subestiman el intelecto de sus hijos respecto a temas sobre educación sexual.
Un buen ejemplo de esto es lo que pasó con el libro de educación sexual 100 preguntas de sexualidad adolescente.