Hola Nico González es una de las promesas nacionales que necesitabas (y debes) conocer.

Todos dibujábamos libremente cuando chicos. No habían límites ni exigencias; literalmente todos fuimos ilustradores. Muchos abandonamos los lápices y las croqueras cuando nos empezaron a interesar los besitos de las/os compañeras/os, nos comenzamos a convencer de que uno es “matemático” o “humanista” o los comentarios del profe de arte nos terminaron de alejar del bonito hábito de dibujar por dibujar. Nicolás González no escuchó esas voces (que también vienen de la propia cabeza) y nunca dejó de dibujar, llegando a convertirse en la manera en que se gana -y disfruta- la vida.

Las micros, los pitos, los amigos, los pitos con amigos, Santiago, la música y la vida misma son las inspiraciones de este ilustrador de 27 años. A través de colores fuertes y lineas simples Nicolás busca “iluminar al inadaptado, al rechazado, para crear comunicación entre nosotros: los hueones raros”.

¿En qué momento decidiste dedicarte a la ilustración?

En la media estudié dibujo técnico (que es básicamente hacer planos de tornillos o edificios), me iba pésimo pero igual me gradué y veía como mis compañeros entraban a estudiar arquitectura, construcción y cosas así. Yo pensaba “ni cagando quiero esa clase de vida, que lata”, y quizá en ese momento no sabía que quería dedicarme a la ilustración, pero sí sabía lo qué no quería. Entonces me tomé como cuatro años sabáticos; me la pasaba carreteando, callejeando, trabajaba esporádicamente en puras tonteras y hacía cosas que me interesaban de verdad. Nunca dejé de dibujar pero no fue hasta el 2010 que empecé a darme cuenta de que se podía vivir del dibujo. Empecé a hacer cosas pequeñas y el 2013 entré a estudiar ilustración.

¿Cómo fue el proceso de encontrar tu estilo de ilustración?

Súper intuitivo. Es una hueá muy extraña porque es el resultado de accidentes que salen solos pero también de intentar copiarle a personas que uno admira. Pienso que el proceso para encontrar una honestidad con el dibujo es que la hueá salga del corazón, aunque suene cursi. Tiene que haber una honestidad brígida porque es difícil llegar al resultado que uno espera de manera racional; tiene que ver mas con que un acto que uno vomita desde adentro. Entonces así uno logra entender que ese dibujo te ama y tú lo amas a él, y ese amor correspondido es el que habla, el que devela la idea o mensaje.

¿Qué buscas representar con tu trabajo?

Ahora que lo miro con mas distancia tengo un poco más claras las cosas. En un principio vi en esto una excusa para “no trabajar”, pero ser ilustrador es tremendamente agotador. Lo que busco es hablar de cosas que me representen y el dibujo es el lenguaje que mejor me acomoda. Busco iluminar al inadaptado, al rechazado. Trabajo para crear comunicación entre nosotros: los hueones raros.

¿Cuál ha sido la peor crítica y el mejor halago a tu trabajo (o viceversa)?

Soy bueno recibiendo criticas cuando hay dialogo, pensamiento y debate. Amo discutir. Pero cuando viejos cuicos o zorrones ningunean mi trabajo o el dibujo en general, me cuesta no reaccionar agresivamente porque esas situaciones de ventaja e ignorancia me dan mucha impotencia. Es súper fácil para una persona tirar mierda desde arriba y chaquetear este tipo de “escenas”, por así decirlo. Al final esas personas no critican el dibujo como pieza gráfica, sino que lo que les molesta es que uno lleve este tipo de “vida laboral”. Vivimos en un mundo lleno de respuestas y ellos no logran entender que un hueón viva solo de preguntas. Si se dieran el esfuerzo de dialogar y debatir estas cosas que ignoran o no entienden siento que sería muy diferente, muy rico. Y el mejor halago es cuando mis dibujos logran dar a entender quién soy y eso me conecta con otras personas que creen en las mismas cosas, entonces se genera un lazo de comunión representado por mis dibujos. Termino tomando cerveza en la calle o fumando pitos con gente que es igual que yo, que cree en lo que yo también creo.

¿Qué es lo que más te gusta retratar?

Tengo una obsesión con lo cotidiano pero me he dado cuenta que es una hueá generacional, pienso que lo mío va más allá de simplemente lo cotidiano. Tiene que ver con retratar la identidad de un sutil mundo de gente normal, inadaptada y marginada.

¿Cómo ha ido cambiando tu estilo de trabajo con los años?

Mi estilo de dibujo ha evolucionado para bien y creo que se nota, mis intereses también han avanzado y eso me ayuda a afinar la puntería de mi mensaje que generalmente es abstracto y muy interpretativo. Pienso que el misterio es lo que esconde y al mismo tiempo devela esta idea y este sentimiento que intento comunicar y siento que cada vez voy afinando mejor esa mecánica. Es lo que más me entusiasma a seguir.

 ¿Crees que es necesario estudiar ilustración?

Depende. Indudablemente el título pesa y sirve muchísimo para dedicarse a esto pero hay herramientas que, según yo, pesan muchísimo más. La responsabilidad, la creatividad, la capacidad de llevar a cabo una idea son cosas que te van abriendo puertas y demostrando que estás capacitado. Creer absolutamente en lo que eres y tu trabajo, ser proactivo aunque todos tus amigos estén ganando millones desde sus oficinas y tú con suerte tengai para comprarte un completo. Tener ansiedad y paciencia en justa medida te hace avanzar en esta cuerda floja, en el fondo es la chispeza.

Según tu experiencia, ¿Qué diferencia a buen un ilustrador del resto?

Es muy importante tener conocimientos técnicos como figura humana, color, composición y mil cosas más. Pero pienso que lo que realmente te hace brillar es la observación y la curiosidad, que a veces van muy de la mano. Ese bichito de deleitarse con la visualidad es mas nutritivo que nada en el mundo y así uno puede ir mejorando su propio lenguaje. Y la curiosidad es el motor del conocimiento y el pensamiento, el intercambio de ideas, no de información. La receta para ser buen ilustrador es mirar más allá de instagram o facebook, es relacionarse con mil cosas, observarlas con curiosidad y valentía, experimentar, sacarse la chucha y ver qué cosas pasan entre medio.

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GANADORA:

Javiera Alena Gutiérrez