Se hizo conocido no sólo en su comuna, sino que en todo el país por ser uno de los fundadores de la Coordinadora Social Shishigang, la misma a la que pertenece el trapero Pablo Chill-E. En plena pandemia, salieron a paliar el hambre de sus vecinos con cajas de alimentos y ollas comunes. Recién este año y sin ser un político tradicional, estuvo a punto de convertirse en alcalde de Puente Alto -comuna donde vive- y quitarle el puesto a Germán Codina, estandarte de Renovación Nacional que lleva tres periodos en el cargo. De jockey, buzo y zapatillas, se pasea entre las calles de las poblaciones del distrito 12, donde pretende ser electo como Diputado y, con los más de 50 mil votos que sacó en las municipales, es probable que llegue a pisar el Congreso. Esta es su historia y sus reflexiones, a un par de días de que Chile decida. 

Fotos por Camila Castillo Ibarra

A Matías Toledo (32) no le cuentan cómo es la vida en el sector sur de Santiago, porque lo sabe de primera fuente. Aunque no nació en Puente Alto, sus primeros años de vida los pasó en Peñalolén, en una casa que, según dice, cada invierno se inundaba con la lluvia que se colaba por el techo y donde recién tuvo un baño cuando cumplió cuatro. 

Su llegada a Puente Alto fue a los nueve años, cuando su familia obtuvo un subsidio habitacional y los Toledo Herrera se trasladaron a vivir a la Villa Primavera. Fue aquí donde comenzó a tomar consciencia de las desigualdades y de la falta de oportunidades que tenían sus nuevos vecinos y vecinas. “Acá había precariedad en la educación, en la salud; había una falta de los derechos sociales que están mercantilizados”, reflexiona hoy como adulto, porque desde adolescente vio injusticias que lo marcaron, como la muerte de su vecina esperando una cama para atenderse en el hospital, pero a quien llamaron un año después de su fallecimiento, para decirle que el cupo estaba habilitado.

Esto no lo vio en un matinal, lo vivió: su mamá estuvo tres años en una lista de espera para sacarse un tumor y cuando ha tenido que ir al Hospital Sótero del Río con su familia por alguna emergencia, dice que sabe que, incluso hoy, pueden pasar días esperando por atención y que finalmente terminan en una clínica privada del mismo sector, endeudados a más no poder.  “Acá finalmente el que tiene la capacidad de endeudarse, o de estar en una Isapre, se puede salvar, porque si no, no te atiendes”, dice Matías. 

Hoy es candidato a diputado del Partido Igualdad por el distrito 12, que comprende las comunas de La Florida, La Pintana, Puente Alto, San José de Maipo y Pirque. Un distrito codiciado, que en la elección anterior escogió representantes como Pamela Jiles (PH), Ximena Ossandón (RN), Camila Vallejo (PC) y Álvaro Carter (IND), entre otros, y que, en la elección de este 21 de noviembre, tendrá 130 aspirantes y sólo siete de ellos serán electos diputados.

Una carrera para nada fácil, sin embargo, con bastante proyección para Matías según las matemáticas: en las elecciones parlamentarias del 2017, Ximena Ossandón fue la candidata con mayor votación como diputada en el distrito y obtuvo 52.289 votos. Por su parte, Matías en las municipales de mayo de este año, sacó 55.710 votos sólo en la comuna de Puente Alto, quedando en segundo lugar, detrás de Germán Codina con 87.310. Una competencia reñida, pero que da cuenta de que el arrastre del shishigang es prometedor. 

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Al igual que muchos jóvenes de su comuna, Matías estudió en un colegio técnico y, a pesar de que logró entrar a la universidad, no la pudo terminar. El candidato entró a estudiar Trabajo Social a la ARCIS, pero “se tiró a quiebra”, cuenta. “Después entré a Administración Pública, pero por cosas de pega no pude seguir”.  Desde el año 2015 eso sí, trabaja asesorando municipalidades, dentro de las que se encuentran Ollagüe, Til Til y Tierra Amarilla,  ya que gracias a su recorrido en el trabajo territorial con organizaciones sociales -hace más de una década- se ha convertido en una voz autorizada para guiar en ciertos temas a los municipios. 

De hecho, Matías es uno de los fundadores de la Coordinadora Social Shishigang, una plataforma de solidaridad mutua donde el pueblo ayuda al pueblo, tal como dice la descripción de su Instagram. Una idea que nació de su amistad con el cantante urbano Pablo Chill-E y con Pablo e Ignacio Araneda de la Barbería AK 47. Con esta iniciativa recorren poblaciones, villas y campamentos para ayudar a los que más lo necesitan, pero desde una perspectiva no asistencialista.

Esta coordinadora se ha vuelto muy popular en redes sociales. En Instagram cuentan con más de 89 mil seguidores (@coordinadorasocialshishigang) y su vínculo con la música ha sido crucial y transversal en sus actividades. “Después del estallido, se comenzaron a organizar los pobladores, pobladoras, ciudadanos y ciudadanas”, dice. Y esta organización se puso de moda también con la música urbana. “Después de la movida tropical de los 90s, se instaló un poquito la hiphología, apareció el Andy (Portavoz) y ya después, con el trap, cambió el sujeto popular. Del canto popular de la UP, hoy uno escucha a Marcianeke, Pablo Chill-E, Arte Elegante, etc., quienes también hacen un relato del mismo sujeto, pero de nuestro tiempo”, analiza Matías.

“(Luchín) piensa en Nintendo, tecnológico aparato. Se la juega por ser el más capo en asalto y atraco (…) Él vive en Pudahuel, antiguamente comuna de las barrancas. Drogas en la esquina, sogas clandestinas y se ahorra una esquina (…) Luchín tiene más de 20, es un conocido delincuente, por bailar en las filas de los que sobran por cesantía frecuente”, dice una canción de GuerrillerOkulto titulada “Luchín”, una versión actualizada de la obra de Víctor Jara. Para Matías, esta canción es la representación exacta de cómo el sujeto popular ha cambiado en estos últimos 40 años, porque “Luchín ya no es el mismo niño al que se le caían los mocos y que jugaba entre medio de los caballos, sino que tiene PlayStation”.

La perspectiva de Matías respecto a los temas que preocupan a la clase política es muy distinta a la de cualquier candidato o candidata. Su gran plus es que él vive en el distrito que busca representar en el parlamento y, al igual que muchos, sabe lo que es vivir con deudas, no poder irse de la casa por tener que ayudar a pagar los estudios de su hermano y crecer en un lugar que ha sido constantemente estigmatizado por los medios de comunicación.

¿Crees que existe un estigma asociado a vivir en Puente Alto?

“Mira yo soy súper resentido. Orgullosamente resentido. Me molesta la gente que habla como flaite, porque yo digo: ‘yo soy flaite, soy rapero, pero yo no hablo así. Y mis amigos que son flaites tampoco hablan así´. Siento que eso es apropiación cultural. Por darte un ejemplo, yo veía la propaganda de la Bernardita Ossandón cuando se tiró a constituyente y decía ‘una constituyente con calle’. Y yo pensaba: ‘qué calle vai a tener voh’. 

O la Ximena Ossandón, que decía: ‘nos hemos sacado la cresta trabajando’, y yo pensaba: ‘Cuándo hai trabajado voh’. Entonces siento que en cierta medida hay como un fetiche del sujeto popular y lo que éste hace. Y es fácil tener ese discurso del pobre, sobre todo si no vives acá, no esperas locomoción, no te desarrollaste ni creciste acá. Y si bien vas a hacer una política pública para el país, es distinto atenderte en un hospital en Las Condes, que en un hospital en Puente, porque obviamente la subvención es mucho más alta en Las Condes. Y con la discriminación igual como que generas un cierto tipo de coraza, sacas pecho con la hueá también. Dices: ‘Sí po’, soy de Puente Alto’”.

¿Sientes que las drogas están muy presentes en la comuna?

“Sí, es muy fácil acceder a las drogas. Hay poblaciones o lugares en los que no entran los pacos, y cuando tú entras en auto, están todos los hueones a cualquier hora y en todas las esquinas vendiendo marihuana.  Aunque yo no considero que la marihuana sea una droga tan nociva, pero no sé, de diez amigos míos, yo soy el único hueón que no fuma. La hueá está súper presente desde que somos chicos, es súper accesible.

Yo probé varios tipos de drogas cuando era chico, pero las dejé cuando tenía como 17 años. A mí no me gusta mucho la droga, soy de copete y asados en las plazas”.

¿Crees que la marihuana podría ser el ansiolítico de nuestra época, que su consumo sirve para evadir problemas?

“No sé si para evadir, porque hay gente que se vuela y queda loca y otros que quedan relajados. Yo creo que todos los que fuman lo hacen por diferentes motivos, no puedo generalizar, pero pienso que sirve un poco para distender y soltar, porque hoy la gente está como muy retraída, está como muy ansiosa, está muy brígido el ritmo de vida que llevamos. Más con la llegada de la pandemia que nos recuerda que en cualquier momento te puedes morir. Entonces la gente está como chata de la pega, de que la política sea siempre la misma hueá. Está chata de todo. Y fuma”.

¿Cuáles son tus prioridades como candidato?

“Para mí SENAME es súper importante porque el 50% de los privados de libertad ha pasado alguna vez por un centro del SENAME. En los centros cerrados o semicerrados, más allá de que se estén violando sistemáticamente los derechos de la infancia, se están formando los futuros delincuentes que hoy día están privados de libertad en las cárceles. Entonces creo que tiene que haber una reforma gigante en SENAME después de los informes que fueron entregados en 2016 y 2019, en los que se hablaba de que había niños desaparecidos y violaciones sistemáticas. No puede existir todavía la misma estructura”.

¿Qué piensas sobre la educación en Chile?

“Según la OCDE, la educación tiene que cumplir con tres pilares: tiene que servir para el desarrollo profesional, para el desarrollo personal y para el desarrollo social comunitario. Y en Chile la educación no sirve para el desarrollo personal, ni para el comunitario, con cuea’ está sirviendo para el profesional. Entonces, para empezar, los proyectos educativos tienen que tener una vinculación con el entorno donde están insertos. Por ejemplo, si aquí tienen un colegio, el colegio debería tener una vida activa comunitaria en este sector y salir a las plazas, conocer a los vecinos, conocer a las organizaciones sociales, hacer actividades fuera, no encerrarse en el centro educacional. Creo que eso es fundamental y desde ahí se puede ir generando tejido desde abajo. Desde abajo me refiero a la base educativa de la pre básica, básica, secundaria, media y eso acompañado de tejido social desde la cultura, desde la música. Tiene que ser algo integral”.

¿Estás de acuerdo con que se restituya el voto obligatorio?

Yo siento que no votar es súper válido, porque si tú no te sientes convocado, no te sientes parte de este sistema, no tienes porqué darle la legitimidad política que no tiene que tener. Yo estoy en contra del voto obligatorio, creo que esa hueá no funciona. La promoción para que la gente vote tiene que ser por medio de la educación”.

¿Crees que el género urbano muestra una realidad muy violenta y distinta a la que se vive en comunas como Puente Alto?

“Depende del lado de Puente Alto que entres, porque finalmente en Puente sí hay muchas pistolas. Los niños tienen pistolas. Hoy día los niños de 14 años andan con pistolas. Vas a comer papas fritas y los cabros están afuera con pistolas, vendiendo cosas robadas. Entonces, finalmente, es una realidad que existe, que pocos conocen o quieren visibilizar. Sí es muy violenta, pero una realidad al fin y al cabo y  creo que se visibiliza gracias a la música.

Pero para nosotros es importante entender que esto existe y que desde ahí nos paramos para trabajar y cambiarla, porque nosotros no podemos pararnos desde la moralidad. Esta es nuestra realidad, diversa en el sentido de que tenemos emprendedores, profesionales, pero también pastabaseros. Para mí es súper importante que sea la misma gente del territorio con todos sus defectos, la que empiece a cambiar su realidad”.

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Todos los días, Matías toma su city car verde limón y se dirige a sus actividades de campaña, con su buzo y su característico jockey con la frase “hijo de Puente”. Estas actividades van desde una limpieza en los cerros, participar de una olla común o, simplemente, conversar con los miembros de la comunidad en las juntas vecinales. En su auto también transporta los afiches y volantes que entrega a los vecinos y vecinas que se inscriben voluntariamente para instalarlos en sus casas o salir a repartir, y así, poder ayudarlo con su campaña.

¿Cómo han estado tus últimos días? ¿Full campaña?

“Mira, yo nunca he hecho un puerta a puerta. Yo creo que si revisas los Instagram de los candidatos y candidatas, todos tienen la misma foto. A mí me carga el espectáculo”.

O sea eres como el anticandidato…

“Sí, porque siento que es una hueá muy falsa, porque en nuestra vida normal y cotidiana no hay banderazos ni puerta a puerta. Entonces para saber los problemas de tu población o de tu condominio, no tienes que ir a la feria a conversar con tus vecinos. Lo entiendo para el hueón que no vive acá y que tiene que andar buscando gente con quien conversar. Nosotros nos dedicamos a hacer nuestra pega social y a hacer nuestras actividades, por ejemplo, trabajar en la limpieza del cerro, entregar afiches, porque los vecinos se inscriben y ellos mismos reparten. Para nosotros eso es lo más importante”.

Si ganas la elección, ¿cómo vas a ir vestido al Congreso? ¿De buzo o de camisa? 

“Es que creo que existe un manual, un protocolo de vestimenta. Así que vamos a jugar con ese protocolo y ser lo más identitario posible”.

¿Qué sería lo más identitario posible? 

“Como me visto yo. Una vez estaba hablando con la encargada de prensa de un diputado y me dijo: ‘cachai que en tal lugar va de candidato a alcalde un hueón que ocupa gorro y no se lo saca’ y ese era yo. Y pensé: ‘no me voy a sacar el gorro en toda la campaña’. Ellos son así porque no son de acá, para mí es súper importante la ropa, porque creo que demuestra que la política se puede hacer de cualquier forma, porque uno está acostumbrado a ‘mira, ahí viene un político’, todo terneado. Y en cierta medida eso representaba una lejanía con la política, porque la gente ya los veía como lejanos sólo por el look. Es como un oficio de elite, de hueones que se visten bien. 

La gente sabe que yo de repente llego así todo cochino o que de repente llego impecable. Pero es porque hay que mostrar que uno puede hacer política con chalas, con shorts, con gorro, con camisa. Tampoco tienes que criminalizar la camisa. Igual me gustan, pero me gusta la camisa y el buzo. A mí me encanta andar con camisa y buzo. Sí, la ropa es importante, porque creo que comunica, y por lo mismo, es también una bandera de lucha”.