“Fake till your make it”, es el dicho popular que describiría a Anna Delvey (o Sorokin, como se llama realmente) y el personaje que levantó en la vida real. Hoy, expuesta en Netflix a través de una serie dirigida por Shonda Rhymes, ¿Qué pasa con la mujer tras el mito socialité?

La inmigrante rusa, que hoy tiene 31 años, se hizo pasar por una rica heredera alemana en la alta sociedad y consiguió estafar bancos, hoteles y conocidas personalidades de la alta sociedad norteamericana.  En sus redes sociales, Sorokin actualizaba frecuentemente una -supuesta- lujosa vida, que terminó con su arresto el 3 de octubre del 2017 en Los Ángeles.

La historia se hizo mundialmente famosa gracias a Inventando a Anna, la serie de Netflix inspirada en su caso y en la que la misma Sorokin colaboró como asesora, según consigna la BBC. Y el éxito de la serie no solo le ha traído beneficio económico, también le ha abierto más oportunidades en el mundo del entretenimiento al parecer. 

En marzo de 2019 inició un juicio en su contra que duró un mes, tiempo durante el cual Sorokin logró recibir diferentes prendas de vestir para sus apariciones en público y que se viralizaron por redes sociales. Según ha explicado ella misma, lo hizo porque su ropa era lo único que podía controlar en la narrativa sobre su propio caso. 

En abril de 2019, el jurado la encontró culpable por robo de servicios y hurto mayor al haber estafado a bancos y hoteles de lujo por más de $200,000 dólares.  La condena de Anna, por ocho de los 10 cargos en su contra, fue de mínimo cuatro años y máximo 12 en una prisión federal. Y casi dos después y gracias a su buen comportamiento, recibió libertad condicional en febrero de 2021 y regresó de inmediato a las redes sociales.

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Sin embargo en marzo de 2021, el Servicio de Inmigración de Estados Unidos la retuvo bajo custodia por haberse quedado en el país más tiempo del permitido por su visa. Ha transcurrido un año desde entonces y Anna sigue detenida en una celda en New Jersey y a la espera de la resolución sobre su posible deportación a Alemania, país en el que creció y del cual es ciudadana.

Justo mientras su historia trasciende fronteras, ella ha dicho que no la verá desde la prisión en la que está, pero ha dicho que espera poder quedarse en Estados Unidos porque Alemania, donde vive su familia, es para ella peor que la prisión.

La ex socialité reconoció que Netflix le pagó 320,000 dólares por los derechos de su historia, que ha usado ese dinero para pagar restitución y gastos legales, y que al final su vida sigue ocurriendo en prisión sin importar cuánto dinero le han pagado.
En una entrevista reciente con Times, Anna dijo que tiene mucho más para compartir sobre su historia. Anticipó que está preparando un documental sobre ella y que está escribiendo un libro y trabajando en un podcast sobre su tiempo en prisión: literalmente, se vienen cositas.