A diferencia de lo que hemos tenido que creer en relación a las familias, creo que no existe otro acto de amor más profundo hacia ellas que tomar distancia cuando el amor obligatorio, ese que dice que debes amarla por el fácil hecho de compartir la misma sangre, se transforma en ansiedad, sufrimiento, corazones rotos y no te permite estar tranquilo con lo que por cuenta propia decidiste armar con tu vida.
Las familias tóxicas son esas que te abusan emocionalmente y chantajean. Causan problemas contigo mismo hasta tal punto en que su odio o violencia se transforma en odio hacia ti mism@.
Así como muchos otros adolescentes, tuve un crecimiento complicado. En una esquina de mi vida encontraba a mi mamá exigiéndome bajar de peso, tener buenas notas en el colegio, evitando todo lo gay que podía llegar a ser a los nueve años o a los 17. Como si no fuera suficiente, encontrarme en alguna situación que fuera en contra de la obligación de ser un soldado de su regimiento familiar significaba un golpe. Mentira. Nunca era uno, siempre era una golpiza.
Ojalá tener buenas notas o bajar de peso hubiese significado algo más que cumplir una simple obligación de estudiante, pero esto estaba unido al background de mi mamá y su familia, a sus inseguridades y trastornos.
En la otra esquina estaba el contexto que esconde cada familia detrás de una bonita foto de reunión familiar de domingo. Mi abuelo se fue de su casa con 14 años para comenzar a trabajar por su propia cuenta después de que su papá muriera y dejara una viuda y otros tantos hermanos. Mi mamá fue forzada a trabajar desde que tenía menos de diez años cuando su papá la dejaba encargada de los negocios de la familia. Mi padrastro nunca demostró mayor interés en mí, y apoyaba a mi mamá la dictatorial tarea de ser una mamá.
Puede ser un campo común de exigencias maternales eso de tener buenas calificaciones o tener que bajar de peso, pero el giro de la situación cambia drásticamente cuando de eso depende tu integridad física. Tuve muy claros muy objetivos desde los cinco años, cuando empecé a recordar los golpes y a darles sentido, contexto; y también cuando las palabras como “guatón culiao” provenientes no solamente de la boca de tu mamá sino que del resto de tu familia, alineados con vivir un solo tipo de vida, comienzan a tener el mismo impacto en tu cuerpo.
Durante años continuamente despertaba deseando que la noche me hubiese llevado a la muerte, desarrollé pensamientos autodestructivos que fueron calando hondo en mi personalidad hasta desarrollar un fuerte trastorno ansioso-depresivo. Una serie de malestares físicos y psicológicos se fueron manifestando en concordancia a mi crecimiento.
“Esta situación creó un miedo y dependencia hacia mi mamá, más fuerte que al resto de mi familia que nunca me trató con mucho más cariño que ella, y estoy seguro que aún tengo problemas por asuntos que no he logrado resolver de mi niñez”.
Desde un abuelo que te grita porque no te quieres cortar el pelo o no pierde la oportunidad para decirte que debes hacer exactamente lo que hacen todos porque no está bien ser diferente, hasta tíos que te amenazan con golpes si sigues siendo una especie de favorito de tus abuelos. ¿Favorito?
Por alguna razón, y esta es una constante que se extrapola a mis relaciones familiares y se aplica al devenir diario, siempre he permanecido en los márgenes de cualquier tipo de interacción interpersonal. Por obligación debí aprender a conformarme con no poder hablar, a guardar silencio o esconder mis ideas, a tratar de pasar desapercibido, a guardar mi voz y mis puntos de vista; pese a esto siempre existió en mí el deseo de poder ser esa persona que soñaba constantemente con ser, lejos de quien tuve que ser.
Por esa automantenida esperanza, apenas vislumbré la oportunidad que me dejó soñar con escapar, de lo que no puedo recordar un hoyo perdido en medio de un rincón de Chile, la aproveché y estar lejos de este núcleo fundamental de la sociedad no me pudo permitir ser tan feliz como nunca antes lo había sido.
Hay que decirles chao a las familias tóxicas y abusivas para poder estar tranquilo y feliz, pero tampoco adelantarnos demasiado en tomar esa decisión. La podemos comparar con salir del clóset. Nunca salgas del clóset con tu familia si eso significa que te van a echar de tu casa y todo lo que eso significa como no poder seguir estudiando o tener que valerte por ti mismo a los 14 años. Es mejor esperar y resistir entre “los tuyos” hasta que ya no tengan influencia con tu vida o tus opciones.
Sigo manteniendo contacto con mi familia, pero no puedo soportar más de una semana ahí, es difícil hacerlo. A veces voy de vuelta a mi casa y me doy cuenta de todas las razones por las que es bueno escapar de los huracanes de comentarios mal intencionados, locura, y proliferación de los pensamientos autodestructivos. Es importante des-identificarse de las conductas violentas de tus familiares, es sano para ti y para la gente con la que te relacionas.
Las familias al igual que los amigos o los amores también te pueden romper el corazón, hacer sentir en el suelo e incluso no querer levantarte. Hay de todo. No todas las familias son de esas con las que te sientas frente a una chimenea y conversar y ríes hasta la noche. Hay que aprender a aceptar que hay gente que es tóxica y no pueden cambiar porque ya fueron construidos así. Lo mejor es tratar de entender y tomar distancia adecuada.
Cómo reconocer una familia tóxica
Suprimidores de identidad, algún miembro de tu familia se preocupa de hacerte sentir menos que el resto y constantemente te prohíbe ser quién quieres ser por mero gusto o por seguir al resto.
Manipulación, te manipulan con la intención de ganar algo a cambio o de perjudicarte. Creen que te tienen a tu servicio y no les molesta presionarte hasta conseguir lo que quieren.
Sobreprotección, algunos creen que no hay nada más importante que unos padres que te sobre protegen del mundo. Pero los hijos quieren explorar la vida en la que viven, irse de aventuras y equivocarse por su propia cuenta mientras cuentan con el apoyo de sus padres, no con la represión de ellos. Esto daña la confianza de cualquiera.
Proyección de problemas, muchos reflejan los problemas e inseguridades en los demás. En este caso puede ser cualquier miembro de la familia quien proyecte en ti sus miedos, frustraciones, la depresión o ansiedad, incluso deseos inclumpidos para no dejarte vivir tranquilo.
Maltrato, toda persona que maltrata a otra merece de inmediato tu toma de distancia. En este caso es complejo, sobre todo si vives con los maltratadores. Pueden utilizar violencia física o verbal lo que crea un ambiente tóxico.
Rechazo, cada vez que te acercas a ellos te rechazan, no te prestan atención y no te tratan con respeto.
Control, no contentos con sobreprotegerte insisten en controlar cada aspecto de tu vida, con quién te juntas, los lugares que frecuentas y así. No te dejan pasar tiempo con tus amigos o siempre quieren estar contigo y no dejarte salir.