Reflexiones sobre el amor moderno y dos formas para mejorar tu comunicación

Estamos usando al otro como un medio para saciar nuestra soledad, sexualidad, lo que sea. Todo es tan desechable que hasta las personas han terminado siéndolo; hay que mover el dedo a la izquierda o apretar un botón.

El 12 de mayo de 2017 se estrenó en Netflix la segunda temporada de Master of None, que se trata básicamente de la vida de una persona que no sabe lo que quiere y cuando sabe, no lo consigue. La serie es creación del comediante, actor, productor, escritor y director Aziz Ansari (34). Pero lo más importante es, sobretodo, su cualidad de observador.

En el año 2013, Ansari empezó a enfocar su trabajo en lo que significa ser soltero en la era moderna y lo frustrante que eso es. En el show de Conan O’Brien explicó su punto, usando como ejemplo una típica conversación de WhatsApp:

Día 1

Persona X: Hola! Fue muy buena onda conocerte, deberíamos salir un día 😬

Persona Y: Sí! Muy cool! Veamos que onda el fin de semana 🙌🏻

Persona X: Genial, nos vemos entonces :)

Persona Y: 💎💎💎💎

Día 3

Persona X: Hello, como estás? Tomemos algo hoy?

Persona Y: Estoy con unos amigos en [inserte barrio], ven! 😜

Persona X: Llego en breve 🏃🏻🚴🏻‍♂️

Persona Y: Llega rápido 😚

Persona X: A caballo 🏇

Un rato después 

Persona X: Voy llegando ✨

Persona Y: Ay! Es que al final todos tenemos que trabajar mañana y nos acabamos de ir a la casa 😓

Persona X: jajaja da lo mismo, no te preocupes, quizás mañana? 🤷‍♂️

Persona Y: Mañana si 🤞! Perfecto, hablamos mañana temprano y hacemos un plan!

Persona X: 👌👌👌 nos vemos entonces :)

“¡¿Por qué?! ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Sabías que iba a ir! ¡Eso es muy descortés!”, comenta Ansari.

Día 4

Persona X: Salimos entonces? Adónde vamos?

Persona Y: Ugh, tomé demasiado anoche 🤕 Creo que me voy a quedar en la casa 😕

“¡No habíamos quedado en eso ayer! ¿Necesito recordarte nuestra conversación? Sube un poco en tu teléfono”, agrega.

Persona X: Será, quizás un día de la semana, jueves…no sé

Persona Y: Puedo, pero avísame ese día 👉👈

Persona X: Yo te recuerdo, chau! hablamos

Jueves

Persona X:  Hola, que tal? Es jueves! Nos juntamos hoy?

Persona Y: (silencio)

“Y de eso se trata la soltería hoy en día”, finaliza. Cierto, ¿no?

Claramente, Internet ha cambiado todo el juego. Para bien y para mal. Hemos ido deshumanizando y enfriando las relaciones para poner como prioridad las interacciones. Todo el día estamos interactuando con otros: me gusta, RT, whatsapp, historias, fotos, etc. Y nos encanta.

La instantaneidad nos ha dado la sensación de que nunca estamos solos, que todos están ahí, disponibles para nosotros, a un click. Tenemos montones de “amigos” con los cuales se supone tenemos un tipo de relación, pero solo interactuamos con ellos; somos partículas chocando constantemente con otras y nos acomoda. No conectamos y nos está dando lo mismo, ¿para qué?

En 2015, Ansari junto al sociólogo de la NYU Eric Klinenberg lanzaron el libro Modern Romance y llegó a la conclusión de que encontrar pareja hoy es mucho más probable que antes, pero definitivamente más estresante y complicado. Nuestros ojos ven tanto que nuestro corazón siente mucho.

Todos sabemos como es la primera parte de salir con alguien: pura emoción, goce, expectativas y fundamentalmente pasarlo bien. Quizás para uno, o el otro, esa interacción puede ser pequeña, efímera y hasta insignificante, pero al salir con alguien estás conectándote con otro. Con otra persona.

Pero ahora, si nos aburrimos de ella, o queremos olvidarla, fácilmente podemos dejar de seguirla, eliminarla y hasta bloquearla. De una. Listo. Ya está. Hasta podemos desaparecer. Tenemos la posibilidad de ahorrarnos todo el proceso de decir la verdad y de evitar cualquier incomodidad.

Y he ahí el problema: estamos usando al otro como un medio para saciar nuestra soledad, sexualidad, lo que sea. Todo es tan desechable que hasta las personas han terminado siéndolo; hay que mover el dedo a la izquierda o apretar un botón. Las relaciones con otros se han enfriado tanto que hemos perdido nuestra capacidad de conocernos y la empatía. No decimos lo que sentimos, pensamos y queremos. Chao con lo que le pasa al otro, con lo que me pasa a mi, arranco, me voy. Corta.

Evitamos ser vulnerables, aún cuando la vulnerabilidad mutua crea cercanía.

Una opción para solucionar este problema, es jugar a un pequeño juego. Arthur Aron es un psicólogo que hizo un estudio para explorar si se puede acelerar el proceso que lleva a la intimidad entre dos extraños haciendo que respondan a 36 preguntas específicas. Las preguntas están desglosadas en tres series sucesivas, cada una diseñada para ser más indagatoria que la anterior.

En su estudio dice “un factor clave asociado con el establecimiento de una relación estrecha entre iguales es el hecho de abrirse personalmente de manera continua, gradual y recíproca”. Podríamos empezar a intentarlo.

¿Pero que pasa cuando encontramos a esa persona? ¿Que hacemos?

Cada vez que empezamos una relación, seguimos estrictamente un guión -construido social y culturalmente- que nos dice cómo debe ser el amor. Y lo seguimos no más. Desde pequeños aprendemos que en las relaciones de pareja todo se trata de que dos personas sean una.

¿Pero qué relación ha funcionado por el sólo hecho de que las dos personas se amaran?

Como amamos, y “todos quieren ser amados”, inconscientemente dejamos de lado parte de nuestras preferencias y hábitos para empezar a ser nuestra vida como la del otro. Porque el amor significa hacer. Y siempre, en todos los casos, hay alguien que se supone “ama/da/hace/entrega más”. Lo que nos hace olvidar que somos dos personas distintas, que nuestro tiempo es nuestro -al igual que nuestras decisiones- y que no hay nada más bonito que conocerse a uno mismo, estar con nuestra mente y vivir día a día como nos gusta. A tal punto que podemos llegar a sentirnos solos y disminuidos.

El libro The New I Do: Reshaping Marriage for Skeptics, Realists and Rebels de Susan Pease GadouaVicki Larson da consejos para vivir matrimonios y relaciones de una manera más consciente y creativa. La idea es escribir un contrato en donde la pareja debe explicitar sus deseos e inseguridades, da lo mismo su tamaño, porque todas importan. Quizás no resuelva todos tus problemas, pero es un buen ejercicio para entender que cada uno por separado tiene deseos que deben ser dichos y reconocidos.

Aceptarse como individuo, reconocer al otro como un igual, volver a darle importancia a las relaciones por sobre las interacciones y por sobre todas las cosas: conversar. Deberían ayudarte a solucionar, en parte, todo lo estresante que significa salir, y estar, con otros.

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