Ya sea para contrarestar el efecto adormecedor del popper o para impresionar a una señorita, estos muchachos nos contaron unas historias bien alocadas.
La disfunción eréctil ya no es un problema de cincuentones. De hecho, nunca lo fue. Veinteañeros, inmersos en una sociedad mucho más abierta que en el pasado, están consumiendo la pastilla mágica para potenciar su vida sexual y de paso satisfacer a su pareja. Mucha gente consume medicamentos sin el conocimiento previo de cuales son sus efectos y los riesgos que pueden traer consumirlos. La dependencia y problemas cardiacos, son trastornos que tu cuerpo nunca había conocido antes son algunas de las consecuencias que traen el uso no responsable.
En Chile, actualmente estas pastillas se comercializan bajo tres nombres: Viagra (sildenafil), Levitra (vardenafil) y Cialis (tadalafilo). Farmacias comerciales las venden sin recetas médicas (en Dr. Simi y alternativas las tienen por menos de $2.000 cada pastilla). Entrar a debatir el por qué la consumes y cómo llegaste a ella, es netamente personal. Cabe mencionar que no es recomendable que los jóvenes lo consuman, ni mucho menos combinarla con alcohol, ya que es un vasodilatador que libera una sustancia que incrementa el flujo sanguíneo para ayudar a la erección. Mezclado con alcohol, produce trastornos que tu cuerpo no está acostumbrado a lidiar y empezarás a alterar tu cuerpo con sensaciones que nunca habías sentido. La cosa puede terminar tan mal que hasta ataques al corazón se han registrado.
Te dejamos con tres testimonios para que te hagas una idea.
Gustavo, 28 años.
“Conocí a un tipo en una maricoteca de Santiago, agarramos un rato y nos fuimos a su departamento. Cuando llegamos, nos dispusimos a tirar, pero después de unos intentos no lográbamos concretar la penetración, así que se puso a buscar lubricante. Buscó mucho y encontró sólo un poco en un tubo que no sirvió de mucho. También apareció una tira de viagras. Él se tomó uno y me ofreció. Yo, virgen en el tema, no sabía qué era y para qué, y me explicó que le ayudaba en la dilatación y calentura, además de la erección, que era lo típico. Yo tenía entendido que era sólo para la erección -y como yo no estaba teniendo problemas con eso-, le dije que ‘no, gracias’. Creo que no sirvió mucho, porque luego de varios intentos nos dimos por vencidos y nos entretuvimos en otras cosas, hasta acabar y quedarnos dormidos”.
Felipe, 31.
“Lo primero que pasa es que te juntas con unos amigos y dices muy normalmente ‘cabros, hoy tengo una cita con una chiquilla y es la primera salida con onda’. Entre los varios consejos hay uno que te queda dando vueltas, que es ‘perro, tómate un viagra y quedarás como rey… a la mina la vas a dejar loca’.
Después de salir a bailar a una discoteque del sector acomodado, tomarse un aperitivo y tres piscolas, es cuando me cuestioné: estoy medio curado, ¿me hará efecto esto? Antes de irme del carrete, fui al baño, tomé un poco de agüita y me lo tomé. La primera media hora no sentí nada. Al llegar a mi departamento empezamos con los típicos cariñitos y aparece la magia. Después del primer coito, seguí dándole hasta que la mina tuviera un orgasmo. Pero después de hacerlo me nació la siguiente pregunta: ¿Y cuanto dura el efecto? Igual no es como todos piensan, que quedas duro como roca y le das hasta que te duela. Obviamente hay intervalos en que si no te estimulan, quedas como a la mitad (entre medio parado y medio flácido). Si te estimulan nuevamente, tu pene se activa con más facilidad y en menor tiempo que lo normal. Al final, lo único incómodo es que andas como a medio filo todo el rato. Dura como 12 horas la pastilla de 100 miligramos. No es para nada una experiencia negativa, así que creo que como joven hay que atreverse a probar el viagra“.
Martín, 25 años.
“Usé Viagra por primera vez cuando me junté con alguien un poco más mayor, ya que él tenía 36. Cuando entré a su departamento me dijo: ‘te quiero invitar a probar el sextasis’. Le puse cara de WTF y me cagué de la risa. Me contó que es una mezcla muy común en España; si tomamos éxtasis y viagra al mismo tiempo es la mezcla perfecta.
Él era bien kinky, le gustaba vestirse de futbolista para tener sexo y a mi eso me calentaba mucho. Al final le dije que si, total soy un cabro sano dije, pero el éxtasis me lo tomaba entero y el viagra a la mitad. Estuvo tan divertido que ahora lo uso de vez en cuando los días de resaca y cuando he aspirado mucha cocaína la noche anterior, cuando mi pene no está funcionando como yo quisiera.
En Chile, los hombres a veces culpamos a cualquier cosa cuando no se te para: el McDonalds que te comiste en la noche, el tapíz del sillón, el copete. Pero a veces cuando no sirve tu pene y andas caliente, es ahí cuando sirve. Aparte, es barato. El popper hace el efecto contrario de bajartela. Entonces cuando quiero tener una noche con todos los estímulos, ya sea alcohol, coca y popper, a veces lo mezclo con viagra para irme a la segura, saber que voy a rendir. Sé que es una mezcla peligrosa y que quizás me estoy haciendo daño al corazón, pero no lo hago tan seguido”.