Como leíste. La sobredosis de información a la que estamos expuestos nos ha hecho ir olvidando cada vez más. Así lo comprobó la comunidad científica, que, en su último estudio, revela que una tecnología que en el 2000 olvidábamos en 10 años, hoy la estamos olvidando en 2,5 años. ¿Cómo podemos prevenirlo? Un experto nos cuenta aquí.

En la época de la sobreinformación y la digitalización de todas nuestras fuentes de conocimiento, la acelerada generación de data está cambiando la forma en que las comunidades filtran y retienen información, particularmente en el ámbito tecnológico y científico. En pocas palabras: tanto los académicos como personas comunes y corrientes estamos olvidando todo más rápido.

El informe,  publicado recientemente en la prestigiosa revista American Psychologist y liderado por el físico y académico de la facultad de ingeniería UDD, Cristian Candia-Castro, estudió principalmente las comunidades científicas en base a la cantidad de papers y patentes de innovación tecnológica que han existido a través de los años, encontrándose con un aumento importante en las últimas dos décadas: por ejemplo, el 2020 se solicitaron cerca de 620 mil patentes en Estados Unidos, mientras que en el 2000 se presentaron apenas 250 mil.

Basándose en la teoría del olvido como anulación, la que plantea que mientras más información se genera en una comunidad, el olvido es más rápido, el estudio de estos datos explica que en que el ecosistema de innovación está olvidando, en promedio, casi un 400% más rápido que hace dos décadas, debido exclusivamente al exceso de información.

¡¿Nos vamos a olvidar de todo?!

Este fenómeno es totalmente extrapolable al ciudadano común. Según Candia, para nosotros este problema de exceso de información y olvido es mucho peor. “Es mucho más grave en ese caso, porque las personas no tienen la necesidad de filtrar constantemente como la comunidad científica. Vivimos creyendo que tenemos este acceso a la información porque está allí, pero nuestras capacidades cognitivas siguen siendo las mismas y a veces retener esa cantidad de información es imposible”.

Podría interesarte: Cuidado con el gusano auditivo🐛

Pero no todo está perdido. Hay un punto donde las memorias colectivas pueden ayudar a filtrar la información importante. “Como sociedad finalmente nos quedamos solo con las memorias que, colectivamente, decidimos qué vale la pena recordar. Por lo tanto, mientras más importantes sean las piezas culturales generadas por las comunidades, hay más probabilidad que éstas se recuerden a futuro”. 

Hola pos olvidona: ¿Cómo evitarlo?

Candia nos comenta que la clave está en saber filtrar, aunque no todo este proceso es consciente. A nivel personal, este filtro pensando en el futuro se hace solo sin tener que hacer mucho esfuerzo. “Inconscientemente se piensa ‘¿esto va a ser importante en 20 años?’ y si no, se descarta. Pasa lo mismo con la comunidad científica, todo esto para no sobrepoblar de información el cerebro”.

Pero el filtrado consciente es el más primordial en la actualidad. “Se recomienda mucho cuidado con las fuentes de información, definir a qué información me voy a enfrentar y a cuál no. Se recomienda chequear fuentes todo el tiempo, ser minucioso con eso. Por ejemplo pasó con el Covid, la cantidad de información que hubo sobre el tema, es muy fácil perderse en artículos que son basura o no dicen nada, por eso hay que chequear todo muy bien”, recomienda Candia, para así no llegar al punto de olvido por anulación.

En el futuro, esto se podría combatir con tecnología mucho más sofisticada, algo que cambiaría el escenario por completo y que, por el momento, estamos lejos de alcanzar. El académico se refiere a “aumentarse con tecnología”, un proceso medio Black Mirror que supondría tener inteligencia artificial, donde un individuo tenga la capacidad de poder tener una especie de avatar que pueda evaluar la información según nuestros intereses, que, básicamente, haga el trabajo de selección por nosotros.

Hoy, muy lejos de ese nivel de tecnología, solo queda aferrarse a los recuerdos importantes, tener cuidado con lo que se lee en internet y descansar un poco del agobiante mundo de la sobreinformación.