Clemens Habicht es el creador de este rompecabezas de 1000 piezas donde cada mosaico es un color individual y donde tu tarea es encajar cada color en relación con sus colores aledaños, pues ninguno es igual a otro.

La idea surgió al disfrutar de las sutiles diferencias en el cielo azul de un puzle particularmente brutal. Me di cuenta que sin la presencia de imágenes para ayudar a localizar una pieza, confías solo en tu sentido intuitivo de color, y eso era mucho más satisfactorio que llenar las áreas con detalles de imagen.

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El valor del puzzle era de tan solo 40 dólares australianos y de un tamaño de 50×70 centímetros, aunque justo antes de publicar este post, se acabaron TODOS…ahora solo puedes preordenar uno que llegaría en teoría el 30 de enero a su destino, mucho tiempo después de navidad. Una verdadera lástima.