Uno de cada 3 hombres dice haberla experimentado en algún momento de sus vidas. Y la mayoría la describe con vergüenza: en esta sociedad falocéntrica, irse rápido es sólo sinónimo de fallar. Hablamos con un experto sobre qué es, cómo evitarlo (si es que hay que evitarlo) y finalmente: llegó la hora de normalizar algunas cosas, chiques.
La eyaculación precoz es algo que ocurre con más frecuencia de lo que crees. Según la organización estadounidense dedicada a la investigación y práctica clínica, Mayo Clinic, 1 de cada 3 hombres dice haberla experimentado en algún momento de sus vidas.
Pero, ¿a qué se refiere el término eyaculación precoz? La misma entidad la describe como cuando “un hombre eyacula antes de lo deseado, ya sea por él o por su pareja, al tener relaciones sexuales”. En la misma investigación la ejemplifican con el hecho de eyacular en menos de un minuto después de la penetración, lo que no sería motivo de alarma si es que no se repite constantemente.
En el informe estadounidense Kinsey (1948), que estudió el comportamiento sexual de hombres y mujeres, el 75% de los sujetos investigados eyaculaba antes de los dos minutos y en total, el 90% antes de los tres minutos. Por otra parte, en el estudio de la Society for Sex Therapy and Research, los expertos establecieron los tiempos “adecuados”, “deseables”, “muy cortos” y “muy largos”. Estos serían 4.91, 8, 1.25 y 19.96 minutos respectivamente.
Y si bien puede ser frustrante, hay razones biológicas y psicológicas que lo provocan. Así que tranquilo porque es algo que pasa y que también tiene solución. “Los medicamentos, el asesoramiento psicológico y las técnicas sexuales que retardan la eyaculación, o una combinación de estos elementos, pueden ayudar a mejorar la vida sexual para ti y para tu pareja”, aseguran desde la entidad sanitaria.
Sin embargo, culturalmente la eyaculación precoz se encuentra estigmatizada como algo por lo que hay que avergonzarse.
Eyaculación precoz en la psiquiatría
El psicólogo clínico, con Postgrado en Terapia Sexual y de Pareja del Instituto Superior de Estudios Psicológicos de Barcelona, Rodrigo Jarpa, explica que hasta mediados del siglo XX la eyaculación precoz no era un problema. Incluso era valorada y bien aceptada. ¿Por qué? “Porque si nos remitimos al mundo animal en general, todos eyaculan mucho más rápido que nosotros para realizar la cópula rápidamente antes de ser atacado por otro animal”, explica.
Pero todo cambió cuando empezó a ser patologizada. “Nos inventamos que es una disfunción, que tiene que estar en un libro de trastornos mentales o que no podemos disfrutar el sexo si la tenemos”, afirma. Y no está exagerando. La eyaculación precoz o eyaculación retardada está incluida en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM V), de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). Cabe recalcar que solo hablan de actividad sexual en parejas heterosexuales.
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Según los criterios de la APA, una persona tendría eyaculación precoz cuando cumple con los siguientes criterios:
– “Un patrón persistente o recurrente de eyaculación que ocurre durante la actividad sexual en pareja aproximadamente un minuto después de la penetración vaginal y antes de lo que el individuo desea”.
– “El síntoma en el criterio A debe haber estado presente por al menos seis meses y debe ser experimentado en casi todas o todas las ocasiones de actividad sexual”.
– “El síntoma del criterio A provoca malestar clínicamente significativo en el individuo”.
– “La disfunción sexual no se explica mejor por otro trastorno mental no sexual o como consecuencia de problemas severos a nivel relacional u otros estresores y no es atribuible a los efectos de alguna sustancia/medicación u otra condición médica”.
Suena abrumador y bastante alarmante al leer los tecnicismos con los que describen irse, como le llaman coloquialmente a la eyaculación, antes de lo deseado. Pero Jarpa es enfático al decir que el sexo no tiene por qué ser una tarea llena de reglas, metas ni etapas. “Si nunca se hubiese inventado esta disfunción, es probable que las personas se habrían adaptado, buscando otras formas de placer. No restringiéndolo a cuántos segundos dura un pene dentro de la vagina antes de la eyaculación”, dice.
Derribemos mitos sobre la eyaculación
Rodrigo Jarpa habla de niveles de excitación y no de eyaculación. El académico explica que controlar estos niveles es algo que se aprende, mientras que, “la eyaculación es un reflejo”, es decir, “respuestas automáticas e involuntarias ante estímulos determinados”.
¿Cuáles son algunas técnicas para controlar los niveles de excitación? “Dentro de los intentos de solución más comunes, está el pensar en cosas que nada tienen que ver con el momento y que incluso resultan desagradables”, sostiene. Aquí nos dice algunas:
- Pensar en las cuentas/deudas pendientes
- Resolver ejercicios matemáticos complejos
- Decir el abecedario al revés
- Planificar el siguiente día laboral
- Y el clásico mito: Pensar en un camión rojo
¡Pero ojo! “Si bien algunas de estas estrategias pueden disminuir los niveles de excitación, terminan haciendo del encuentro erótico algo bastante poco placentero. Si tu único objetivo en el sexo tiene relación con durar más, esto te podría servir en algunos casos”, explica Jarpa.
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Entonces, ¿cuándo es necesario ir a ver a un especialista? “Cuando la persona considera que es un problema frente al cual sus intentos de solución no han sido efectivos y esto se traduce en sufrimiento, conflictos relacionales y/o conductas evitativas (pérdida de libertad)·, dice el especialista.
“Desde mi punto de vista, el problema está en: limitar y determinar nuestra satisfacción sexual basándonos en criterios externos coito-céntricos que nos dicen qué es lo normal o lo patológico. Por otro lado, qué fuerte que por durar menos de sesenta segundos con el pene dentro de la vagina se pueda afirmar que tienes un trastorno mental”, remata Jarpa.