La infancia del multimillonario dueño de Tesla se desarrolló en los suburbios blancos de Johannesburgo y Pretoria, en plena época del apartheid racista en Sudáfrica. Y aunque su compañía de autos ha enfrentado a la justicia por actos discriminatorios, ex compañeros de colegios suyos dicen que la compra de Twitter -que publicita como un triunfo de la libertad de expresión- podría estar marcada por las ideas progresistas a las que se expuso durante su juventud.
Aunque se nacionalizó canadiense en 1989 y estadounidense en 2002, lo cierto es que la infancia de Elon Musk se caracteriza por haber crecido como una persona blanca en el racista apartheid de Sudáfrica.
Dos periodistas de The New York Times visitaron Johannesburgo y Pretoria, ciudades donde creció el magnate dueño de Tesla, para hablar con sus conocidos y así comprender cómo su posición social de ese entonces puede haber marcado su ideología actual. Y encontraron algunas pistas.
Cuentan que, por ejemplo, en los barrios por donde se movía era usual la desinformación: periódicos con secciones tachadas, noticieros que terminaban con el himno nacional al mismo tiempo que flameaba la bandera sudafricana y salían los nombres de jóvenes blancos que habían muerto luchando en representación del gobierno.
Una compañera de Musk en el Bryanston High School, colegio en los suburbios de Johannesburgo, declaró que “como adolescentes blancos sudafricanos, no teníamos ni idea. Realmente, ni idea”.
Aunque nunca se le escuchó al joven Elon su opinión política sobre ese entonces, si se sabe que pasaba tiempo con sus amigos negros. Su padre Errol -electo concejal de Pretoria en 1972-, también señaló hace un tiempo en una entrevista que reflexionaban sobre el apartheid en su hogar. “En cuanto a estar protegidos de eso, es una tontería. Se enfrentaban a eso todos los días”, y aseguró que a Elon y a sus hermanos “no les gustaba” el sistema.
Y aunque Musk perteneciera a la clase sudafricana blanca de habla inglesa que tenía gran poder adquisitivo en ese entonces, sí asistió a lugares que le daban más pensamiento crítico. En el Pretoria Boys High School “estoy seguro de que estabas expuesto a ideas progresistas, aunque no las adoptaras”, recuerda Terence Beney, otro ex compañero.
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La empresa de autos eléctricos que ostenta el multimillonario, Tesla, ha enfrentado importantes acusaciones de discriminación racial principalmente en su sede en California. Incluso, en el pasado fue condenada a pagar 15 millones de dólares a un empleado negro después que la justicia determinara que “la empresa no tuvo en cuenta el racismo al que se enfrentaba en el trabajo”, recoge el medio estadounidense.
Sin embargo, serían las ideas impregnadas durante su juventud, las que han hecho a Musk publicar su compra de Twitter como un triunfo de la libertad de expresión. O por lo menos, eso piensa Andrew Panzera, que estudió también en Bryanston High: “La gente, en algún momento, se da cuenta de que le han hecho creer un montón de porquerías (…) En algún momento dices: ‘Caramba, realmente nos han adoctrinado en gran medida’”.