En agosto del 2021, el movimiento político y religioso tomó el poder gubernamental del país. Imágenes de personas colgándose de alas de aviones mientras estos despegaban marcaron la agenda noticiosa, pero un año después, hay un grupo de habitantes que vive las consecuencias: niñas y mujeres.

Cuando los talibanes comenzaron a ocupar parte del territorio de Afganistán durante agosto del año pasado, activistas de los derechos de las mujeres levantaron la alerta por lo que significaba esto para las habitantes del país. Doce meses después, cuando los talibanes ya se encuentran instalados en cada facción estatal, es posible ver los efectos que el régimen tiene sobre niñas y mujeres.

Un artículo publicado por BBC Mundo apunta que lo primero que se nota al llegar a Kabul, capital del país, son las mujeres vestidas con pañuelos y capas, que hacen trabajo administrativo en el aeropuerto. 

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Ellas han logrado mantenerse ahí, pero para otras la suerte no es la misma. Algunas afganas han denunciado que fueron enviadas a sus casas apenas se instalaron los talibanes y que ellos les dijeron que los hombres de sus familias las reemplazaran en sus labores.

Bajo el anonimato para proteger su identidad, una mujer asegura que peleó durante 17 años para obtener su puesto de trabajo y terminar sus estudios de maestría, sin embargo, hoy siente que está de vuelta en el punto de inicio.

Algunas forman parte de Mujeres líderes de Afganistán, un grupo de mensajería en el que comparten sus frustraciones sobre las nuevas reglas para desarrollarse a nivel laboral. Los únicos espacios en los que se acostumbra ver a mujeres trabajando son hospitales, colegios y lugares que necesitan seguridad, como aeropuertos.

En el caso de las niñas, las escuelas secundarias fueron cerradas por orden de los clérigos ultraconservadores de los talibanes. Esta decisión fue vista con resistencia dentro del mismo movimiento, e incluso algunos han pedido que se vuelvan a abrir. 

Sohaila es una de las niñas que dejó de ir al colegio debido al cierre del suyo y lo recuerda con tristeza, ya que estaba a punto de graduarse: “Estoy en el grado 12. Si no me gradúo no puedo ir a la universidad”. 

Hace unos días, Unicef denunció que el costo económico de esta decisión puede llegar a costarle hasta 5.400 millones de dólares al país. Frente a esto, los talibanes prometieron reabrir las escuelas para mujeres entre 12 y 18 años, sin embargo, llegado el momento, dieron marcha atrás y no han entregado señales de una pronta apertura.