A fines de marzo, el Ministerio de Salud (Minsal) decretó cuarentena total para algunas comunas de la capital, sumando así 14 días de aislamiento. En su mayoría las comunas están ubicadas en el cono de alta renta de Santiago: Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, Providencia, Ñuñoa y Santiago. Posteriormente, se sumaron otros territorios a lo largo del país, como Rapa Nui, Chillán, Chillán Viejo, Hualpén, San Pedro de la Paz, Temuco, Padre Las Casas, Osorno, Punta Arenas y Puerto Williams.
Asimismo, recientemente el Minsal anunció que desde el día el 10 de abril se aplicará la cuarentena obligatoria a un sector de la comuna de Puente Alto, redefiniendo también para la misma fecha, cuarentenas parciales (territorios parcializados) en las comunas de Ñuñoa y Santiago.
Respecto del criterio aplicado, las autoridades sanitarias han señalado que la elección obedece a que estas comunas concentran el mayor número de contagios. A pesar de ello, muchos alcaldes siguen exigiendo medidas más drásticas, como por ejemplo, la cuarentena total en la Región Metropolitana, determinación que según ellos permitiría contener y bajar efectivamente la curva de la pandemia.
Investigadores e investigadoras de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chilecoinciden en que no sólo se trata de poner el foco en la estadística sanitaria o en la cantidad de comunas en cuarentena, sino en la posibilidad real de materializar la medida. Para estos expertos, el control de la pandemia debe considerar aspectos tales como movilidad, habitabilidad, diferencias territoriales, comportamiento de la población, precariedad del empleo, entre otros aspectos.
Para Paola Jirón, directora del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios (MOVYT), investigadora del COES, coordinadora del Doctorado en Territorio, Espacio y Sociedad y académica de la FAU, “el principal problema de cómo se aborda el COVID19 en la ciudad, tiene que ver en cómo se concibe el territorio. Se piensa que el territorio es un contenedor de personas pero es un espacio relacional, en constante movimiento. Inmovilizar a algunos, sobre todo los privilegiados, los que pueden quedarse en la casa, teletrabajar y que pueden estar en este espacio protegido, no es suficiente porque el resto de las personas se tiene que mover. Hoy quedarse en casa es un lujo”.
Desde la perspectiva de la investigadora, el aislamiento voluntario u obligatorio no es una opción para toda la ciudadanía, ya que a diferencia de varios países afectados por el COVID 19, el Estado de Chile así como muchos empleadores, no han garantizado la continuidad de los empleos y de las remuneraciones.
“Las personas que actualmente se están moviendo no lo hacen por placer, sino porque tienen que trabajar y en este sentido, las medidas son insuficientes. Porque para que algunos se queden fijos, el resto debe seguir moviéndose. Las personas que se están moviendo no están seguras, no hay protocolos claros, no hay medidas suficientes. Los municipios serían una buena instancia para regular esto y gestionar adecuadamente los procedimientos”, enfatizó Paola Jirón.En la misma línea, el profesor Carlos Lange, antropólogo especializado en Desarrollo Urbano y académico de la FAU, hace énfasis en la precariedad laboral y en el comportamiento social de los habitantes de las comunas de Santiago en cuarentena obligatoria.
“La elección de las comunas en cuarentena devela los altos niveles de desigualdad políticos, económicos y sociales que existen en nuestro país y además las medidas reproducen la desigualdad. No es posible disociar el aspecto sanitario y sus implicancias para nuestra sociedad. La medida deja al descubierto la precariedad de nuestro mercado laboral, y particularmente la creciente relevancia que la economía informal tiene como estrategia de subsistencia para muchas familias chilenas”, sostuvo Carlos Lange.
“Como medida de control político, que busca organizar a la población en contexto de emergencia, reproduce la desigualdad y revela las diferencias de los territorios. Hay población que parece no entender las implicancias de las medidas y las consecuencias de no respetarlas, mezcladas con actitudes de soberbia de los sectores más acomodados de la sociedad, donde parecen creer que el contagio no les va a afectar o confían excesivamente en las prestaciones que le pueden brindar los sistemas de salud a los que pueden acceder”.
Considerar el comportamiento de la población, es un punto clave para la académica Alicia Campos, a cargo del Diploma de Postítulo en Arquitectura Hospitalaria en la FAU. “La base del criterio para la elección de los territorios es inicialmente sanitaria. Sin embargo, desde mi visión estas medidas no son oportunas porque expresan un actuar reactivo más que preventivo. Es así como, la información que se entrega a la ciudadanía tiene una dimensión exclusivamente sanitaria. El hecho que el sector oriente tengan más contagiados es algo cuantificable, pero se debe relacionar con el comportamiento de la población. Ejemplo de ello es el acceso a las segundas viviendas en la costa y los riesgos de contagio son consecuencia de las condiciones económicas que permiten una alta movilidad de este segmento que, además, es mucho más autodeterminado ante criterios de autoridad”.
Para la académica es razonable preguntarse sobre las condiciones sociales de las otras comunas que van a modelar la progresión del contagio, “para contar con criterios curativos y preventivos que nos ayuden a definir el destino de los recursos, saber si efectivamente era necesario un Espacio Riesco o bien otro recinto en otra localidad”.
La egresada de Geografía de la FAU y diputada, Camila Vallejo, hizo hincapié en la necesidad de políticas más preventivas y prepararnos ante la extensión de la cuarentena a comunas más vulnerables. “Muchos esperábamos que la cuarentena obligatoria se hubiese aplicado mucho antes. Sabíamos que los casos de contagio en el extranjero venían principalmente de habitantes del sector oriente de la capital. Lo que necesitamos ahora es una cuarentena más generalizada, no sólo en las comunas más pudientes sino en aquellas comunas donde ya hemos visto varios contagios”, indicó.
Sin embargo, “la cuarentena en las comunas más vulnerables debe ir acompañada de un apoyo concreto, económico, logístico. Estamos hablando de una población que no tiene el mejor u óptimo acceso a servicios básicos o de insumos, por lo que requiere de un complemento del Estado o del sector privado que permita la subsistencia de las condiciones básicas de las familias de las comunas más vulnerables de nuestro país”.
Justamente sobre el rol del Estado y sus alcances el profesorEnrique Aliste, director del Departamento de Geografía de la FAU y Premio Nacional de Geografía 2018, plantea una necesaria discusión. “Después que pase la tormenta, valdrá la pena reflexionar sobre la capacidad efectiva del Estado para enfrentar este tipo de crisis y probablemente se tendrá que repensar el modo en que éste puede garantizar la viabilidad de la sociedad en su conjunto, que es algo que se ha cuestionado este último tiempo. Se ha hecho una apuesta muy grande por las conductas individuales, todavía está el dilema de la conducta individual y la conducta colectiva. Necesitamos pensar sobre el tipo de relación social que se está construyendo desde el punto de vista de la resposabilidad colectiva”.