Una aproximación socioespiritual.

Existe un mito popularizado en internet donde afirman que Rancagua no existe. Esto, según nos contaron los propios rancagüinos responsables de divulgar esta teoría-meme, se debe a que la ciudad carece de una relevancia significativa como para poder interesarle al resto del país generando una oleada de bromas que repercutieron con fuerza en internet.

Sin embargo, durante este año y en menos de 4 meses, Rancagua ha sido noticia por las razones equivocadas: dos casos que involucran magia negra siendo uno un brutal homicidio y otro, supuestos rituales ejercidos por un alto funcionario de la región.

En el primer caso tenemos el asesinato de una mujer de 67 años a manos a manos de la pareja de su nieta. El crimen fue premeditado y las conversaciones entre ambos sostenían que la mujer debía ser asesinada para permanecer juntos. Ambos cumplen condena en el Sename de Graneros tras concretar su plan.

“Efectivamente hay muchos WhatsApp vinculados a información relativa a pactos, invocación del pacto de los ángeles caídos, hablan de que vamos a hacer un pacto de sangre para sellar este amor e incluso un pentagrama que hay que hacerlo con sangre, pero lo concreto a la formalización de hoy son los cargos que tenemos en este momento” sostuvo la fiscalía en ese minuto.


El siguiente caso, ocurrió la semana pasada tras el allanamiento de las oficinas del juez Emilio Elgueta (acusado de corrupción). En su oficina se encontraron velas, una fotografía del diablo, figuras de demonios y una imagen de la ex ministra de Corte Suprema llena de alfileres.

El caso suscitó sorpresa entre sus mismos colegas, que aludieron al carácter reservado del profesional. Lo cierto es que Elgueta tenía varias conexiones con la masonería y fue expulsado de la Gran Logia de Chile tras el incidente.

Mientras tanto, la exministra “víctima” de la situación, Gabriela Pérez (y quien inició la investigación contra Elgueta) aseguró que la situación “ha sido una cosa de una vulgaridad espantosa”.


Vulgaridad o no, Rancagua tiene un historial olvidado con el espiritismo. Es cosa de revisar Google y los brujos, adivinas, tarotistas entre otros proliferan de manera excepcional en comparación con otras ciudades de Chile.

La brujería se hace presente dentro de la idiosincrasia rancagüina gracias a su cercanía con el campo y sus tradiciones supersticiosas, pero este nuevo auge tiene que ver directamente con el abandono.

Desde la caída del precio del cobre -fuente principal de ingresos de la ciudad gracias a la mina El Teniente- la región vio frenado el boom inmobiliario que vivió durante la primera década del nuevo milenio. Esto combinado a los diversos casos de corrupción que involucran la malversación de fondos durante la construcción del teatro regional y las acusaciones contra el propio alcalde por supuestamente haber pagado a un joven prostituto por su silencio, dejan a sus habitantes con una percepción de desidia que aumenta conforme se da a conocer el comportamiento de sus autoridades.

Una teoría de características similares presenta el académico Rodolfo Núñez, autor del libro “Brujería y Psicología: Un diálogo insospechado”.

“He apreciado que permanentemente las personas recurren a este tipo de servicios para orientar su toma de decisiones o para superar situaciones de desgracias personales a las cuales no les pueden atribuir causa reconocida, entonces la información y soluciones aportadas por los brujos (as), les permiten explicarse y resolver los sufrimientos que están presentando, lo que les hace reiterar la demanda de estos servicios” señala a forma de descripción de su trabajo.


Persigue explorar las representaciones sociales que sostienen la comprensión y la práctica mágica, toda vez que a pesar del discurso empírico-verificacionista que caracteriza a nuestra cultura, la magia se mantiene activa y en uso, ocupando un espacio en el marco de las soluciones que las personas utilizan para abordar sus vidas

Este fenómeno de buscar la práctica espiritista mediante el abandono es tan solo una teoría. Sin embargo, hace sentido considerando el centralismo que se vive en Chile y cómo las provincias han llegado a recurrir a las artes oscuras antes de cualquier lógica posible con resultados nefastos.