El aceleracionismo puede ser la forma más efectiva de darle pelea al sistema, pero requiere un buen grado de cinismo y fe en el caos.

Aceleracionismo
foto: Black Mirror

 

“El aceleracionismo es una herejía política: la insistencia en que la única respuesta política radical al capitalismo no es protestar, agitar, criticar, ni tampoco esperar su colapso en manos de sus propias contradicciones, sino acelerar sus tendencias de desarraigo, alienantes, descodificantes, abstractivos”.

Armen Avanessian y Mauro Reis – Aceleracionismo: Estrategias para una transición hacia el post-capitalismo.

Digámoslo de una buena vez, Aceleracionismo… es una lectura obligada. La imagen tan manida del soplo de aire fresco no podría ser mejor utilizada que en relación con este libro y su tema de estudio, a la vez que también cabe pensar que los artículos reunidos (y la vasta constelación de textos a la que remiten) aceleran el proceso de desaparición de esa vieja e incómoda izquierda incapaz de ofrecer una resistencia efectiva a los avances de la derecha.

Ramiro Sánchiz- “El futuro pasó (pero volverá)”. La Diaria

 

Se refiere Sánchiz a esta biblia de la crítica al capitalismo, “Aceleracionismo: Estrategias para una transición hacia el post-capitalismo” (en el link la intro). Lo que voy a intentar hacer es bajar el lenguaje un tanto académico en el cual se explica esta corriente intelectual de la post-izquierda, con algunos ejemplos.

¿Te han dicho alguna vez que cómo te puedes hacer llamar de izquierda si tienes un iPhone? Bueno esa es una de las cosas contra la que se rebela el aceleracionismo. Es un punto de partida muy básico, pero sirve, porque es algo que te puede haber dicho en su momento tu tío facho o tu amigue estudiante de ciencias políticas militante de la JJCC.

El aceleracionismo parte de dos bases: una, es que es una corriente intelectual política que se nutre del marxismo (por eso se le llama de izquierda) pero toma su verdadera fuerza, nace, como una forma de pensamiento post-Internet; usa su lenguaje, su estética y sus medios.

Por ende, se puede ser aceleracionista, adherir a esta “nueva izquierda” y tener un iPhone. De hecho es casi necesario.

Lo que el vaporwave es a la música, el aceleracionismo es a la política, o la filosofía para ser más amplios. Si el medio es el mensaje, hoy en día las ideas son más un meme que un ensayo en PDF de 200 páginas. Más efectivo también.

El aceleracionismo es una corriente de pensamiento que no pretende retroceder el tiempo, como la izquierda más clásica, sino al contrario- y que valga más que nunca la redundancia- quiere acelerarlo.

Hacer un Fast Forward hacia el caos absoluto al que sabemos que vamos, al desastre que nos lleva el neoliberalismo y su alientante forma de vida por está idea de que la economía tiene que estar en constante crecimiento- lo que se sustenta el capitalismo- arrasando con recursos naturales y humanos, inflando un globo que sin duda en algún momento va estallar.

Aceleracionismo
foto: Black Mirror

La idea subyacente en todo caso, no es llevar al mundo al apocalípsis, sino que llegar luego al momento de echar todo abajo para reconstruir. La destrucción como forma de creación. Hay mucho de fe en el caos. Hay mucho de querer ver el mundo arder también, no nos engañemos. Mucho de estar plenamente consciente del absurdo total en el que vivimos.

Gracias End of Evangelion.

Y usando todas las herramientas “capitalistas” que existan. Ocupando también, sus contradicciones, y situaciones absurdas, exacerbándolas, haciéndolas notar, que sea su propia fuerza lo que lo haga caer. En ese sentido el aceleracionista es un judoka.

Un ejemplo así a tiro de cañón es lo que pasó la semana pasada con la revista Ya y la ministra Cecilia Pérez. La revista hizo una cosa muy late capitalism, que fue enrubiecerla a ella y a todas las demás mujeres del gabinete de Piñera.

La reacción aceleracionista es darle como bombo en fiesta a ese tipo de cosas absurdas. No dejando que pase desapercibido, bombardeando con memes, posts y tuiteos. Escandalizándose pero con humor, con sarcasmo.

Pienso, tecleando, que es una cosa generacional también. Ya no hay nadie dispuesto a esperar demasiado rato por nada. No voy hacer una analogía noventera o dosmilera a los VHS o DVD, me refiero a que ya nadie ni siquiera está dispuesto a esperar que baje el torrent, queremos la puta película, en puto streaming, ahora ya.

“(En el aceleracionismo) se fusionan y funden la crisis del humanismo y de la izquierda en el capitalismo tardío y la aceleración exponencial del cambio tecnológico”, explica (acá el verbo explica es relativo) Sánchiz en su muy explicativo análisis al “Aceleracionismo: Estrategias para una transición hacia el post-capitalismo”, más conocido como el “Manual del aceleracionismo”, editado en español por la editorial argentina Caja Negra.

Aceleracionismo
foto:  Duncan

 Aceleracionismo global

El ejemplo más grande con el que creo que te puedo explicar el aceleracionismo es lo que sucedió en las últimas elecciones de Estados Unidos.

Que Rusia, acaso el mayor enemigo histórico del capitalismo, haya hackeado el sistema y de alguna forma, ayudado a que Trump llegara a la presidencia es probablemente el acto más aceleracionista de la historia hasta ahora.

Tirando el mismo hilo podemos estar de acuerdo en que capaz que la venta de info de usuarios de Facebook a una agencia de análisis de data que trabajaba para Trump fue una movida aceleracionista. A tener en cuenta una cosa: Peter Thiel, co fundador de PayPal y gurú de los emprendedores, autor del libro From Zero to One fue el único jefazo de Sillicon Valley que apoyó desde el primer minuto a Trump. Y adivina qué, Thiel es parte de la mesa directiva de Facebook.

Acá podemos pensar que hay aceleracionismo consciente e inconsciente. Porque lo hayan querido o no, Putin y Facebook pisaron firme el acelerador en que se vaya todo a la misma mierda. No lo decimos nosotros, lo dice el mismísimo y que en paz descanse Stephen Hawking cuando dijo que Trump al retirar a USA del Acuerdo de Paris le hacía un daño irreparable al planeta.

Aceleracionismo
foto: Hypebeast

 Aceleracionismo en el fast fashion

Hay acciones aceleracionistas, actos, y cosas que son aceleracionistas, como te comentaba al comienzo. Más que eso, en realidad el aceleracionismo usa las acciones absurdas del capitalismo tardío, hace eco de eso, las pone en altavoz, para demostrar que su falta total de conciencia nos está llevando al despeñadero. Al mismo tiempo es lo suficientemente despierto, y cínico, para saber que no hay mucha vuelta atrás.

Por ejemplo. Hace un par de semanas la mismísima ONU declaró a la industria del fast fashion (aló H&M y el retail en general) como una emergencia medioambiental pues usa unos 10 mil litros de agua para hacer un solo maldito para de jeans. Considerando que el mundo se está quedando sin agua, no tiene ningún sentido que exista una industria así de depredadora.

Pero existe, porque así de a la mierda nos estamos yendo. Y nadie hace mucho al respecto porque no hay mucho que hacer tampoco. La actitud entonces es: si vamos al precipicio, al menos vámonos rápido, a ver si queda algo desde donde partir después.

La misma semana, y para hacer todo más absurdo y triste, H&M se le ocurrió entrar en una polémica muy poco inteligente. Primero usaron de fondo para una sesión de fotos, unos murales de Revok, un connotado muralista, sin siquiera avisarle, menos ofrecerle un peso. Obviamente Revok reclamó porque WTF. Y lo más loco de todo es que H&M respondió al reclamo tildando su arte de vandalismo.

El resultado fue una avalancha de posteos con al hashtag #fuckH&M. Lo mismo había pasado a principios de año cuando se les ocurrió sacar una campaña de ropa de niños donde salía un niñito africano con un polerón que decía “el mono más cool de la selva”.

Otro tema son los conflictos con sus trabajadores que tiene la empresa. Se puede decir, con total propiedad, que el fast fashion en general y H&M como su representante más vistoso es un claro ejemplo de una serpiente comiéndose la cola.

La respuesta de la gente apedreando con # y memes y no con piedras (que igual hubo y rayados igual, como en la foto de arriba), es aceleracionismo puro. En su fondo y forma.

Otro mundo- capaz- es posible. Un meme a la vez. Y si no, al menos nos vamos a reír un poco mientras se va todo al carajo.

Acá puedes leer el Manifiesto Aceleracionista.

AceleracionismoTrap aceleracionista

Ernesto Castro (en la foto) es un filósofo español millennial que descubrí hace un tiempo y que tiene unos planteamientos bien interesantes, en la onda de, por darte un ejemplo Slavoj Zizek, que para ejemplificar sus planteamientos, usa situaciones, personajes de la cultura pop. O más que eso, hace lecturas filosóficas, psico-políticas desde la cultura popular.

Sobre aceleracionismo se sacó una reflexión que creo que engloba bastante bien el tema que hemos estado tratando: “El aceleracionismo lo noto en un autor como C Tangana y el giro situacionista que ha dado a su carrera. Antón Álvarez es alguien que, a la vez que intenta elevar a la décima potencia la figura del machito, colabora con colectivos LGTB en sus videoclips. Esas contradicciones son aceleracionistas, porque el aceleracionismo lo que busca es, precisamente, acelerar las contradicciones del sistema hasta hacerlo petar”.

Revisa su entrevista completa acá.