El comediante Sebastián Parra lleva años generando contenido sobre el consumo de marihuana. Y quizás los videos que han tenido más éxito son aquellos donde su mamá, una mujer de 59 años, también aparece fumando. Una escena poco convencional que se viraliza rápido y que normaliza el uso recreativo de esta planta y también, la transparencia en estos temas entre madres e hijos. Y aunque no todo es risa, porque Paulina ocupa la cannabis de manera medicinal, ellos dicen que la mota fortalece el vínculo entre ambos.

*Los contenidos son sólo de uso informativo. El consumo es una elección que siempre debe ser informada y por mayores de edad. 

Paulina Beckmann, tecnóloga de alimentos (59), cuenta que recibe un montón de mensajes de otras mamás con dudas en redes sociales: “Oye pero, ¿cómo lo hiciste con tu hijo? A mí me encantaría poder hacerlo”. “Lo primero que les pregunto, entonces, es por la edad de sus hijos (…) Para mí no hubo ninguna regla, solo esperar que salieran del colegio”, dice. 

De hecho, cuando el generador de contenido Sebastián Parra aún no terminaba su etapa escolar, recuerda que su madre tenía unas “plantitas de tomate” que regaba y cuidaba con mucho empeño. Paulina nunca les contó a sus hijos que ella era una consumidora recreativa desde su etapa universitaria, y los mantuvo bastante alejados de la marihuana, por lo menos hasta que tuvieran la edad indicada.

“Los esperaba en la puerta. Cada vez que salían hacía el control de entrada. Hasta el aliento les revisaba”, recuerda Paulina. “Nos revisaba los ojos, e incluso algunas veces decía que los teníamos sospechosamente muy blancos”, agrega Sebastián, y ambos estallan de la risa.

Parra es youtuber, influencer, y también se define como un “activista cannábico”. Tiene más de 400 mil seguidores en Facebook y hace más de siete años que genera contenido humorístico -y a veces no tanto- para diferentes plataformas. Su madre, Paulina, es una constante invitada en sus videos y, como se refleja en esta entrevista, tienen un vínculo muy estrecho. 

En este nuevo 4/20, fecha en el que las comunidades de consumidores de cannabis celebran la existencia de la planta, quisimos saber cómo la marihuana se ha hecho parte de sus vidas, y por supuesto, cómo ha definido  su relación madre-hijo. 

Los hermanos Parra Beckmann con su mamá Paulina, y un cogollo fino de los que disfrutan.

Cuando se vino a Santiago a estudiar comunicación audiovisual, para Sebastián la marihuana era como “el diablo”, dice. Sin embargo, apenas llegó a la capital, en una fiesta con amigos de la universidad, la probó por primera vez (y en mucha cantidad). 

El viaje no salió bien. Sebastián cuenta que se fue en pálida y vomitó, como a muchos les ha pasado cuando consumen por primera vez.  “Después lo volví a intentar en una plaza pegando solo una piteada. Me cagué de la risa y me sentí contento. Lo pasé muy bien y de ahí poco a poco empecé a hacerlo, pero de manera muy muy usual. Con mi hermano Álvaro empezamos a fumar juntos de repente. Y nosotros sabíamos que mi mamá también fumaba, pero no lo hacíamos como familia. Ella todavía tenía ese límite de madre que no le permitía compartir un caño con su hijo”, cuenta. 

Pero para la Navidad de 2015 que pasaron en Talca, su ciudad, los hermanos se hicieron un autoregalo. “Salió el tremendo bong entremedio de los regalos. Mi vieja puso una cara (…) Pero le dijimos ‘ya, es el momento’, y esa noche se rompieron todas las barreras”. 

Aunque Paulina (59) ya sabía que sus hijos consumían, le llamaba especial atención que Sebastián era “mateo” para fumar. “Tenía bolsitas de diferentes razas, era como minucioso, entonces entendí la onda. Y ahí fui probando, porque le robaba”, explica entre risas. 

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Bromean harto con que se sacan la yerba en tus videos. Pero, en la realidad ¿quién le roba a quién?

Sebastián: “Los dos nos robamos (se ríe) Pero en realidad, después de cierto punto, cuando uno ya deja de ser comprador y deja de formar parte de parte del negocio del narcotráfico -que es lo único ilegal en realidad de la marihuana- uno empieza a compartirla de tal manera en la que uno cultiva, le convida al otro (…) Ya se convierte en algo familiar y normal, y recurrente”.

Paulina: “Ahora yo me pregunto: ¿Cuál es la diferencia? ¿Dónde está lo malo de fumarse un caño con tu hijo o de tomarte una cerveza con ellos? Es decir, yo no tomo alcohol. Es solo un minuto de distensión y de risa”.

Cuentan que juntos “fumetean” para hacer actividades de rutina como lavar la loza, ordenar la casa o pintar, y que eliminaron los prejuicios que existen en muchas familias. 

Sebastián: “Muchas veces en la familia existe poca confianza y eso hace que la gente tenga miedo de cómo va a reaccionar mi hijo, mi hija, mi sobrino, mi sobrina. Después de un cierto punto, esa confianza ya se alcanza, y mi vieja sabe que nosotros somos personas que estamos muy enfocadas en lo que nos gusta hacer”.

Paulina: “Y ya son adultos, ¿no?”.

Sebastián: “Aún así, más que con la edad, tiene que ver con la confianza que el padre le tiene a sus hijos”.

Paulina: “De hecho, yo supe que él Álvaro empezó a fumar antes incluso de terminar el colegio, pero en un minuto cuando ya estaba en la universidad lo agarré y tuve una conversación. “¿He bajado mis notas? ¿Estoy haciendo algo mal? ¿Entonces?”, me dijo. Ni siquiera alcancé a decirle “vas por el mal camino”, porque entendí que ellos nunca se desenfocaron del camino de estudiar. Hoy él es ingeniero en minas, Sebastián comunicador audiovisual y Claudia ingeniera comercial. Entonces (con la marihuana) no hay nada penca, sucio, o malvado”.

No todo es risas

Cansado de críticas en sus redes que lo señalaban como drogadicto y que la marihuana era su único tema, en abril del 2021, Sebastián hizo un “video definitivo de la cannabis sativa”, donde -al igual que en la entrevista- relega algunos de los beneficios y/o usos de la planta: materiales de construcción, biodiesel, y también como medicina para enfermedades, un aspecto que lo toca en personal. 

Hace seis años, a Paulina le diagnosticaron fibromialgia, una enfermedad crónica de origen desconocido que provoca dolores musculares, sensación de fátiga, entre otros síntomas. “Lo único que me levantaba era la leche de cannabis. Me permitía distraer mi mente de los dolores que yo tenía y andaba mucho más activa”, cuenta. 

Y a pesar de que, con todo lo que señalan la marihuana podría salvar el mundo, ambos son conscientes de que su ingesta no debe ser abusiva. “Creo que lo más importante (de mi activismo) es incentivar e impulsar el consumo responsable, conocerse a uno mismo como consumidor y jamás permitir que el cannabis te afecte en tu vida personal ni en tu vida profesional”, dice Sebastián.

“La mota no es para todos”, dice el activista. Su madre concuerda diciendo que al elegir no fumar por la información que las personas adquieren, se deja de “estigmatizar” a los que sí lo hacen, como ellos. 

¿Qué ha significado la marihuana en su relación madre-hijo?

Sebastián: “Cuando empezamos a fumetear con mi vieja, de alguna manera -y sin querer sonar tan literal- dejamos de ser madre e hijo y pasamos a ser amigos. Fortalecimos nuestra relación porque empezamos a compartir más, a vernos más como personas que tanto como en esas jerarquías familiares que limitan ciertas interacciones (…) la veo hoy en día como una mujer completa, como una mujer profesional. Tenemos una relación mucho más sana, sincera y honesta. Creo que eso es lo que, de alguna manera, influyó el cannabis en nuestra relación”.

Paulina: “Lo mismo. Ahora son mis amigos y cuando de repente tengo algunos ataques, me peleo con alguien o lloro por algún motivo, se que les puedo contar cualquier cosa. Es un tema de amistad, y de complicidad heavy”. 

Sebastián: “Esa palabra me faltó, complicidad. Y yo creo que va de la mano con toda la información que uno tiene además. Porque si bien mi vieja era entusiasta del cannabis, no teníamos toda la información para hablar de la cannabis medicinal o de su uso industrial. Antes no se hablaba mucho y son aspectos que han ido evolucionando a lo largo de nuestra relación, teniendo en cuenta que hemos conocido todas esas cosas para informarnos entre nosotros, e informar al resto de la gente también, que es lo que intentamos hacer”.