No es novedad que contemos historias que combinen temas sobre productividad y sueño. La razón es sencilla y es que para mi y uno que otro integrante del team, el asunto dormir siempre ha sido un “tema“. Paso por etapas mejores que otras aunque eso no quita que el problema vuelve cada cierto tiempo.
Es así como llegamos la historia de John Zeratsky, un diseñador de Google Ventures, a.k.a. la división dedicada al apoyo e inversión en startups de la compañía de Montain View.
La historia de John es interante pues confiesa que siempre le ha costado despertar temprano y hoy en día ha conseguido que básicamente cuando son las 9:30 ya haya trabajado durante una hora, sin contar que subió el cerro, desayunó rico y hasta tiró con su señora.
Aquí está la historia.
Cómo me convertí en una persona de mañana
Hoy soy más productivo, hoy me levanto más temprano
Es temprano y está oscuro. La alarma suena y estiras tu brazo para apagarla. Después de una pausa, te sientas. Sacas las piernas de la cama, pones los pies sobre el suelo y revisas tu celular. La pantalla ilumina toda la habitación. No hay muchas notificaciones, uno que otro email y tal vez la respuesta a algún tweet. Revisas tus mensajes, las noticias y el tiempo. Te dices: “estoy medio dormido”. Revisas Twitter. Los minutos pasan, sabes que no estás durmiendo, pero tampoco has despertado.
Eso 5 años atrás; decidí volverme un madrugador.
No pasó por arte de magia. Cuando me tenía que levantar temprano –para alguna reunión, evento o clase- era como el relato de arriba. Odiaba salir temprano de la cama. Pasaba que a veces llegaba justo en el tiempo del compromiso. Todo acelerado, como un zombi por las mañanas y como con resaca durante el día.
Aun así me encantaban las posibilidades que te da la mañana. Esas horas parecían un regalo –un par de horas libres con las que podría prepararme para ser productivo y mentalizarme para el día. Convertirse en una un madrugador también me daría más tiempo con mi esposa. Michelle trabaja en una compañía de biotecnología en Marin donde las reuniones a primera hora son la norma. Odiaba tener una agenda diferente a la de Michelle y coartar nuestro tiempo juntos.
Como una lechuza nocturna, sabía que necesitaba un plan para evitar los problemas de las mañanas. Entonces me decidí investigar qué es lo que le resulta a otras personas y experimentar algunas.
Funcionaron. Intercambié la agenda de lechuza nocturna, con la que me mantenía despierto hasta tarde, mirando la pantalla, escribiendo, diseñando, codificando, por una más inusual, con la que me iba a acostar temprano, despertaba temprano y hacía mucho en esas horas tranquilas de la mañana. Eso en el 2015, incluido nuestro libro Sprint.
Te cuento algunas lecciones que cualquier persona podría considerar si se quiere levantar más temprano.
Café, luz y algo qué hacer (Y por qué decidí hacer el cambio)
Estos son ingredientes para una rutina mañanera exitosa. El café es engañadoramente importante. Claro, la cafeína está bien, pero la preparación es lo esencial. Toma 15 minutos hacerlo con una técnica sencilla: hervir agua, moler el café, ponerle el filtro a la taza, agregar los granos molidos, echar el agua. Este proceso me mantiene ocupado mientras no tengo de fuerza de voluntad y que, de otro modo, estaría en Twitter perdiendo el tiempo. En cambio, estoy en la cocina, despertando lentamente, pensando en mi día y disfrutando de una fresca taza de café cuando ya está listo.
No subestimes la importancia de la luz al despertar. Está en nuestra naturaleza despertar cuando está claro y que nos dé sueño cuando está oscuro. No puedes esperar al amanecer y que esté de día, por lo que necesitas luz artificial. Cuando despierto, prendo cada luz de mi apartamento. Si trabajo en mi computador, desactivo Flux. Además, trato de siempre ver el amanecer, incluso si es una o dos horas antes de levantarme.
Tener algo qué hacer es parte importante de “cómo levantarse temprano”, pero para mí es también porqué me levanto más temprano. Usualmente trabajo –escribiendo o editando, a veces enviando emails, un poco de diseño. El ejercicio es una gran actividad para la mañana. Incluso lavar los platos, planchar un poco u ordenar un poco la casa me ayuda a despertar y sentirme productivo antes de que parta el día.
Hasta con el café, las luces y algo qué hacer me es difícil despertar temprano sin hacerle algunos ajustes a mi rutina.
La noche anterior
Hay que ser honestos con cuánto necesitamos dormir y cuánto en verdad dormimos. Me siento mejor luego de 7 u 8 horas de sueño (aunque a veces son 9, especialmente en invierno). La mayoría de los días me despierto a las 5:45 am, por lo que me voy a la cama a eso de las 9:45 pm.
Ponle atención a lo que comes y bebes y que pueda afectar tu sueño. Hay mucha evidencia de que el alcohol no mejora la calidad del sueño, aunque pudiera parecerlo –y desajusta el sueño REM. Nos gusta el chocolate amargo después de las cenas cada noche, pero aprendí que contiene gran porcentaje de cafeína.
Finalmente aprendí a ajustar mi ambiente para relajar mi cuerpo y que capte la señal de dormir. Comencé a bajar las luces. Apagaba las luces de alrededor de mi cocina, también las del living y la habitación. Mi rutina favorita – y por lejos la más tonta- es un DIY “servicio de cama”. A eso de las 7 pm cada noche, cierro las cortinas de la habitación, saco los cojines decorativos de la cama y abro las sábanas.
No siempre me es fácil despertar, pero aprendí a amar las mañanas. A las 9:30 am la mayoría de los días, ya llevo una hora de trabajo productivo, me duché y vestí, caminé dos kilómetros, desayunado y disfrutado dos tazas de café.
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Y por favor, disfruta tus mañanas.
Agradecimientos a Jake Knapp y su Sleep/Routines / Productivity