Recientemente la OPS (Organización Panamericana Salud) y OMS (Organización Mundial Salud) hicieron un llamado, especialmente a los países de América, a expandir e invertir en servicios de salud mental, debido a los graves efectos de la pandemia que está teniendo en el continente, que según remarcó la OPS es una “crisis sin precedente”.
Los esfuerzos en otros ámbitos de la vida social han sido escasos en la salud mental -para la ONG Mente Sana- , a pesar de recientes indicadores que señalan que nuestro país, convive con, lo que denominan como, una pandemia silenciosa y oculta a nivel de salud mental.
Según datos pre-pandemia de la propia OMS, un millón de chilenos padecía de síntomas de ansiedad y ochocientos mil, síntomas depresivos. En estos meses de conflicto social y pandemia- el director de la ONG- , alude a diversos estudios que constatan un aumento considerable de diversos indicadores:
· 19% de las personas que requieren atención por algún trastorno de salud mental incipiente tiene acceso a cobertura (Ministerio de Desarrollo Social)
· Una de cada tres personas entre 21 y 68 años exhibe dificultades mentales, (Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC)
· Aumento de consultas por salud mental y de venta de psicofármacos (MINSAL)
· Un 40% de jóvenes manifiestan sensación de estrés, angustia, que se reflejan, principalmente, en problemas para dormir (INJUV)
· Un tercio de licencias médicas asociada a trastornos psicológicos (SUSESO).
Para el director de la ONG Mente Sana Francisco Flores, los esfuerzos para responder con coherencia deben ir en consonancia con un aumento del presupuesto en salud mental, detenido por décadas.
“Ni siquiera igualamos el promedio mundial, que es del 3%. La OMS ha solicitado que este deben estar en torno al 5%. El promedio de los países de la OCDE, es tres veces más, llegando al 6%. Estamos muy lejos de cualquier comparación”. Otros países que menciona son: Australia (9,60%), Reino Unido (10,00%), Suecia (11,00%) y Nueva Zelanda (11,00%), Uruguay (8%).
Junto con lo anterior, señaló que es necesario trabajar en la extensión de los servicios de salud mental en la red de hospitales públicos, además del ámbito privado. De igual forma, las ISAPRES deben ampliar la cobertura para tratar los casos de salud mental.
Señala “una pandemia oculta”, debido a que los factores psíquicos no siempre llegan a expresarse claramente en trastornos emocionales manifiestos, ya que serían ciertas afecciones somáticas, las primeras expresiones de los impactos de un tiempo de incertidumbre aguda, por lo que es necesario actuar en forma interdisciplianaria.
“La relación por ejemplo, entre caída del PIB y aumento de suicidios y enfermedades cardiovasculares, está consignada desde hace mucho tiempo en la literatura especializado” afirma.
De esta manera se podrían desarrollar enfermedades propiamente somáticas, sin manifestaciones de sintomatología psíquica, ya que la “Vivencia de Incertidumbre aguda” tiene reacciones que no siempre son detectadas como patológicas.
El especialista indicó que es necesario distinguir síntomas y malestares propios de estrés, de aquellos que tienen que ver con vivencias de incertidumbre agudas, como las que estamos experimentando en este tiempo, ya que comportan abordajes terapéuticos diferenciados.
“En una la relajación y bajar el ritmo; en otra, la motivación para la acción, la toma de decisiones y la búsqueda de alternativas, para enfrentar las experiencias vitales de parálisis propias de la incertidumbre aguda”, finalizó diciendo