Cuando un amigo o amiga entabla nuevos vínculos u organiza actividades sin ti, es común que aparezca la sensación de que se cometió un error o que estén en un periodo de distanciamiento. Frente a este escenario, especialistas de diversas universidades internacionales analizan los motivos de este fenómeno y entregan ciertas claves para afrontarlo.
Al igual que en las relaciones tradicionales y románticas de pareja, en la amistad también pueden desarrollarse episodios de celos. Por ejemplo, cuando un amigo o amiga dedica menos tiempo a su relación, para así invertir más de este con un nuevo grupo de amistades.
“¿Me reemplazó? ¿lo aburrí? ¿cometí un error que le molestó?”, son solo algunos de los comentarios e inseguridades que pueden surgir en estos casos.
Frente a esto, la psicóloga clínica experta en amistad, Miriam Kirmayer, le dijo a The New York Times que es muy común que los pacientes adultos que atiende en Ottawa, Canadá, le comenten acerca de situaciones de celos con sus amistades. En este sentido, la especialista detalló que, aún así, gran parte de ellos se rehúsa a conversar estas sensaciones con su contraparte, debido a que sienten que se pueden interpretar como “una señal de inmadurez”, que podría afectar su relación.
Y es que efectivamente, “los amigos también pueden perder su puesto en la jerarquía de los mejores amigos”, declaró al citado medio la investigadora de esta área, Jaimie Krems, de la Universidad de Oklahoma; por lo que en estos casos, las personas tienden a entrar en un fenómeno que diversos analistas denominan “resguardo de la amistad”, en el cual se hacen gestos como elogiar en demasía a un amigo o concretar acciones para alejar a un “rival”, con el objetivo de resguardar el vínculo.
“Como en todos los comportamientos, hay aspectos buenos y malos en el resguardo de la amistad”, detalló Krems al diario de la Gran Manzana, para luego explicar que acciones como la conversación sincera entre ambos puede reforzar la amistad, mientras que otras como ofender a sus nuevas amistades puede generar discusiones e, incluso, una ruptura de su relación.
Te podría interesar: Soy arromántico
El académico en psicología y neurociencia de la Universidad Duke, Mark Leary, aconsejó que para enfrentar estos casos, es importante escuchar atentamente las necesidades e impresiones del otro, además de cuestionarse, internamente, cuáles son los motivos que generan la sensación de celos. Aquel proceso introspectivo también podría ayudar a tratar otros temas no explorados aún, tales como el miedo al abandono u otro trauma psicológico.
Kirmayer concuerda con esa visión y manifestó que enfrentar estas emociones puede ser una oportunidad para abordar un proceso de comprensión personal. En este sentido, recomendó que quienes se sientan en este escenario se hagan preguntas como: “¿a qué experiencias pasadas puede estar vinculado este sentimiento? ¿Qué circunstancias de mi vida provocan estos celos”.
Junto con ello, Leary analizó que, en comparación a las relaciones románticas de pareja, es menos común que las amistades se cuestionen las necesidades de ambos, por lo que destacó la importancia de que se establezcan límites para fortalecer la confianza.
A pesar de que, según el académico y psicólogo Joel Minden de la Universidad Estatal de California, los episodios de celos pueden generar la sensación de que eres tú quien está mal, él recalcó que “aunque nuestros sentimientos son reales, el cerebro no siempre es un narrador objetivo de la verdad”, por lo que en la mayoría de los casos esa apreciación es errada.
Más bien, el especialista considera que antes de realizar juicios, es necesario revisar la situación en profundidad y preguntarse cuáles son las pruebas a favor y en contra de esa teoría, o si hay “otra explicación más realista para el comportamiento de tu amigo”. Asimismo, llamó a sustituir los pensamientos dañinos como “mi amiga me está reemplazando” por otros como “mi amiga necesita otro tipo de amigos”.
En conversación con The New York Times, la investigadora de la Universidad de Indiana, Sara Konrath, sentenció que en vez de cuesitonarte constantemente cómo te afecta el vínculo entre un amigo y alguien más, es más sano pensar: “me alegro mucho de que haya encontrado una conexión con otra persona”.