En medio de un escenario en donde esta forma de meditación se ha vuelto cada vez más popular, un equipo de la Universidad de Buffalo realizó un estudio en el que concluyeron que la práctica de esta disciplina podría hacer que algunas personas sean menos generosas. Según manifestó uno de los investigadores, la percepción cultural que cada individuo tiene de sí mismo es un factor determinante en este sentido.

La disciplina del mindfulness como método de meditación y atención plena se ha vuelto cada vez más popular. Según un informe de la empresa recolectora de datos, Marketdata, este mercado ha recaudado más de $1.200 millones de dólares en servicios como clases, certificaciones y aplicaciones, mientras que se espera que la cifra ascienda a los $2.000 millones en Estados Unidos antes de que acabe 2022. Asimismo, aseguran que uno de cada cinco empleadores ofrecen capacitaciones en este ámbito para sus trabajadores en aquel país.

A pesar de que numerosas publicaciones académicas disponibles en la plataforma ScienceDirect afirman que esta disciplina ayuda en la reducción del estrés, el aumento del autoestima y la disminución de síntomas asociados a enfermedades mentales, una investigación de la Universidad de Buffalo publicada en la revista científica Psychological Science sugiere que la práctica de esta actividad podría hacer que las personas sean “más egoístas y menos generosas”.

Te podría interesar: ¿Pasa la vida frente a nosotros cuando vamos a morir? Un estudio dice que sí 🧠

Para el estudio, los autores reunieron a un total 366 estudiantes universitarios y los hicieron participar en una sesión intensa de mindfulness. Al terminar, les pidieron que ayudaran a repartir sobres, con el objetivo de pedir donaciones para apoyar a una organización benéfica. Frente a esto, las personas que presentaban una personalidad más interdependiente aumentaron en un 17% el número de sobres llenos en relación a un promedio establecido, mientras que las personas con una mentalidad más independiente bajaron esta cifra en un 15%.

Uno de los investigadores, Michael J. Poulin, detalló en un artículo del medio académico The Conversation que todas las personas tienen rasgos de ambas, los cuales pueden variar en intensidad y en tiempo. Aun así, su equipo atribuyó la disparidad entre ambas poblaciones a que, al sumergirse más en su atención, los primeros pensaron más de manera colectiva, desde el “nosotros”, “qué queremos” y “quiénes somos”, mientras que los segundos lo hicieron desde el “yo”, el “qué quiero” y el “quién soy”.

En este sentido, precisó que, a diferencia de culturas orientales en las que la población suele razonar de manera más colectiva, “los estadounidenses tienden a pensar en sí mismos más a menudo en términos independientes”. Asimismo, destacó la disimilitud en cómo se enseña esta disciplina en occidente.

“Se ha sacado de su contexto. El mindfulness se desarrolló como parte del budismo, dónde está íntimamente ligado a las enseñanzas espirituales y a la moral budista. En cambio, en Estados Unidos se enseña y practica a menudo en términos puramente seculares”, manifestó.