La película de Hayao Miyazaki es un ícono de la animación japonesa, pero además, tocó corazones alrededor del mundo con una historia enternecedora y universal.
Es grande, gordo, gris y con un par de orejas diminutas. Parece un oso o un roedor gigante, también un poco un gato. No sabemos qué es exactamente, pero le gusta dormir, el bosque y volar. Es tan icónico que el mismo estudio que lo creó, Studio Ghibli, lo eligió como su logo, teniendo incluso muchas más producciones en su catálogo, incluso una que se ganó el Oscar. Totoro, el personaje por el que está bautizada una de las películas más famosas de Hayao Miyazaki, Mi vecino Totoro, está de cumpleaños.
Hace 30 años, el 16 de abril de 1988, Studio Ghibli decidió hacer un estreno doble de dos films que se transformarían en clásicos de la animación. La censura japonesa estaba preocupada de estrenar dos películas con una temática de guerra tan clara, porque Mi Vecino Totoro se estrenó simultáneamente junto con La Tumba de las Luciérnagas. Una trata sobre la guerra misma, cuando ya había terminado la Segunda Guerra Mundial y Japón había sido bombardeado por Estados Unidos, y las consecuencias que trajo en dos jóvenes hermanos, la otra sobre dos hermanas con una mamá enferma y un papá que las cuida en el campo, alrededor de la década de 1950, después de que todo seguía siendo complicado en la post guerra.
Mención a parte es lo entrañable de los personajes que no tienen ninguna forma lógica, como el Gatobus, los espíritus blancos con orejas de conejo o el mismo Totoro, que se transformaron en íconos en Japón y en el resto del mundo, y que lanzaron a Studio Ghibli al estrellato internacional.
Escrita y dirigida por Hayao Miyazaki, Mi vecino Totoro cuenta una historia clásica, pero no por eso básica. Satsuki y Mei son dos hermanas que se fueron a vivir al campo con su padre para estar cerca del hospital de su madre enferma, y la película las sigue a ambas cuando descubren que el nuevo hogar y el bosque colindante está lleno de espíritus, muy viejos pero muy buenos también, que llevan a las niñas a conocer un mundo fantástico.
El artista Marco Arias piensa que el éxito de Mi vecino Totoro tiene que ver con explotar una fórmula universal pero siendo fiel a lo oriental: “A nivel de animación, más allá de Totoro, la gracia de Studio Ghibli, y del quehacer japonés hipermeticuloso, es crear son estos sujetos que fueron capaces de crear obras maestras sin tanta parafernalia occidental. La gran gracia de Totoro, para mi, es que se ve una película muy fresca. Cuando me enteré que era del 88, el año que yo nací, me sorprendí mucho, porque si la ves está fácilmente a la par del Rey León o superior, en nivel de animación, de dinámicas, de escenas de acción. El Rey León es del 94 y Totoro anterior, es como una buena canción que no envejece y Totoro anda por ahí“.
“Yo creo que ni siquiera los japoneses de Studio Ghibli se esperaban el éxito de un guión tan sencillo, que en el fondo tiene que ver con una fórmula universal, donde presentas a dos niños o a un niño relacionándose con una bestia a la par. Los japoneses saben mucho de eso. Incluso el argumento de Pokémon es más o menos similar; es como un niño lograr atravesar su adolescencia y su juventud en comunicación con cierta criatura. Tienes por ejemplo El viaje de Shihiro, la Princesa Mononoke y sin duda yo creo que a nivel de historia Totoro marcó una clave, que este era el camino al éxito. Esas películas son como espejos de Totoro, porque en el canon bestia + niño/adolescente es crucial, y puedes hacer los cruces con Pokémon, Digimon y otras que hayamos visto nosotros”.
La infancia de estas dos niñas es un reflejo de aquellos que nacimos antes de la era pre-digital, los que jugamos en la tierra rodeados de árboles, imaginando que son ancianos sabios que vienen a ayudarnos. “Si te fijas la infancia de Satsuki y Mei puede ser fácilmente relacionado a hacer cruces muy sencillos con la infancia de una generación completa, donde la interacción con los juegos con el hermano o los pasatiempos eran mucho más sencillos que ahora estar mirando una tele o el celular. Era fantasear por la casa. Si uno vivió en un entorno rural era interactuar con las criaturas que estaban alrededor tuyo y donde una simple semilla o una hojita como paraguas funciona como algo fundamental para generar entretención“, explicó Marco.
Para Jocelyn Naranjo sirvió para mostrarle a su hija de 8 años que ese mundo existe, lejos del celular y la apps de juegos: “Creo que Mi vecino Totoro es la mezcla entre la realidad y la magia que un niño necesita. Cuando mi hija la vio se dio cuenta que las mamás se enfermaban, por ejemplo. Tiene varios ingredientes que la hacen una película que puede ser para un público adulto y uno infantil, porque las historias tienen la mezcla de esto: el mundo mágico donde todo es posible y el de la realidad, donde cosas malas pueden pasar.”
“La historia no es épica, no es nadie salvando al mundo. Son dos niñas y su papá que las cuida (y las puede cuidar, no se le cae un brazo por hacerse cargo solo de las hijas), una mamá ausente porque está enferma, un cambio de casa y el enfrentarse a lo desconocido. Las niñas se arman un mundo de fantasía porque necesitan explicarse lo nuevo que las rodea y ahí está la magia.”, dijo Jocelyn.
Muchas de las películas de Studio Ghibli, en contraste con las de Disney, tienen a protagonistas mujeres que recorren un camino para encontrarse a sí mismas y no el beso de un hombre desconocido: ” Me gusta que en Ghibli los personajes femeninos existen de manera autónoma, pero su existencia (aunque sea protagónica) no hace que los personajes masculinos parezcan menos capaces o menos valientes. Siento que muestran de alguna forma la complejidad de las personas con sus temores, alegrías, frustraciones y también con su valentía. Las chicas en Ghibli son valientes, pero no por eso se convierten en un estereotipo masculinizado de la valentía, que es lo que la tradición occidental ha hecho con las mujeres que son valientes; tienen sus complejidades emotivas, intelectuales, o son completamente normales, de cualquier edad y tienen intereses y preocupaciones”.