Aquí te mostramos la silenciosa rutina que podrás hacer en la pega, arriba de la micro o echado en tu cama este fin de semana.

En un pasado no muy lejano, un ginecólogo estadounidense llamado Arnold Kegel desarrolló en los años cuarenta del siglo pasado una serie de ejercicios para ayudar a aliviar varios problemas de sus pacientes, principalmente la incontinencia. En el proceso de investigar los efectos de los ejercicios, el doctor Kegel descubrió que sus pacientes reportaron llegar al orgasmo con más facilidad, con más frecuencia, y con mayor intensidad. Así nacieron los ejercicios de Kegel y consisten en apretar y luego relajar los músculos del pelvis, además de tener beneficios que mejoran tu salud sexual.

Se cree popularmente que los ejercicios Kegel están diseñados solo para mujeres, pero no, nos equivocamos: los hombres también pueden hacerlos. ¿Ahora estás desesperado por aprender la técnica? Es relativamente sencilla: lo primero es aprender sentir los músculos pélvicos, y en particular el músculo pubocoxígeo. Para saber cuál músculo es tienes que ir a orinar. Mientras está saliendo el pipí, trata de cortar el flujo. Ese músculo que estás apretando es el pubocoxígeo. Es probable que al principio uses otros músculos también, pero con práctica puedes perfeccionar la técnica para apretarlo en aislamiento.

Existen varias rutinas para fortalecer el pubocoxígeo. Primero, una advertencia: no lo trabajes utilizando el técnico de cortar el flujo, ya que si lo haces mucho tiene efectos negativos. Revisé muchas fuentes, desde Cosmopolitan hasta publicaciones médicas, hasta encontrar el mejor método según las ultimas investigaciones científicas. Se llama el método 4-3-2 y es bien sencillo. La idea es hacer cuatro series de tres contracciones cada una. Durante la contracción, mantén el músculo apretado mientras respiras dos veces (aproximadamente 6 segundos); ahí sueltas y respiras dos veces más antes de empezar la siguiente repetición.

Si sigues esta rutina, ya verás los resultados en un periodo de uno a tres meses. Puedes seguir esta rutina en cualquier momento: en la pega, en la micro o en la cama antes de dormir. Y nadie siquiera se dará cuenta.

Los efectos positivos del entrenamiento del músculo pubocoxígeo son múltiples. La ciencia confirma los beneficios sexuales: erecciones más duras y más control sobre la eyaculación para los hombres, más sensibilidad vaginal para las mujeres y orgasmos más largos y intensos para todos. Pero no solo trae bondades en el mundo sexual,  pues ayuda también con la recuperación de la vagina después del trauma del parto, a evitar hemorroides y con el problema de la incontinencia urinaria en ambos sexos.

Ahora, ¿qué están esperando para hacerlos?

Ilustraciones: @jaritajose