Las señales y comentarios que ha lanzado en el último tiempo no caben en un simple análisis político de izquierda/derecha. Al parecer, el multimillonario solo se alinea con las ideas que favorecen sus negocios, causando confusión en sus millones de seguidores. Y al convertirse en el mayor inversionista de Twitter, preocupa las decisiones que tomará considerando la opinión pública y la libertad de expresión.

Hace algunas semanas, la revista Forbes publicó su informe anual de multimillonarios mundiales, situando a Elon Musk, el dueño de Tesla y SpaceX, como la persona más rica del mundo. Y por lo general, estas figuras públicas tan poderosas y con altísimo poder adquisitivo, es fácil averiguar sus inclinaciones políticas, en base a las donaciones a campañas políticas que hacen. Pero el sudafricano -nacionalizado estadounidense en 2002- queda fuera de esta “regla”. 

A pesar de que no ha donado sumas muy grandes de dinero, sus aportes se han distribuido de manera uniforme, apoyando a demócratas incondicionales como Hillary Clinton o el expresidente Barack Obama, tanto como a Kevin McCarthy, líder republicano de la Cámara de Representantes y el Comité Nacional Republicano. 

Nadie ha sabido con certeza cuál es la filosofía política que profesa el multimillonario de 50 años. En un recuento de las opiniones que ha expresado en el último tiempo elaborado por The New York Times se da cuenta de que estas “no encajan a la perfección en el marco político binario de izquierda o de derecha” de Estados Unidos.

Sus acciones, así como sus comentarios en Twitter -donde tiene casi 83 millones de seguidores- son igual de confusos. Por ejemplo, en el tema ambiental, renunció a los consejos comerciales del gobierno de Trump cuando éste sacó a su país del Acuerdo de París, pero también se enfrentó a grupos ambientalistas por pedir un aumento de la producción nacional de petróleo y gas. 

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A su vez, Musk se ha manifestado a favor de la Primera Enmienda constitucional del país norteamericano (que defiende, entre otras, la libertad de prensa), pero en el pasado intentó obligar a testificar un periodista por una difamación en su contra. Hace cuatro años, también, publicó que crearía Pravda, una plataforma de internet donde se calificaría la credibilidad de los periodistas. Un plan que finalmente no se concretó. 

Y a pesar de que una vez anunció que no se inmiscuiría más en temas de política, escribió “Sleepy Joe”, después de que uno de sus seguidores en la red social del pajarito le señalara que el presidente Biden no había felicitado a SpaceX por el éxito de su primer vuelo espacial privado. Además, días después dijo que su gobierno estaba controlado por los sindicatos. 

Cabe señalar que Musk hace algunas semanas se convirtió en el mayor accionista de Twitter, y ha señalado que combatirá a los bots de spam. Sin embargo, también anunció que estaba a favor de desmantelar el monitoreo de contenido y censura que realiza la red social. Así, los liberales se preocuparon de la desinformación que pudiera comenzar a difundirse con estas medidas, a la vez que los conservadores lo celebraron como una victoria para la libertad de expresión. 

¿Quién lo entiende?