Y no es (solo) porque amemos el drama y las hormonas fuera de control.


Una semana tardó Élite para convertirse en el panorama favorito de miles de personas impacientes por saciar su sed de drama adolescente en Netflix. La serie -repleta de caras conocidas gracias a Casa de Papel– nos demuestra nuevamente que las producciones españolas llegaron para quedarse en Hispanoamérica gracias a la diversificación de su contenido y calidad argumentativa. Tiemblen, teleseries turcas.

Puede que a simple vista te parezca un dramón tipo Gossip Girl, y en parte puede que tenga temáticas similares a series que hemos visto incluso dentro de la misma plataforma, pero hay diversas razones que tienen a miles de personas fanáticas del tiraje de 8 episodios donde se desarrolla la historia en uno de los colegios más exclusivos de España. Acá van algunas:

La argumentación e interpretaciones

Al principio nos sentimos frente a una historia inocente de ricos vs pobres, pero basta con llegar al tercer episodio para revivir lo peor de la adolescencia y la injusticia con la que deben convivir cada uno de los personajes. Si bien todos son diferentes, estos se debaten por encontrar la originalidad de cada uno mientras se sitúan en un contexto lleno de expectativas impuestas. Esto se plantea mediante actuaciones de calidad donde podemos empatizar con los sentimientos de cada personaje, poniéndonos en su lugar varias veces independiente de lo erróneo de su comportamiento (sucede con Guzmán, por ejemplo, pero el resto es spoiler).


Salda una deuda pendiente

Las series nacionales con las que crecimos eran bastante inocentes incluso para su época. Como olvidar en Karkú por ejemplo, cuando una Raquel Claderón aka Kel lloraba en el baño porque se había sacado un rojo. Con 16 años los chicos bañaban perros para juntar dinero y hacer su gira de estudios, algo que no reflejaba ni un poquito la realidad de la mayoría de los jóvenes de esa edad. Por culpa de la censura del Consejo Nacional de Televisión, crecimos con series de temáticas suavecitas poco comprometidas con los problemas de un adolescente común y corriente.

Si bien Élite es una realidad sobrecargada de privilegios, acierta al ahondar temáticas necesarias como los prejuicios existentes respecto a la transmisión del VIH, la islamofobia, el clasismo, además de mostrar una relación homosexual sin tapujos ni censura. Para nosotros es tarde, pero las nuevas generaciones pueden ver estos tópicos retratados lejos de la censura impuesta por el CNTV (Lero, lero).


Por su retrato de la injusticia social

En Sudamérica vivimos bajo el espectro europeo y la forma en que diferentes semblantes de la sociedad deben ser desarrollados. En consecuencia, pensamos que países como España ofrecen garantías educacionales, laborales y de vivienda dignas para su población haciendo del país un lugar más equitativo (comparada con la tremenda desigualdad latinoamericana, claramente).

La premisa de Élite es justamente, dejarnos claro que lo anterior es falso mostrándonos que no existe la meritocracia, que el destino de los alumnos de colegios caros está zanjado desde su nacimiento y que los ladrones de cuello y corbata no pagan ante la justicia.

¿Te suena familiar?

Como dijo Nadia -la chica palestina a la que prohíben usar hiyab en clase- su interés por asistir al colegio repleto de gente privilegiada está en poder ser parte de las personas que hacen las normas en lugar de aquellas que las acatan.

Desde un tiempo hasta ahora, las series españolas han incrementado las críticas hacia una sociedad que vio acentuar el clasismo y la falta de oportunidades en su territorio a más de una década de la crisis económica. Élite cumple con su parte mostrando las diferencias de los adolescentes en estos aspectos y la imposibilidad de elegir un camino que no esté establecido por sus padres y entorno.


 Porque simplemente, es muy entretenida

Sabemos que acudir a un Starbucks no nos garantiza tomar el mejor café y comer completos tampoco es bueno para nuestra salud, pero lo hacemos de todas formas por el solo hecho de que nos encanta y está bien regalonearse todas las veces posible porque la vida es corta. Élite representa justamente eso: la mejor alternativa para pasar tus tardes con algo liviano que lleva las exageraciones escolares al límite convirtiéndote en un fan instantáneo. Si la viste probablemente ya tienes en Instagram a tus actores favoritos y sientas renacer esa época en la que eras un fanátique empedernide de figuras adolescentes.

Además, Netflix confirmó una segunda temporada antes del estreno de la primera entrega gracias a las expectativas generadas previamente y por el evidente final abierto tras el término de estos 8 capítulos. Nada mal para una serie que se convirtió en fenómenos a semanas de su estreno.