El lunes una joven ciclista murió atropellada mientras iba pedaleando por la ciclovía, un día después del nuevo día “mundial de la bicicleta”. En Chile, cada tres días muere un ciclista. Suena como una ruleta rusa para lxs que andamos todos los días en bici.

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foto: La Tercera

El lunes quienes llegamos entumidos a nuestros puestos de trabajo o estudios en bicicleta sentimos un frío aún más helado atravesando la columna cuando a eso del mediodía nos enteramos de la atroz noticia de que una joven ciclista había muerto producto de un atropello.

Había cosas que lo hacían todo más escalofriante y triste. La joven atropellada tenía apenas 28 años y lo más terrible de todo es que iba transitando muy correctamente por una ciclovía. La de Ricardo Lyon, justo en la esquina de Lota, en la comuna de Providencia, específicamente.

Un taxi al cambiarse de pista, probablemente de forma medio brusca e imprudente, chocó a otro, que terminó metiéndose a la ciclovía, impactando a una joven psicóloga que iba a su trabajo en la municipalidad de esa misma comuna y murió de forma instantánea.

El hecho ocurrió a menos de dos meses de celebrarse, como todos los 19 de abril, el día internacional de la bicicleta. Ese mismo día- y a modo de conmemoración del día en que el químico alemán Albert Hoffman se dio cuenta que había descubierto las bellas propiedades del ácido lisérgico, LSD, justamente dando un paseo en bicicleta- el ministerio del Medio Ambiente, publicaba lo que la prensa calificaba como las “alentadoras” cifras respecto del uso de la bici en la capital, entre los que se destacaba que el crecimiento del uso de este medio de transporte ha ido en un sostenido aumento de un 20% anual y que la venta de bicicletas usadas había subido harto también.

En el fondo, “noticias alentadoras” para el comercio.

La triste ironía es que la ONU justo este año había decidido decretar que el “día mundial de la bicicleta” fuera también el 3 de junio, justo un día antes de la tragedia más reciente.

La idea de la Organización de Naciones Unidas es crear “un fondo para evitar muertes a causa de incidentes de tránsito”, “animar a los Estados Miembros a que presten una atención especial a la bicicleta en las estrategias de desarrollo intersectoriales” y además, entre otras cosas por supuesto “invitar a mejorar la seguridad vial y a integrarla en la planificación y el diseño de infraestructuras sostenibles de movilidad y transporte, en particular mediante la adopción de políticas y medidas dirigidas a proteger y promover activamente la seguridad peatonal y la movilidad en bicicleta”.

De eso, por supuesto, se habla poco. Implica más pega. Ir al fondo del asunto, donde están los nervios, donde duele picar. Implica entender que los 200 km de ciclovías que hay en Santiago (que puta, se agradecen, y en el mejor de los casos en un 50% probablemente funcionan bien) no son suficientes porque incluso en la que es probablemente la mejor de Santiago, igual atropellan y matan ciclistas. Porque el problema es de fondo y es que no existe ningún interés en generar una cultura vial de respeto entre ciclistas y automovilistas y peatones.

Un informe de la OMS sitúa a Chile como el segundo país de Sudamérica con más personas a bordo de bicicletas muertos al año, con un total de 125 víctimas fatales, algo así como 1 cada 3 días.

Algo así como una ruleta rusa para toda la gente que se va y se viene en bici del trabajo a la casa o al colegio o la universidad.

Sabemos que es una sensación de mucha libertad, muy placentera, hay algo de sentirse nuevamente un niño al andar arriba de la bici, pero lamentablemente también, como están las cosas, implica mucho riesgo. Implica que cada vez que sales de la casa tu gente queda media con el alma en un hilo. Y no debería ser así. Trasladarse en la ciudad en bicicleta no debería tener que considerarse un deporte de alto riesgo como escalar sin cuerdas o el boxeo tailandés o el rally dakar.

Un buen ejemplo a seguir es, quizá, pegarle una revisada a la Copenhagenize Bicycle Friendly Cities Index 2017, acá hay un interesante post sobre las 20 ciudades elegidas como las más amigables con el ciclismo urbano. Copenhagen sacó el primer lugar mundial, y una de las cosas que se destaca es que el ahorro de 261 millones de dólares al año en salud pública que significa que el 60% de la gente allá se vaya en bicicleta a la pega o lugar de estudios permitió una inversión de 150 millones en infraestructura e instalaciones para el ciclismo urbano, dejando 110 millones solamente de ganancia para la ciudad.

Eso para los que les interesen por sobre todo los números: invertir en hacer la ciudad más amigable con las bicicletas es un buen negocio por donde se le mire. Y de pasada no se te mueren los ciclistas. Atentos alcaldes.

Pero para llegar a eso, y recomiendo para eso mirar los criterios con los que se mide a una ciudad top en ciclismo urbano, que ok, entiendo que son todas, salvo Tokio, ciudades ultra desarrolladas de Europa. Pero eso no significa que acá la gente que anda en bici se tenga que seguir muriendo aplastada por micros y autos. Sobre porque no necesariamente tiene que ver con una cosa de recursos. O punitiva. Como la municipalidad de Providencia que bueno, dentro de la rabia y el shock de la muerte de su funcionaria, lo primero que hizo fue anunciar acciones legales contra el taxista que provocó el fatal desenlace.

Si te fijas, dentro de los puntos más importantes de medición de una ciudad segura para andar en bici, no está por ejemplo, que haya más ciclovías, y esa es creo la política que más- o la única- que se desarrolla por estos lados. Eso y vender bicis.

Lo que importa, para ellos al menos, y no suena tan descabellado aunque si harto trabajo, es la promoción de la influencia de las ONG que promueven los derechos y deberes de los ciclistas. Establecer una planificación urbanistica, como por ejemplo reducir la velocidad en que los autos pueden andar en la ciudad, para hacer que sea menos riesgosos trasladarse en bici. Promover y preocuparse de crear una cultura de respeto, de compartir las pistas, etc.

Sin eso, es bien posible que pese a que se instauren 80 días mundiales de la bicicleta, se vendan 200% más bicis al año y hasta se hagan cientos de kilómetros más de ciclovías, sigamos viendo cada vez más de esas tristes y tétricas bicicletas blancas.