La ciencia dice que podría venir desde el origen del universo y que su aparición ayudaría a dilucidar la formación de nuestro planeta y la relación que tiene con el Sol.
Científicos afirman que el antiguo helio primordial que se forjó a raíz del Big Bang se está escapando del núcleo de la Tierra y que podría brindar más detalles a un fenómeno que “creíamos” tener resuelto: el nacimiento de nuestro planeta.
La Tierra se formó dentro de una nebulosa solar, la misma nube molecular que dio origen al Sol. Eso lo sabíamos, pero lo que dicen los científicos, es que este gas podría proporcionar información muy importante sobre la composición de la nebulosa solar.
El helio que está presente en la Tierra viene en dos isótopos estables. El helio-4 es principalmente el producto de la descomposición radiactiva del uranio y el torio, que se produce aquí mismo en la Tierra y el Helio-3 que es primordial, formado en los momentos posteriores al Big Bang, pero también puede ser producido por la desintegración radiactiva del tritio. Este es el gas detectado escapando del núcleo de la Tierra y que se está filtrando principalmente a lo largo del sistema de crestas volcánicas en medio del océano.
“Es una maravilla de la naturaleza, y una pista para la historia de la Tierra, que todavía haya una cantidad significativa de este isótopo en el interior de la Tierra”, declara el geofísico Peter Olson de la Universidad de Nuevo México.
Lo que aún no está claro es cuánto del helio-3 podría estar emergiendo del núcleo, en comparación con cuánto está en el manto. Esto sería fundamental para encontrar el origen de la nebulosa que dio paso al nacimiento de nuestro planeta.
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Cuando se formó la Tierra, lo hizo acumulando material del polvo y el gas que flotaban alrededor del Sol recién nacido, sin embargo, la única forma en que estas cantidades significativas de helio-3 vengan desde dentro del núcleo planetario es si se formara en una nebulosa próspera. Es decir, no en sus afueras, y no mientras se disipaba y volaba.
Olson y su colega, el geoquímico Zachary Sharp de la Universidad de Nuevo México, investigaron modelando el inventario de helio de la Tierra a medida que evolucionaba, llegando a armar una especie de línea de tiempo que explica nuestro origen.
Primero, cómo se formó este gas, es decir, el proceso durante el cual el protoplaneta acumuló e incorporó helio; y lo que pasó con él después del Gran Impacto.
Esto, piensan los astrónomos, pasó cuando un objeto del tamaño de Marte chocó contra una Tierra muy joven, enviando escombros volando a la órbita de la Tierra, que eventualmente se recombinaron para formar la Luna.
Durante este evento, que habría vuelto a fundir el manto, gran parte del helio encerrado dentro del manto se habría perdido. El núcleo, sin embargo, es más resistente al impacto, lo que sugiere que podría ser un reservorio bastante efectivo para retener helio-3.
Esto sugiere que el planeta tuvo que haberse formado dentro de una próspera nebulosa solar y que no “se sumó” al sistema solar tras su formación. Sin embargo, pese a este nuevo hallazgo falta aún mucho por estudiar y descubrir para poder resolver de una vez por todas estas incertidumbres.