Con el riesgo de que me traten de señora, recapitulé mis programas de cocina favoritos. Y no, “Recomiendo Chile” no entra en la lista.

topchef

No sé si fue en Bangkok, Nápoles o New Orleans que me enamoré de él. Quizá fue como tomaba una copa de vino al atardecer en un viñedo italiano o como comía un plato de camarones cocinados especialmente para él. Fue amor a primer capítulo.

Mi amor por los programas de cocina empezó cuando me encontré, en plena adolescencia, en algún canal del cable a la canas de Anthony Bourdain, el famoso chef gringo que ha recorrido el mundo probando la cocina local, tomando, y enseñándole a los espectadores que la comida está arraigada en la cultura e historial personal de un país o localidad.

A pesar de que mi gusto por la comida no es el más refinado (soy vegetariana, primero porque no me gusta la carne y segundo por alguna extraña razón valórica que se ha modificado con el tiempo), el placer estético de verlo en la televisión te lleva a lugares que jamás pensaste pisar pero que quizás (en tus sueños) podrías. He comido más carne por la vista que en toda mi vida, y con el temor de que se me acuse de doble discurso, no soy la única mañosa que lo hace.

La obsesión no paró ahí, ya que la televisión me siguió entregando más y más productos. He aquí una lista no tan definitiva de los programas de comida que me han dado un bajón enorme a altas horas de la madrugada:

Contigo aprendo a cocinar

jamie oliver

Aquí nació el formato de “programa de cocina” que fue mutando a medida en que la televisión lo hizo. Los canales de lifestyle están llenos de estos y de tantos, no todos son precisamente maravillas culinarias. Pero si se puede encontrar felicidad en mirar a la Hermana Bernarda Seitz (QEPD) en las repeticiones de su famoso programa Dulces Tentaciones, a Luis Arévalo presentando platos típicos de su país en Sabor a Perú o Jamie Oliver en cualquiera de sus programas de recetas, como The Naked Chef, Oliver’s Twist y Jaime’s 30-Minutes Meals. La oferta es amplia, usted escoja que es lo que más le gusta.

La carrera contra el tiempo de cocción

masterchef chile temporada 2

Una mezcla entre reality shows y programas de concursos, estos son probablemente los shows que más satisfacción le han dado a mi mente (y mucha hambre entremedio). Hay una extraña satisfacción en ver a gente corriendo, sudando, gritando y, a veces, llorando porque cocieron de más un pulpo en el agua. Está la elegancia de la franquicia de Top Chef; los deseos de ganar de un desconocido en MasterChef (ya sea en su versión adulta o Junior para niños), que en nuestro país es una rara reflexión de la eterna lucha de clases; los gritos de Gordon Ramsay, el chef británico más loco que pisa la faz de la tierra, en Hell’s Kitchen; la sofisticación de un pastel bien horneado en The Great British Bake Show, o tener que alimentar a 400 personas en Dinner: Impossible (y sus variaciones).

Recorrer el mundo con un tenedor en la maleta

man v food

Estos son para disfrutar con una copa de un buen carménère frente al televisor o a la pantalla del computador. Unas papitas o unos nachos también ayudan, si el presupuesto está bajo. Anthony Bourdain creó toda una persona gracias a una serie de programas que han cambiado de canal y de nombre con los años (Anthony Bourdain: No Reservations, The Layover y Anthony Bourdain: Parts Unknown), que incluso lo trajo hasta Chile para curarse con vino y odiar a nuestro amado completo. James Cunningham, comediante y presentador de televisión, viaja por las calles de Canadá y Estados Unidos buscando los mejores carros de comida. Adam Richman se retó durante años a comer hamburguesas gigantes y pollo picante en Man V. Food. Hasta Netflix tiene un programa, Chef’s Table, dónde perfila a un reconocido chef sobre su comida y la ciudad que lo vio convertirse en cocineros. En su versión más hipster, tenemos a Fuck Thats delicious.

¿Cuál es tu programa favorito, sibarita virtual?