La Mentirita Blanca, a diferencia de muchas comedias chilenas, es capaz de hacer reír a carcajadas a la vez que genera una profunda reflexión social. Una obra clave en tiempos de ambiciones desmedidas y desesperadas, noticias falsas y pos verdad.

La Mentirita Blanca

por Niki Manzzo

I.

“Uno de los debuts más ingeniosos de éste o cualquier otro año”. Así presentaron a “La Mentirita Blanca” en el Festival de Cine de Miami, certamen en el que ganó el premio a mejor guión.

La historia es simple e inspirada en un hecho real que el director y guionista, Tomás Alzamora, conoció en su ciudad natal: Debido a la falta de acontecimientos en un pequeño y casi vacío pueblo campesino llamado San Carlos, en Ñuble, Edgardo (Rodrigo Salinas) y Vladimir (Ernesto Meléndez), dos periodistas de un diario local al borde de la quiebra, deciden inventar noticias para no perder su única fuente de ingresos.

Las noticias que inventan empiezan a ser cada vez más exageradas y escandalosas, y con ello logran captar la atención de los pueblerinos, ¿acaso una versión rural y en papel del clickbait?

Sin embargo, todo cambia cuando inventan que encontraron marcas extraterrestres en las plantaciones de choclo del fundo de “Pato Rubio”. La noticia los convierte en los reporteros más populares de la región. Pero el asunto se les escapa de las manos y deberán decidir entre seguir mintiendo o contar la verdad y perder todo.

¿Por qué es tan ingeniosa la película? Por el tema que trata. Basta con leer la sinopsis para darse cuenta que la historia en sí ya es potente y poco común. Alzamora ni siquiera recurre a trucos narrativos pos modernos para fragmentar el relato, o para jugar con la cronología de los acontecimientos.

Es una buena historia contada de forma cronológica y a ritmo trepidante, como una buena canción pop que tiene un verso, un puente y un coro y que no necesita de más recursos para llamar la atención. En este punto es importante/interesante decir que Alzamora es también DJ FourD, el hombre a cargo de las tornamesas tras Jonas Sanche y sin duda uno de los directores de videoclips clave en el hecho de que los videos de rap chileno acumulen millones de visitas.

Por eso no está demás la analogía de que la historia va entrelazada, mezclada, con diálogos campesinos y situaciones tan negras y absurdas que parecen sacadas de una película de los hermanos Coen, que han sido citados como influencia por el director, al igual que Tarantino, acaso el director de cine que más veces ha usado la palabra remix o collage para referirse a su forma de crear. La primera media hora llega a sacar músculos de la risa.

II.

Para una película como La Mentirita Blanca, escoger a Rodrigo “Guatón” Salinas como protagonista no era una apuesta tan segura. Pese a ser una figura mediática en la comedia nacional, su nombre se asocia a cintas de risa simplona y guión pobre como “Fuerzas Especiales 2” y “Barrio Universitario”. De hecho, no deben ser pocos los que descartan ver la película -muy equivocadamente- solo por asociarla a esos títulos.

Pero Tomás Alzamora ha dicho en varias oportunidades que desde un principio escribió el guión pensando en el comediante como protagonista. E inesperadamente acertó. Salinas tiene el encanto y la chispa suficiente para encarnar al protagonista Edgardo y convertirlo en un personaje querible desde el primer momento, incluso logrando que se pasen por alto los cabos sueltos que este tiene.

Si hay un gran fuerte de la película y un gran logro de Salinas, es que pese a no tener un especial dominio dramático, su actuación se complementa perfecto con la de los otros actores mucho más experimentados: Catalina Saavedra, Ernesto Meléndez y Daniel Antivilo.

En eso también hay un enorme mérito de la dirección, que logra que se cree una atmósfera con las interacciones entre los personajes, y que la actuación tenga un nivel parejo de calidad. Los diálogos fluyen tan naturalmente que parecen improvisados y no tienen ni una sola pisca de esa sobreactuación tan “Cristián Campos” de las teleseries y películas chilenas.

Catalina Saavedra demuestra una vez más su maestría con la interpretación de la hermana de Salinas, personaje que regala los momentos de humor más negro e incorrectos de la película. Antivilo es sólido a la hora interpretar al dueño del decadente diario “El Esfuerzo”. Su único error, o quizás error del guión, es que pese a que debiese generar rechazo por su ambición desmedida, no deja de parecer un campesino tierno.

Por último el rapero Jonas Sanche sorprende con el rol de un auxiliar casi analfabeto y limitado. Todos funcionan. Pero interactuando entre sí funcionan muchísimo más.

III.

Otro de los puntos altos de la película es su ambientación. San Carlos se pinta como un pueblo rural atrapado en el año 2000. Notable es la ausencia de smartphones, selfies, redes sociales y todo atisbo de modernidad reciente.

La película muestra el drama de un pueblo dejado de lado por el resto del país, y del que se están yendo todos los habitantes. La música western que ambienta la película refuerza la idea de San Carlos como el escenario de una película de Sergio Leone y Clint Eastwood.

Los extras también aportan colorido: el borrachito del pueblo, la señora del pan, la dueña del bar, todos personajes presentes en cualquier pueblo. Pero si hay uno que se roba la película es “El Poroto”, el borrachito del pueblo, candidato seguro a ser el mejor personaje secundario de la cinta y a tener su propio spin off.

IV.

Tras la historia, las actuaciones y las situaciones hilarantes, La Mentirita Blanca tiene un sólido discurso político. La película es una metáfora de la ambición. Los dos periodistas, que en principio mienten solo para salvar su trabajo, terminan sesgados por la fama y notoriedad que les da entregar estas espectaculares noticias. Y el dueño del diario aprovecha todo esto a su favor para cumplir sus propios intereses.

Más que una película sobre las “noticias falsas”, es una película sobre cómo se transa la ética para conseguir fines personales.

Lo más notable, a riesgo de spoiler, es el giro político que da al final la trama. La Mentirita Blanca vale la pena. Sus deficiencias no opacan sus virtudes y es sin duda la comedia chilena más jugada y mejor lograda en mucho tiempo.

La Mentirita Blanca se estrenó este jueves 1 de junio. Revisa horarios y salas acá y/o acá.