“El cambio de salir de la universidad es importante. La responsabilidad ya no es un juego y los compromisos son reales. Es el tener que explorar un mundo diferente y enfrentarse a situaciones que no estamos seguros que podamos manejar sin salir dañados” explica la sicóloga Francisca Espinoza del Centro de Terapia del Comportamiento.
Estudiar en la universidad es un proceso extenso y tedioso donde nos preguntamos muchas veces a lo largo de nuestras respectivas carreras, si vale la pena pasar horas estudiando ramos que no nos servirán para nuestra vida laboral y poner en riesgo nuestra salud consumiendo peligrosos cócteles de maruchán y Nescafé.
Y es que la vida universitaria se nos presenta como la oportunidad de formarnos como profesionales viviendo una libertad inimaginable en comparación con nuestra época escolar donde tener el pelo largo era sinónimo de sanción. Y es cierto, estudiar en una institución tradicional o técnica nos da la posibilidad de aprender y de paso conocer varios amigos en el camino que nos dan ánimo cuando las cosas se complican (aunque después de titularnos no los veamos más).
Sin embargo existen muchos motivos para que el panorama futuro sea vea desalentador. El primero de ellos, es que nadie nos avisa que la transición de la universidad al mundo laboral es abrupta y sin sentimentalismos de por medio.
Retomando la comparación con la época escolar, en cuarto medio nos embuten la nostalgia durante meses con actos donde nos recuerdan mediante anuarios lo especiales que fuimos y canciones cargadas de sobredosis de sentimientos tales como “un amigo es una luz brillando en la oscuridad”. En la universidad no hay tiempo para tales cursilerías.
Solo hay espacio para un picoteo después de la entrega del título y una gran deuda si estudiaste con el CAE, que te recordará por siempre que fuiste a la universidad.
Tampoco ayudan las cifras de desempleo juvenil que están por doblar a la media nacional. Según la última encuesta de Ocupación y Desocupación en Santiago un 17% de los jóvenes entre 20 y 24 se encuentran cesantes, una problemática que no ha sido debidamente tratada ante el desorden administrativo ocurrido con el censo el año 2012 ¿Cómo vamos a saber cuántos jóvenes cesantes existen si ni siquiera sabemos cuántas personas hay en el país?
Tomando en cuenta que la situación de por sí es complicada y que una carrera universitaria no te asegura un puesto de trabajo aplicándose a todas las opciones que antiguamente eran rentables (odontología pls), lo normal es que exista un miedo de enfrentarnos a lo inevitable y no ver nuestras expectativas cumplidas.
“El cambio de salir de la universidad es importante. La responsabilidad ya no es un juego y los compromisos son reales. Es el tener que explorar un mundo diferente y enfrentarse a situaciones que no estamos seguros que podamos manejar sin salir dañados” explica la sicóloga Francisca Espinoza del Centro de Terapia del Comportamiento.
“Hoy en día, los recién titulados, o adultos jóvenes se quedan cada vez más en casa con sus padres, como parte del habituarse a esta situación, como una resistencia al cambio” añade.
Por esta razón te dejamos con diferentes consejos que te podrían ayudar a lidiar con la incertidumbre y entender de mejor forma cómo lidiar con este proceso que muchas veces parece no tener fin.
Chao con las presiones de los cánones ambiguos
La generación de nuestros padres y abuelos parecían tener la vida resuelta a los 24, o por lo menos era común tener más de dos hijos y estar casado antes de cumplir treinta. Para ellos tener 20 significa dar inicio a la carrera donde en una década te debes hacer cargo de crear una situación laboral que te permita mantener una familia completa y tratar de no engordar en el camino. Lo cierto es que para nuestros tiempos eso es imposible. La vida es demasiado cara actualmente y existen muchas otras opciones como para tener que seguir esos cánones de lo que supuestamente significa ser exitoso.
Hoy la vida transita con objetivos diferentes y no vemos como una realización personal tener una pareja o ser padres de una bendición en una época de nuestras vidas donde queremos pasarlo bien (y conste que no hay nada de malo de ello).
“Podemos encontrar jóvenes que como prioridad solo desean criar y tener hijos, hasta aquellos que se dedican a recorrer el mundo en busca de aprovechar la juventud libre de grandes obligaciones y responsabilidades”, añade la experta.
Cualquiera de estas opciones es válida. Lo importante es no frustrarse si en tu primer trabajo te pagan el mínimo para cubrir tus necesidades, porque no será una situación que dure para siempre. Al buscar la inmediatez estamos sujetos a la frustración y debemos aprender a disfrutar el camino mientras vamos consiguiendo nuestros objetivos con paciencia, algo que carecemos como generación.
No dejarnos guiar por primeras malas experiencias
La práctica profesional es un acercamiento a lo que supuestamente debería ser el mundo laboral en nuestra vida después de estar titulados y muchas veces, es una experiencia que nos deja con gusto a poco o con ganas de dedicarnos a otra cosa. En lugar de ver esto como un acabo de mundo, tomémoslo como algo más positivo: si lo pasaste mal en tu práctica, por lo menos tienes claro que es lo que no quieres para tu vida y perseverar en otras áreas.
“Podemos encontrarnos con personas que superan estas malas experiencias de manera casi automática, tomándolo como un desafío sin dudar de sus capacidades o aptitudes. Sin embargo, quizás alguien con un estilo más introvertido e inseguro puede sentirse y verse más afectado por una situación de características negativas. En este caso pueden llegar a existir trastornos ligados al ánimo o de tipo más bien ansiosos”.
Muévete, pero de verdad
Lamentablemente tu pega de ensueño no llegará por pegar un papel en el techo y pedirle a la ley de la atracción que cumpla todos tus deseos decretándolo al más puro estilo de “El Secreto”. Seamos sinceros: las prácticas metafísicas de un libro de autoayuda nunca darán más resultado que salir de tu casa y tocar puertas buscando de forma realista lo que esperas conseguir de tu vida. El hecho de que en la universidad no te enseñen a hacer un currículum o cómo pedir trabajo luego de salir de cualquier institución no significa que no estás capacitado. Después de todo, pasaste horas en vela estudiando y no hay nadie que sepa mejor de tus propias capacidades que tú mismo/a.
No culpes al resto y hazte cargo
Nuestros papás nos convencieron durante toda nuestra infancia que somos “especiales” de alguna u otra forma. En lugar de generarnos la capacidad de sentirnos de esa manera, solo crearon una inseguridad tremenda al momento de tener que cumplir con esas expectativas y lo normal es que nos frustremos al no conseguir las cosas que deseamos cuando terminamos nuestra educación. Pero desde ese punto en adelante, es responsabilidad nuestra y solo nuestra, crear el camino para nuestra vida, sea cual sea el elegido.
“No todo es dado por los estilos de crianza de nuestra familia de origen, basta solo con mirar como hermanos pueden ser absolutamente distintos en cuanto a personalidad habiendo sido criados por los mismos padres” afirma la profesional.
“Somos lo que vivimos y respondemos a las circunstancias, lo cual no quiere decir que no tengamos opciones de cambio si nos proponemos y realmente nos enfocamos en trabajar aquello que nos molesta o que quisiéramos mejorar” añade.
Perseverancia
Hay jóvenes que llevan años cesantes por diferentes motivos. Nadie cuestiona que no lo intenten. Pero después de todo, en épocas de crisis la innovación se premia y un trabajo tradicional tampoco es la clave del éxito ni lo es todo en la vida. Se puede ser feliz sin un sueldo de seis cifras o un cargo de gerencia. Tampoco la idea es sentirnos tan presionados como para terminar con sobredosis de ravotril a los 25 años.
“Cada etapa de la vida tiene su riqueza y no debemos dejar que el temor o la inseguridad nos ganen de tal manera que quedemos paralizados y no luchar por nuestros deseos y aspiraciones”, afirma la piscóloga.
“En general ninguna “experiencia laboral” va a marcar a una persona de la misma forma. A lo largo de la vida nos pueden suceder muchas cosas, buenas como malas, sin embargo cada uno lo incorpora a su esquema mental de acuerdo a sus vivencias anteriores y estilo de personalidad” finaliza la especialista como principal consejo para entrar de lleno al periodo de nuestra vida que nunca nadie nos explica.